No me impide/ Terminada

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Rebeca ⬆⬆

JASON.

—¡No me lo puedo creer, Jason! —me chilló demasiado fuerte también para poderla oír por encima de la música. —¡Eres un guarro, un cerdo!

—¿Qué he hecho ahora? —dije sin ánimos.

Yo soy bipolar, pero ella también. Esta mañana se fue enfadada de la enfermería y ahora viene a por mi. Replicándote cosas, Jason, no porque quiera pasar tiempo contigo. Bueno, pero ha venido así que calla, consciencia.

—¡¿Que qué has hecho ahora, Jason?! ¡Has hecho un trío! —mis labios formaban una línea recta y cerré mis ojos. Tenía ganas de reírme. —¡Te he visto... bueno, te ha visto David! ¡Eso es asqueroso! ¡¿C-cómo te atreves a hacer eso?!

Suspiré, miré hacia atrás suya y ví a sus amigos gays mirándonos y luego fijé mis ojos en su cara.

—No he hecho un trío.

—¡No seas mentiroso!

¿Por qué me sigue gritando? Ah si, está borracha y no sabe lo que hace.

Apareció por mi derecha una melena rubia con rizos. Leo.

—¿Qué pasa chic...?

—No he hecho un trío, Beca. —interrumpí a mi amigo.

—¿Lo has hecho, pillín? —me codeó Leo. No ayudas, Leo.

—Encima me dices Beca. ¡No me gusta Beca! ¡Explícame por qué has hecho un trío!

Ahora no lo he hecho, pero a lo largo de mi vida sí y eso no le incumbe.

—¡Que no lo he hecho! ¡Esto es estúpido, Rebeca! ¡Vienes diciéndome qué he de hacer! ¡¿Que no puedo hacer un trío?! Vas mal.

—¿Lo has hecho, Jason? —mi amigo cuestionó.

—¡Que no! —le respondí a Leo estresándome. Me dirigí a Beca. —Seguro que tu amigo David me vio con un tío y una tía.

—Al menos no fue dos tías...

—¿Celosa, Lima? —cuestioné.

—No.

—Eso es un sí. —me susurró Leo en el oído.

—Tu amigo me vio con el dueño de la casa y, por lo que yo he podido comprobar y ver, su novia. —lo último se lo dije más que nada a Leo porque Leon con novia es lo nunca visto.

—Leo, ¿está diciendo la verdad? —le preguntó Rebeca a este rubio. Asintió. Beca se relamió los labios para luego entreabrirlos, pero, encambio de palabras salió aire.

—Te creo. — rió tímida. Pero de tímida y una mierda. Se abalanzó hacia mi poniendo sus brazos donde ante estuvo los de Lauren y la tuve que agarrar. Su nariz estaba pegada a la mía. — Yo... —tragó saliva.

—Beca tienes que bajart...

Sus labios se fueron a mi cuello y dejando besos húmedos al igual que hizo Lauren (otra vez), pero estos me gustaban mucho más. Al llegar por mi mandíbula recién afeitada pasó su lengua, bufé.

—Rebeca para.

—No.

Baja de la nube, Jason.

La puse en tierra. Hizo un puchero.

Me giré hacia Leo. Estaba sonriendo. Cabrón, ha disfrutado.

—La voy a llevar a su casa, parece una niña de quince años. —Leo rió. Mal pensado. —En este estado la pueden hasta violar. —aclaré.

—¿Crees que se negaría?