Capítulo XXVIII

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Capítulo 28 ~ Stay With Me.

De todas las cosas que hubiera predicho que podrían ocurrir, esta no estaba ni siquiera en los borradores. Si antes me encontraba molesta, entonces ahora estoy completamente desquiciada. Siento un nudo en mi garganta y no estoy segura si es por la furia que siento ahora mismo o debido a que quiero llorar.

—¿Irte? —mi voz es un pequeño hilo de ondas sonoras que casi no tiene lugar en el espacio. Es tan delicado y fúnebre que parece querer romperse. Y está por hacerlo.

Me siento arrepentida de lo que dije justo antes de que él me confesara aquél detalle, pero también estoy tan furiosa que podría romper cada ventana de esta casa. Es como si estuviera en una cuerda floja, sosteniendo una vara que me ayuda a mantener el equilibrio, pero también me complica más el trayecto. En un lado de la vara está mi orgullo, gordo y pesado, casi insoportable; y en el otro está Ethan, diciéndome que se irá para siempre.

—¿Te irás? ¿Así nada más? —levanto la mirada y lo observo. Siento cómo mi nariz comienza a arder y el ardor corre hasta mis ojos. No voy a llorar. ¡No voy a llorar!

—Debo irme, tengo que protegerte y…

—¡Protegerme! —estallo. Me levanto de la silla en la que me encuentro y lo encaro, utilizando toda la furia que tengo acumulada—. ¿Esa es la excusa que usarás para todo, Ethan? ¡Protegerme! ¿De qué demonios tienes que protegerme? ¡Dímelo!

Y las lágrimas también estallan. El rostro de Ethan se aflige inmediatamente, como si yo estuviera ensartándole un cuchillo cada vez que una palabra sale de mi boca. En un movimiento rápido sus manos toman mi rostro como prisionero y me besa. El beso expresa tantos sentimientos juntos que apenas tengo tiempo para registrarlos. Sin embargo, dura apenas dos segundos: decido que no me rendiré ante la tentación, no sin antes pelear con ella.

—¡No me beses! —paso mi mano por mi boca en una expresión de asco—. ¡No lo hagas! ¡Ya no más, Ethan! ¡Me lastimas cada vez que lo haces! ¡Me besas y me dices que me aleje de ti! ¡Me besas y me dices que no puedes enamorarte! ¡¿Y ahora me besas y te vas?! ¡No más!

—¡No quiero lastimarte! ¡Quiero protegerte, es todo! —grita también. Parece frustrado y cansado. Si él se encuentra de esa forma, ¿cómo estoy yo entonces?

Las lágrimas son cada vez más fuertes y entonces estoy furiosa. La impotencia es la principal de mis emociones y entonces lloro con más intensidad. El nudo de mi garganta ahora parece una roca dura y enorme, que al parecer está decidida a quedarse allí por mucho tiempo.

—¡Pues vete! —grito—. ¡Anda! ¡Largo!

Ethan está estático, mirándome todo el tiempo. Alza sus manos a su cabeza y revuelve su cabello con impotencia. Está perdido, ambos lo estamos.

—No quiero irme, Lie. No así.

—¿Qué esperabas? ¿Qué yo diría “oh, claro, vete y vuelve cuando quieras, amor, aquí estaré, esperándote”? ¿De verdad lo creíste?

—Sólo quería despedirme de ti, ¿está bien? —él da un paso en mi dirección y yo hago lo mismo: lejos de él.

—No te acerques —advierto, colocando ambas manos entre nosotros como si fueran una barrera, una protección.

Sus manos vuelven a su cabello con desesperación y gira sobre sí mismo para alejarse de mí y volver.

Unos minutos pasan hasta que él vuelve a hablar. Para ese momento me he relajado sólo un poco, quizá ahora reconsidere lo de arrojarle todo lo que tenga a mano hasta lograr sacarlo de la casa.

Painful Memories (Saga Deep #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora