REBECA.—No... —de mi boca sale un jadeo. — no vamos a seguir.
Nos despegamos.
Veo su nuez cómo se mueve.
Inspira y me suelta completamente.
Se frota los ojos.
—¿Entonces esa es tu respuesta?
—¿A qué?
Mis cejas se fruncen confusa.
—A quererte casar conmigo.
Cierro mis ojos.
—No lo haré. ¿Estás loco, Jason? ¿Desde cuándo te gusta la idea de casarte?
Se da la vuelta y camina hasta la cama, se gira para verme.
—Desde que sé que te quiero para siempre.
Voy a contestarle, pero me detiene.
—Tu padre no te deja estar conmigo porque me ve como un gran cabrón, aunque esté en lo cierto. No quiere que te hagan daño, sufras o lastime, y yo no pienso hacerte nada de eso.
—Te cansarás de mí.
—No, porque te necesito. Me conoces tan bien, me haces ser inconscientemente un buen hombre que merezca estar a tu lado. Tú eres...
Evito mirarle. No quiero llorar.
—No seas así de dura contigo, Rebeca.
Oigo sus pasos, me coge de forma suave las manos. Trago saliva y me sorbo los mocos.
—Ya has pasado bastante como para que ahora tu padre te diga lo que tienes que hacer con tu vida. Tienes derecho de ser libre, de expresarte, de enamorarte.
—Jason... Mi padre quiere lo mejor para mí.
—Y yo no soy lo mejor para tí.
—No, sí, no... Sí. ¡Oh dios!
Me atrevo a mirarle, él lo hace conmigo con sufrimiento.
—Él... él no me dejaba después del accidente de coche, quedarme aquí, en mi casa. Me puso una condición. —me pauso. —No tener novio. —parpadea cuando digo esa palabra y sonríe, creo que inconsciente de que lo hace. ¿Nos imagina estando juntos? —No tener amigos-hombres nuevos, y me dejaría estar aquí. No tendría un lugar, no sé dónde estaría. No pensaba que me pasaría esto cuando fuera a Washington.
Mis manos se van a su pecho soltándose de su agarre y agacho la cabeza.
—Rebeca, no puede prohibirte de esas cosas, y más en estos tiempos. Debe progresar y debe aceptar que tú eres adulta y responsable.
—Me han regalado un apartamento por mi cumpleaños.
Dejo de tocarlo, eso me martillea.
—Él no sabrá qué haces allí o quién llevas ahí, Beca.
Sonrío pensando en tantas cosas... con él. Solo de imaginarlo, los vellos se ne erizan.
Me muerdo los labios.
Escucho que se ríe.
El ruido de la puerta nos pone en alerta.
Mi padre viene a paso ligero.
Me pongo delante de Jason. Es capaz de pegarle.
—La puerta abierta.
Me sorprende lo que dice, aunque sea propio de él. Pensé que diría algo hiriente hacia Jason.
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No me impide/ Terminada
Teen FictionMe llamo Jason Wilde, tengo 23 años y estudio fotográfia en una universidad de Washington. Me conocen porque soy sexy, caliente, guapo, mujeriego y porque siempre consigo lo que quiero. Mi carácter es fuerte y la gente no se pasa conmigo porque sabe...