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REBECA.

—¿Te puedo hacer una pregunta, Rebeca? 

—Sí, Zac.

Esta era la segunda semana que Zac venía a mi casa para limpiarla. Aunque quedamos en no venir todos los días, obvio.

—¿Qué tramais Ally y tú con Chris? No me creo que tengas hermanos y que se llame uno así. Mucha coincidencia.

—No tramamos nada. —dije sentándome en mi sofá donde ya estaba Zac, le di un vaso con refresco. —Y sí, tengo hermanos. El más chico se llama así que es menor que yo. —lo cierto que ese hermano mío se llama Simon.

—Bueno, en verdad no sé porqué tanta importancia, si dice Jason que si los tenías odiando a Chris, es verdad lo que dice. Supongo que no lo podíamos creer en ese momento.

—Puede.

Dejamos ese tema de lado, era algo incómodo y llegamos al tema de por qué se ha dejado el pelo largo, si.

—De chico lo tenía corto y más rizado. Parecía un brócoli. —reí, sólo de imaginármelo de pequeño corriendo con su ricitos por los pasillos de su casa es algo cómico. —A los diez así empecé a dejármelo más largo porque yo quería, mi madre estaba totalmente desacuerdo. Y a los quince... Me retaron a...

—Cortártelo. —terminé la frase por él y se le formó una sonrisa.

—Exacto, a cortármelo. En esos tiempos ya lo tenía crecidito como ahora. —Se tocó unos de los mechones más rizados que tenía. Ahora son rizos flojos.  —Y luego pues me lo fui dejando largo y sólo me corto las puntas.

—¿Y Leo?

—A Leo le gusta su pelo así, dice que así llama la atención de más chicas.

—Apuesto a que dentro de ti también es por eso. —lo señalé con un dedo y reímos.

—Apuesto a que lo consigo. —dijo mirándome y luego quitó la mirada con una sonrisa. Yo, me sonrojé.

....

—Nos vemos mañana. —dijo de manera muy dulce. Nos estábamos despidiendo.

Lo bueno de todo (pillar el sarcasmo) es que con Zac (como he dicho ya) me sentía yo, como que no tenía problemas al decir o al hacer algo mal porque él no se reiría de mi. No decía cosas feas, bueno..., todo el mundo o casi el pleno de la población, las dice. ¿Por qué me gustaría estar con él en mi futuro de la manera que sea pero tenerlo a mi lado? Es una cuestión que todavía no tenía respuesta.

Volviendo al presente, le respondí con un asentamiento de cabeza.

Miré el cielo que estaba de un tono rojizo hermoso, casi llegando a la noche.

—Rebeca, yo creo que ya... —se acercó a mi y yo estaba aguantando la puerta para que no se cerrara, con mi espalda y culo un poco adentro de mi casa. Lo miré a los ojos y sé lo que venía. Su cara reflejaba tranquiladad, relajación. —...que ya es hora.

Fue acortando la distancia y colocó la mano derecha en mi cuello para así levantar mi cabeza y pegar nuestros labios varios segundos. Al despegarnos miré sus labios buscando lo que le faltaba al beso, algo. Subí mi mirada poco a poco y me examinaba.

—Necesitaba hacerlo, me moría de ganas. —confesó y la sonrisa que puse tembló. —Te veo mañana, Rebeca.

—Claro. —ya estamos con los claros como respuesta para Zac.

Cerré la puerta me recargué sobre ella y pensé. Solté aire que estaba reteniendo.

Puede que suene cruel, egoísta, de imbécil, pero me arrepiento haber venido aquí, América. Allí en Seattle sólo tenía un problema: Scott. Aquí tengo muchos: Zac, Jason, Lauren y su trupe, Ally y vivir sola.

No me impide/ TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora