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Jason ⬆⬆

REBECA.

—¡Llegué! —exclamó David al abrir la puerta. Al ver que en mi casa estaba Jason, su cara feliz se convirtió en una de "no me lo creo", su boca formó una o.

Miré a Jason. Su cara era de alivio.

—¿Este es? —preguntó Jason con una mueca.

—Jason, no. La anciana a lo mejor me confundió con muchas de las más personas que viven por esta calle.

—Bueno supongo que ya me tengo que ir. —dijo molesto y caminó hacia mi, me cogió mi mentón y me lo hizo girar despacio para plantar un beso en mi mejilla derecha. Ni siquiera miró a mi compañero y amigo al irse.

Le hice una ademán de que pasara a David y cerré la puerta.

—Cuéntame del principio. —me señaló acusándome.

—A la primera fiesta que fui era porque Zac limpiaría mi casa durante dos o tres semanas. Y bueno ayer... —me puse nerviosa, no sabía por donde mirar. —Me dio un beso en mis labios.

—¿Y cómo fue? ¿Qué sentiste? —cuestionó emocionado.

—Es que... fue tan poco tiempo que apenas lo sentí, ¿sabes? Pero le faltaba algo... Algo que dijera yo "quiero besarlo de verdad" o algo por el estilo. No sé y...

—Algo como "he sentido en el estómago demasiadas maripositas"

—Sí, supongo que es eso... y me sentí mal por no sentir lo correcto. —suspiré. — Hoy, Jason me persiguió y empezó a hablar con una vecina mía (creo), y ella dice "si yo os vi besandoos". Yo pensé que cómo nos vio si era casi de noche. Total, llegando al final, Jason no sé cuántas veces me preguntó que con quién me había besado.

—Primero, no tienes la culpa de no sentir algo por Zac, no puedes esforzar tus sentimientos a que nazcan o crezcan. Segundo, Jason es gilipollas en todos los aspectos. Tercero, está terriblemente celoso. Y cuarto y último, creo que no sentiste nada con Zac porque lo sientes por otra persona.

Sé a lo que se refiere con lo último. Esa persona es Jason. Y me atemoriza.

—Y...bueno, nunca lo hemos hablado, Rebeca pero ¿estás con alguien y él está en tu ciudad natal? 

Sí, le conté a David que vivo en Seattle.

—No.

—Entonces no sé quién puede ser la persona por la que sientes algo. —dijo de forma rara y con un poco de sarcasmo.

—¿Y si no es por nadie? —pregunté-supliqué.

—Amiga... Zac es muy caliente como para no gustarle a alguien. —se me olvidó por un momento que le gustaban los chicos. —Es Jason. Se nota al lejos, Rebeca.

—¿Jason qué?

—Te gusta Jason.

—Y ¿cómo puedo a no hacerlo?

—Al igual que no puedes forzar a tener sentimientos por alguien, no puedes presionar u obligar a que desaparezcan. 

—No quiero que me guste, es un error, una de las cosas que tenía prohibido a que me pasara al venir aquí a estudiar.

—Las cosas prohibidas son más tentadoras.

Tiene razón. Al igual que el que "queremos lo que no tenemos".

Cuando se fue David, hice lo mismo de siempre. Me duché, luego cené y después de ver un rato la televisión decidí llamar a mi madre. Hablé con mi padre y seguía igual de serio y protector con su cuestionario de preguntas sobre chicos, luego hablé con Simon (mi hermano pequeño de diecisiete años). Llamé a mi mejor amiga, Selena, ella se quedó estudiando en Seattle en una empresa de su padre o algo por el estilo.

No me impide/ TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora