Capítulo XXII

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Capítulo 22 ~ The Call.

    Entro a mi habitación en busca de un abrigo y mi teléfono. Descubro este último en el suelo nuevamente. Frunzo el ceño y lo levanto, observando que al desbloquearlo tengo quince llamadas perdidas de un desconocido. Debió vibrar y caer de mi mesa de luz. Presiono el ícono de “llamadas” y me sorprendo al ver el número. He borrado aquel contacto, pero podría identificar ese número el resto de mi vida.

    Sharon.

    El teléfono vuelve a vibrar en mi mano y casi lo dejo caer cuando lo hace. Es ella otra vez. Pensamientos y acciones luchan dentro de mi mente, ambos decididos por ganar aquella guerra en el interior de mi mente.

    Miles de preguntas me invaden, pero ninguna respuesta se digna a aparecer. Comienzo a suponer posibles hechos y a sacar conclusiones de lo que pudo haber pasado para que ella me llame justo hoy.

    ¿Contesto? ¿Qué si lo hago? ¿Y si ella tuvo algún problema? ¿Qué si quiere volver a empezar? ¿Qué contestaría yo a eso? ¿Y si digo que sí? ¿Y si digo que no? ¿Qué si llama para presumir? ¿Qué es lo que presumiría…?

    El teléfono se detiene. La llamada se corta y el teléfono se bloquea automáticamente. Me quedo estática, arrepintiéndome totalmente de no haber contestado. ¿Realmente estoy arrepentida?

    Arrojo el teléfono sobre mi cama y corro escaleras abajo, tratando de olvidar aquella llamada. Yo no quería contestar, ¿no es así? Sí, así es.

    —¿Vamos, cariño? —pregunta mi madre, su sonrisa triste y angustiada.

    —Vamos —contesto de la misma forma, ocultando los sentimientos de la llamada detrás de los que siento por la despedida de mi madre. Sorprendentemente, los de la llamada son más intensos, difíciles de disimular. Ahora sí me siento bipolar.

    —¿Dónde está Ethan? —pregunta mi padre antes de cerrar la puerta detrás de sí mismo.

    —No lo sé —Noelle se encoje de hombros—. Quizá fue a ver a sus amigos.

    El aeropuerto está lleno de gente que busca un boleto de avión o intenta abordar el suyo propio. Mi madre observa a todas las personas de forma curiosa, como si estuviera buscando algo en ellas que no lograra descifrar.

    —¿Qué sucede? —pregunto.

    Ella se gira a verme con una sonrisa pícara, como si se estuviera riendo de algo, de una broma privada.

    —Había olvidado lo diferentes que son los ingleses de los americanos —dice, su sonrisa ahora tiene sentido.

    —Lo son —asiento, divertida—. También me fijé en ello cuando vine aquí.

    —Es… divertido.

    Reímos a la vez hasta que Noelle y mi padre aparecen con el boleto de avión de mi madre.

    “Pasajeros del vuelo 245, por favor, abordar su avión. Despegaremos en breve, buen día”.

    Dice una mujer por altavoz del aeropuerto. Mi madre vuelve a reír, pero es una risa triste, un suspiro en forma de risa. La abrazo fuertemente y ella me responde el gesto de la misma forma.

    —Te extrañaré —susurro.

    —También te extrañaré, nena —contesta.

    —Volveré a casa pronto, lo juro —digo.

    —Por lo menos ahora no estaré tan sola —dice, una sonrisa juguetona se dibuja en su rostro.

    El recuerdo de mi madre diciendo que había conocido a alguien viene a  mi mente. Me había olvidado por completo de ese detalle. ¡Ella me dijo que me hablaría de él y no lo hizo!

    Me alejo un poco y la miro, mi gesto curioso mezclado con enfado y amenaza.

    —Se llama Lauren y…

    “Pasajeros del vuelo 245, por favor, abordar su avión. Despegaremos en breve, buen día”

    Repite la voz femenina del altavoz del aeropuerto.

    —¿Lauren? —me escandalizo—. ¿Tu jefe, mamá? —pregunto.

    —Shh —dice—. Tengo que irme, hablamos por teléfono, ¿de acuerdo? Adiós nena, te amo —y se fue.

    Lauren ha estado coqueteando con mi madre desde que ella consiguió el trabajo, pero ella no solía darle importancia al hombre que le pagaba el sueldo, ustedes ya saben la razón. Y también sabemos la razón del por qué decidió aceptarlo ahora. Sonrío alegremente por ella, de verdad se lo merece.

    Camino dentro de mi habitación y observo el teléfono a una distancia prudente. Sé que si lo tomo entre mis manos devolveré todas esas llamadas. Pasan sólo unos segundos cuando la pantalla se ilumina y comienza a vibrar al compás de la melodía de la canción “Because We Can” de Bon Jovi. Me contengo por un momento, pero no aguanto la necesidad de escucharla. Corro los metros que me separaban de mi cama y me lanzo sobre esta, tomando el teléfono entre mis manos. Desbloqueo la pantalla y presiono el botón para contestar la llamada.

    —¿Hola? —digo, lo más normal que puedo.

    —¿Charlie? —preguntan del otro lado.

    —¿Sharon? —finjo sorprenderme, aunque estoy extrañamente feliz.

    —Charlie, nena —ella suena aliviada.

    —¿Qué sucede? —pregunto. Mi voz sonando aburrida aunque la felicidad que siento es difícil de disimular.

    —Feliz cumpleaños, intenté llamarte y entiendo que no quieras atenderme, pero tienes que saber que si decides perdonarme siempre estaré esperándote y yo… —tartamudea y habla tan rápido que me es difícil comprender lo que dice.

    —Está bien —digo, no sé de qué modo me siento ahora—. Gracias.

    —¿Está bien? —pregunta, sorprendida—. ¿A qué te refieres con eso?

    —Que está bien que me hayas llamado y que no me interesa el resto que tengas para decirme —cierro mis ojos, esperando su respuesta, pero esta nunca llega.

    —Sabes que lo siento —susurra.

    —No es... suficiente.

    —¿Tú… aún… mmm…? —ella duda en hacer la pregunta o no.

    —No, ya no siento nada por él —digo, fue más fácil decirlo de lo que creí—. Pero eso no cubre el hecho de que tú fuiste una zorra.

    —Debimos habértelo dicho.

    —Debieron —asiento.

    —¿Quieres… mmm… hablar?

    —¿La verdad? No. Preferiría cortar el teléfono ahora.

    —Hazlo si quieres, pero… —y corto la llamada.

    Cierro los ojos fuertemente y golpeo mi frente con el teléfono en mi mano. ¿Por qué demonios atendí el teléfono? ¡¿Por qué hablé con ella?!

    —Charlie —canturrea Noelle del otro lado de la puerta de mi habitación.

    —¿Qué sucede? —pregunto, algo tostca.

    —¿Quieres abrir tus regalos? ¡Son tantos! ¡Ya quiero ver! —dice, emocionada.

    —Sí, claro —contesto y doy los pasos que me separan de la puerta para abrirla.

    Quizá haya algo en ellos que logre hacerme el día, o quizá sólo distraerme.

Muchas, muchas gracias por leer. Ustedes lectoras, las que leen, las que votan las que comentan, tanto como las que sólo se toman el tiempo para leer, ustedes son increíbles. De verdad muchas gracias <3 

Tengo muchos caps por subir, pero me estoy concentrando en subir lectores así que esa es la razón por la que tardaré en subir capítulos.

¡Un beso y abrazo psicologicos y nos leemos pronto!! :D

Painful Memories (Saga Deep #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora