Me llamo Jason Wilde, tengo 23 años y estudio fotográfia en una universidad de Washington. Me conocen porque soy sexy, caliente, guapo, mujeriego y porque siempre consigo lo que quiero. Mi carácter es fuerte y la gente no se pasa conmigo porque sabe...
Tengo una pregunta: ¿cómo se llama este chico? (es actor)
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¡Mi problema es que guardo fotos de famosos y luego no recuerdo su nombre! Uf, ya me pasó una vez pero recordé el nombre pero esta vez... me temo que no.
¡Y si mañana tengo un hueco para escribir, editaré este capítulo! (segundo de bachillerato me tiene loca 🔫)
REBECA.
Después de ese calentón, seguimos ordenando y doblando (aunque Jason no doblaba al igual que yo, no estoy diciendo que lo hiciera mal). Mi maleta iba un poco más llena ya que he comprado aquí cosas.
Empezamos a comer a las tres y cuarto así.
[...]
-¿Qué película te gustaría ver? ¿Una antigua?
Ya estaba en su casa.
-Me gustan muchos las películas que tienen un significado, quiero decir, las películas que son basados en hechos reales.
-¿Me estás hablando de Titanic?
-¡No! -le digo.
-¿Lo imposible?
-Oh, Dios, esa película... lloro mucho cada vez que la veo. No, no... -niego encogiéndome en la esquina del sofá que está enfrente de la tele.
Jason está en el otro extremo del sofá con las piernas en el él.
-¿Te gusta Hasta el último hombre? Esa la tengo, a mi madre también le gusta ese rollo como a ti.
-¡Oh sí, esa sí! -exclamo feliz, doy palmadas.
Jason busca la película en disco duro.
Nos hicimos un paquete de palomitas repartidos en dos cuencos.
Empezó a salir la música esa presentando quien produce.
-No muerdo, Rebeca.
Lo miro y está atento a la película.
Enarco una ceja. No sé a qué se refiere.
-Tampoco tengo ninguna enfermedad. -hace una pausa y me mira. Qué guapo está pelado. Sus ojos verdes son... Sus labios... Su nariz... -Acércate a mí, anda.
Subo las dos cejas.
-¿Me acerco yo? -pregunta.
Gateo como puedo por el sofá y él abre un brazo para pasarlo por mi espalda y caer en mi abdomen, me acomodo y escucho que huele mi pelo al rozar su nariz conmigo. Me estrecha a él.
Y juro que no tenía sueño y que me gusta esa película, pero los brazos de Jason son como una almohada para mi que caí rendida de sueño.
