Capítulo XIX

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Capítulo 19 ~ I don’t want a car, I want your attention. (Maratón 2/4)

  

    —Papá… —alargo, algo molesta—. Yo no quiero un auto como paga. ¿En serio entendiste eso?

     —¿No lo quieres? —pregunta, preocupado.

     —No —me apresuro a decir—. Si lo quiero. A lo que me refiero es que yo no quiero esta clase de cosas como paga, yo te quiero a ti. No me interesa lo que tu dinero pueda comprar, sino el tiempo que me puedas dedicar. ¿Entiendes?

     Él mantiene su ceño fruncido, sin lograr comprenderme. Ruedo los ojos y chasqueo mi garganta en forma de queja. Ahora entiendo por qué está con Noelle: Tienen la misma capacidad mental.

     —A lo que me refiero, papá —comienzo a explicar como si estuviera hablando con un niño pequeño—, es que no me interesa la cantidad de autos, ropa, casas, departamentos, ciudades o países puedas comprarme con dinero inútil que no sirve —mi voz comienza a subir de tono a medida que hablo—. Lo que me importa es que de todas tus horas de trabajo no puedas dedicarme un estúpido minuto.

     La mirada de mi padre está perdida. Está mirándome, pero no lo hace en realidad. Él está confundido.

     —¿Entonces no quieres el auto? —pregunta.

     Me quejo en voz alta y salgo del auto, furiosa. No es que no ame el auto, lo amo, en verdad. Pero ya todos saben lo que pasará luego de esto. Yo les diré lo que pasará. Me ignorará el resto de los días y luego, cuando yo le repita que él no me presta atención me dirá: “Te recompensaré por los días que estuve fuera de tu vida”. ¿Y luego qué? ¿Me comprará un Jet Privado? ¿Una isla en el Caribe? ¿Un Zoológico?

     ¡No!

     Eso no es lo que quiero y él no lo entiende. Y si estoy actuando exageradamente, pues bien, lo estoy haciendo. ¿Y qué? Yo necesito de un padre, no lo tuve en toda mi vida, y ahora tengo uno tan cerca de mí, pero tan lejos al mismo tiempo.

     —Charlie —dice él detrás de mí.

     Entramos a la cocina nuevamente, dónde recibo miradas inquisitivas de parte de las tres personas dentro de esta, pero yo no me detengo, sino que sigo a través de los pasillos hasta mi habitación y me encierro dentro de esta. Estoy enojada y si sigo así, descargaré toda mi ira sobre mi padre. Y en verdad no quiero eso. Él no es una mala persona, él quería darme un regalo, pero realmente no entiende mi punto de vista.

     —Charlie, ábreme —ordena del otro lado, luego de intentar abrir la puerta por sí mismo.

     —No —niego, dejando la llave de mi habitación sobre la mesa junto a la puerta.

     —No lo entiendo —dice—. Te compré un auto, me dijiste que te encanta y ahora lo odias. ¿Por qué eres tan complicada?

     —¿Complicada? ¿Qué tiene de complicado entender que tu hija no quiere un maldito auto, que sólo quiere un padre normal? —grito, enfurecida y a punto de llorar.

     —Lo intento, ¿de acuerdo? Estoy tratando de ser un padre normal. No es tan fácil como parece.

     —¡Claro que lo es! Sólo tienes que regañarme cuando hago algo mal y luego felicitarme cuando lo hago bien. ¡Un padre normal no dejaría que su hija le grite de este modo!

     —¡Entonces no puedo lograrlo si no tengo una hija normal!

     Abro la puerta nuevamente y lo veo allí parado. No puedo ganar una discusión si no miro a la cara a mi contrincante.

Painful Memories (Saga Deep #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora