Capitulo 3 En busca de una salida

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Los chicos asintieron en silencio y se notaba en sus rostros la determinación. Jake y yo procedimos a quitar los muebles que bloqueaban la puerta, abrimos la puerta, miramos a ambos lados para cerciorarnos de que el pasillo estaba despejado, las chicas se ubican adelante y nosotros atrás, trotamos con cuidado y viendo a todas direcciones con nuestras armas en ristre preparados para la pelea, subimos la escalera al cuarto piso, nos asomamos y examinamos el pasillo y luego seguimos avanzando, cuando íbamos a subir la escalera para llegar al quinto piso nos encontramos con dos zombis, Jake y yo nos preparábamos para atacar cuando las chicas se adelantan y se lanzan contra los zombis. Jessica ataca al zombi de la izquierda, salta y de un solo golpe le rompe el cráneo a su oponente, Kitty también salta y golpea en la nuca al zombi, este cae de rodillas y Kitty le da otro golpe en la parte de atrás de la cabeza rompiéndole el cráneo.

Jake y yo miramos a las chicas con los ojos abiertos como platos incrédulos. Ellas fingieron ignorarnos y subieron las escaleras, entonces recordé que Kitty y Jessica formaban parte del equipo de gimnasia, por ello se movieron con tal ligereza y agilidad. Nosotros subimos las escaleras, donde las chicas nos esperaban Kitty al vernos dice: Vamos al gimnasio chicos. El gimnasio se encontraba al final del pasillo, nosotros nos aproximamos a las puertas del recinto, al situarnos al frente de la puerta Jake y yo la pateamos con fuerza y estas al abrirse dejan a la vista a un grupo de alrededor de 10 zombis ubicados en el centro del salón. Nosotros sin esperar más arremetimos en seguida contra los zombis, ellos igualmente nos atacaron. Dos de ellos se tiran sobre mí, yo me agacho y ellos caen al suelo al pasar de largo, me volteo con rapidez y antes de que se levantaran de nuevo les aplasto el cráneo con mi mazo, otro zombi se arroja sobre mí y me derriba en el suelo haciéndome soltar el mazo, este trata de morderme y puedo sentir su aliento apestoso y pestilente, forcejeaba con el zombi pero este era muy fuerte, estuvo a punto de morderme el cuello cuando Jake disparo tres veces en la cabeza al zombi con su pistola de clavos, el cuerpo sin vida del infectado cae sobre mí, yo lo aparto y Jake me ayuda a levantarme. Veo a todos los zombis que yacían muertos en el suelo y a Jake y a las chicas jadeando fatigados. Yo me sacudo el polvo y la sangre de la ropa y digo exhausto: Vamos hacer lo que vinimos a hacer. Jake ¿dónde está almacén con el equipo deportivo? Y Jake me responde rápidamente: Están en el área de los casilleros detrás de esa puerta y señaló con el dedo una puerta que se encontraba en el lado derecho del gimnasio.

Hice un ademán con la mano a los chicos para que me siguieran, abrí la puerta y entramos en los vestidores, había casilleros adosados a las paredes, unos cuantos bancos y duchas en el lado derecho de la habitación, recorrimos pausadamente por separado la habitación, Kitty y yo a la derecha y Jake y Jessica a la izquierda con nuestras armas en ristre con pasos lentos y tardos. Le hice una señal a Jake para que se adelantara y nos guiara al lugar donde estaban guardados los equipos deportivos. Él se adelantó y viró hacia un estrecho pasillo al lado de las duchas. Al situarnos al frente de la puerta Jake dice: El cuarto es muy estrecho, yo entraré y sacaré los protectores. Nosotros esperamos en silencio mientras Jake buscaba los protectores. Al cabo de 10 minutos Jake salió de la habitación cargado de hombreras, protectores de costillas, protectores lumbares y de riñones y cascos. Nos entregó a cada uno una pieza de las protecciones antes de que nos colocáramos los protectores Jake dice: A pesar su aspecto estos protectores son ligero y aerodinámicos así que nos permitirá movernos sin dificultad.__ Jake hizo una pausa y luego añadió en todo más relajado__ Eso sí, nos veremos totalmente ridículos aunque dudo que algún idiota quiera burlarse de nosotros con todos estos zombis tratando de morderle el trasero __Todos reímos y la tensión acumulada desde que esta catástrofe inició. Con toda esa situación sólo habíamos tenido tiempo para correr y escapar sin siquiera pensar en otra cosa que no fuera sobrevivir. Luego de que nos uniformamos con los protectores salimos del gimnasio y nos dirigimos al cuarto del conserje que para nuestra suerte se encontraba justo en frente del gimnasio. Es cierto que resultaron más ligeras de lo que parecían pero sin embargo los chicos que practican fútbol americano debían de tener una gran musculatura y buena condición física para por lo que se nos hizo un poco difícil acostumbrarnos al peso extra que suponían esos protectores. Jake entró en el cuarto y ubicó habilidosamente dos machetes y dos horcas, Jake y Kitty tomaron las horcas y Jessica tomó un machete, yo ya me había acostumbrado a luchar con el mazo y me sentía cómodo con él; pero como dijo Jake esas herramientas de jardinería serían más certeras y mortales y podría matar a un zombi el doble de rápido con sólo cortarle la cabeza de un solo golpe.

Al cabo guardé el mazo en la mochila y tomé el machete entre mis manos, después de que cada uno toma su arma Jake nos indica con la mano que le sigamos, caminamos un poco más apacibles y calmados pero siempre atentos y preparados para cualquier escaramuza que se presentara . Caminamos unos metros más delante del pasillo, Jake se detuvo frente a una puerta situada junto unos casilleros, y le dio una fuerte patada que la abrió con un ruido sordo y luego comentó con voz firme: No me sorprende que estuviera trancada; muchos chicos escapaban por estas escalera inclusive yo mismo en varias ocasiones. Vámonos ya chicos. Jake empieza a bajar las escaleras y nosotros le seguimos, la escalera era espaciosa y estaba iluminada tan sólo por una solitaria lámpara colgante que emitía una luz lúgubre y lánguida lo que le daba a las escaleras un aspecto sombrío y funesto.

Cuando llegamos al final de la escalera había otra puerta, Jake la pateó y esta se abrió, al salir al exterior llegamos al estacionamiento y nos encontramos con la desagradable sorpresa de que este estaba rebosante de zombis que voltearon a vernos con sus ojos amarillentos.

Inmediatamente embestimos contra esos infectados ahora con armas más letales y eficaces. Kitty y Jake clavaron rápidamente las horcas en el pecho y el cuello de dos zombis, Jessica le cortó velozmente la cabeza a dos zombis. Yo me abalancé contra tres zombis que salieron a mi encuentro, le corté la cabeza al primero luego cuando el otro se me acercó corriendo me agaché y atravesé su estómago con mí machete e hice lo mismo con el tercero. Los chicos y yo batallamos y matamos a decenas de zombis pero estos parecían no acabarse nunca. Jake y Kitty atravesaron una y otra vez a zombis con sus horcas mientras Jessica y yo cortábamos cabezas sin parar. Luego de unos minutos los zombis comenzaron a mermar y el suelo estaba cubierto por docenas de cuerpos decapitadas y cercenados de los zombis, los chicos y yo nos abrimos paso a empellones entre los zombis, Jake señaló una furgoneta apartada al fondo del estacionamiento y nos dirigimos a ella ya que la creímos indicada por su mayor espacio lo que la haría más cómoda.

Todavía nos encontrábamos muy lejos de la furgoneta cuando más zombis aparecieron de frente y nos atacaron, yo salí a su encuentro y le atravesé el pecho, lo saqué rápidamente y con un giro rápido le corté la cabeza al que venía atrás, luego me agaché y le corté los tobillos a otro zombi que se acercaba, los chicos forcejeaban, luchaban, atravesaban y mataban a los zombis con una agilidad y rapidez sorprendente; volvimos a luchar contra más zombis que llegaban por la entrada desde la entrada del estacionamiento.

Era increíble como en menos de un día nos volvimos asesinos, en cómo atacábamos inmediatamente sin dudar a cualquier zombi que encontráramos en nuestro camino, en cómo los matábamos de manera fría e inmediata. Más zombis se tiraron sobre mí sacándome de mis pensamientos, yo preparé mi machete pero fui muy lento y para cuando reaccioné el zombi ya había saltado sobre mí y me había tumbado en el suelo de manera estrepitosa, los protectores amortiguaron mi caída, el zombi trató de morder mi cabeza y mi cuello pero el casco se lo impedía, continuamos forcejeando y otro zombi se tiró sobre mí, me sentía débil y cansado por soportar el peso de esos zombis, yo era un chico delgado y de mediana estatura y todo el esfuerzo realizado durante el día me había agotado y cuando sentía que no podía aguantar más Kitty atravesó con su horca el cuello de ambos zombis me sonríe y dice: Perdón por no haberte ayudado antes pero nosotros también estábamos rodeados de zombis. Yo le contesto rápidamente: No te preocupes Kitty, no perdamos más tiempo y sigamos.

Me ayudó a levantarme y seguimos caminando hacia la furgoneta que se encontraba como a 20 metros de nosotros, parecía que el flujo constante de zombis que procedía de la entrada había desaparecido, mientras más nos adentrábamos al fondo más lejanos se escuchaban los gorjeos y gruñidos de los zombis y justo cuando estábamos llegando a la furgoneta y creíamos que no nos encontraríamos con más zombis, uno que se encontraba agazapado detrás de un auto uno aparece de la nada y me muerde fuertemente en el antebrazo.

Erase una vez un apocalipsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora