Painful Memories (Saga Deep #1)

Capítulo III

Capítulo 3 ~ Libraries & Makeup

Noelle y yo estamos comiendo su ensalada cesar y debo admitir que está delicioso. Ella me cuenta sobre su vida, resulta que es una diseñadora de interiores y exteriores, eso explica las muy hermosas decoraciones de la casa, incluyendo mi cuarto. Insiste en que puedo llamarla mamá si gusto, pero niego con la cabeza divertida cada vez que lo menciona.

—Oye, tengo una madre en Miami, creo que sólo te diré Noelle —le aclaro y ella asiente tristemente, pero recupera su emoción en unos segundos y continúa contándome sobre su familia francesa con mucho dinero o que habla francés e inglés con fluidez, aunque no me interesa nada de lo que está diciendo.

El reloj marca las ocho y mi estómago se estruja de emoción. Puedo odiarlo todo lo que quiera, pero es mi padre y nunca dejará de serlo. Sé que muy dentro de mí lo quiero mucho. A las ocho treinta exactamente, la puerta principal se abre y yo me levanto del sofá emocionada, pero no es mi padre quien cierra la puerta, sino Ethan. Ruedo los ojos y vuelvo al sofá y a mi café con leche. Noelle me había ofrecido té, pero odio el té. Ethan me saluda alegremente, como siempre es él. Le hago un gesto aburrido con la mano y sigo bebiendo.

Los minutos pasan y por un momento pienso en que mi padre no vendrá. Que me decepcionará como siempre hace. El odio dentro de mí comienza a alimentarse y a crecer, ocupando gran parte de mi humor. Jugueteo con la taza entre mis dedos cuando la puerta principal vuelve a abrirse.

—¡Llegué! —grita y sé inmediatamente que es él. No ha cambiado nada. El odio se desvanece rápidamente y salto sobre él en el instante en que puedo levantarme. No puedo creer que esté aquí. Después de todos estos años. ¿Cómo fui tan estúpida cómo para no visitarlo?— ¿Cook? —pregunta, alejándome un poco—. ¿Llegabas hoy?

¿QUÉ? ¿Habla enserio? ¿Yo tan emocionada y él ni siquiera sabía que yo llegaba hoy? Frunzo el ceño hacia él. ¿Lo ven? ¿Me entienden ahora?

—Sí —contesto secamente y lo suelto, pero él ignora mi cambio de humor, tomándome por sorpresa en un nuevo abrazo.

—Que bueno que viniste, por un momento pensé que no lo harías.

—Te extrañaba —miento. Bueno, no es una total mentira, pero no es esa la razón por la cual he venido.

—También yo. ¿Cómo fue el viaje? —pregunta.

—Bien —contesto—. Algo aburrido, porque no pude usar mi Ipod para escuchar música —murmuro con recelo y él ríe.

—Me parece perfecto. Podrías matarte y yo mataría al responsable de la aerolínea si eso pasara —ambos reímos, aunque yo frunzo el ceño, divertida. Mierda, realmente lo extrañaba—. Tengo una sorpresa para ti —sonríe y toma mi mano para guiarme hacia la escalera. Pero no subimos, sino que seguimos de largo hacia un pasillo muy parecido al que estuve más temprano con Noelle hoy. Nos detenemos en la última puerta y las ansias crecen en mí. Me sonríe ansiosamente, midiendo mi humor y abre la puerta.

Oh. Mi. Dios.

Una biblioteca. Sí, eso es. Una biblioteca tan grande como mi habitación, repleta de libros y en la pared frente a la puerta hay una ventana con una hermosa vista al patio trasero, con un hermoso silloncito —por lo que veo muy cómodo— en el que sentarme para leer. Oh, vaya.

—Tu madre me dijo que te gustaba leer. Supuse esto un buen regalo para ti —sonríe.

—Sí —murmuro—. Gracias —lo abrazo y él me presiona contra sí mismo.

—¡Yo elegí la decoración! —escucho el chillido de Noelle detrás de nosotros, acercándose. Levanto la mirada y allí está, observándonos sonriente—. ¿No quedó hermoso? —chilla emocionada.