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Al lunes siguiente llegó devuelta la rutina. La Universidad.

Iba con Lauren por los pasillos hasta llegar a la clase y nos soltamos. Cuando divisé la gente mis ojos se abrieron al ver a Rebeca en silla de ruedas. ¿Qué demonios le ha pasado para estar así? Tragué saliva. Intenté llevar esos pensamientos a lo más profundo de mi cerebro y me fui a mi sitio al final de la clase, pero pude notar su mirada en mi volteándose cuando pasé por su lado aunque al principio no me haya visto entrar.

-No nos ha contado nada sobre Rebeca de la charla del viernes. -Leo dijo subiendo y bajando las cejas vuelto hacia mi en la silla incómoda.

-Amargada. -Le expliqué.

Rieron Zac y Leo.

-Vale. ¿Y...? ¿Habéis quedado? -Preguntó Zac realmente interesado.

-Sí hubieran quedado ya nos lo habría dicho. -Este fue Leo.

-¿Cómo me voy a acostar con una chica como está ella? -Preguntó para que vieran lo obvio.

-Tienes razón. Pero aún así no se le quita lo buena que esta... Tiene unas tetas... -Rodó los ojos Leo en forma de placer.

-Y un culo... -Sonrió pícaro Zac.

No les hice caso y me sumí en mis pensamientos.

Pasó así dos semanas de la estancia de Rebeca Lima (sí, ese es su apellido por los que no se acordaban) y no hablé más con ella pero cada vez que nuestras miradas se cruzaban me echaba una mirada de desprecio. Estúpida. Al menos ya era principio de febrero a martes.

Iba por los pasillos de la universidad para salir porque ya terminó mi día aquí cuando la vi. Descubrí que si es asocial pero la voy a llamar nerd. No tiene amigos y no habla con nadie, solo con el chico gay pero entablan muy pocas palabras. Pues el panorama era: Rebeca estaba con su muleta en su taquilla y queriendo meter libros en esta pero se le había caído uno al suelo y luego otro y otro y el estuche. Pobre. Qué se joda.

La escuché maldecí. Rodé los ojos. No se podía agachar pero en ese instante apareció un chico (nerd supongo) con pelo castaño, ojos pequeños, mandíbula marcada y bajito para ser un chico por no decir que Rebeca era más alta. El gilipollas empezó a ayudarla y ella se mantuvo fría pero sonriendo. Rodé otra vez los ojos, el tío cogió un libro y el estuche y de la nada (sin echarle cuenta a toda la gente que había) me encontraba ahí dando un fuerte manotazo a las taquillas para que se dieran cuenta de mi presencia. Ellos se asustaron. Sonreí.

-¿Qué haces? -Dije queriendo parecer molesto y funcionó pues soy buen actor.

-Ayudarla. -Titubeó el chico.

-Vete, Jason. -Dijo entredientes Beca.

-No me voy a ir.

Cogió sus cosas de las manos del tonto y las guardó en la taquilla. Me miró y aparté mi mirada llevándola a la gente que... nos estaban mirando. Obvio. Me agaché y recogí YO sus otras cosas que no le habían recogido.

-Ahora vete. -Le espeté con asco al nerd.

Por algún motivo quería que ese pringado estuviera lejos de Rebeca.

-Que no se va a ir joder. -La irritación en la voz de Beca era notable.

-Contigo no estoy hablando, simpática.

-Estábamos bien antes de que llegaras... -Dijo el nerd pero le interrumpí:

-Me da igual, ahora voy a estar yo con ella. -Le hice al enano un gesto con la cabeza para que se fuera.

No me impide/ TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora