Capítulo 25. Requiem

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El día había salido lluvioso y oscuro, como estaban los ánimos de los que nos encontrábamos presentes, y en algunos momentos sonaban truenos de tormenta, al igual que estaba mi cabeza por el alcohol de anoche. Anoche... mejor no comento sobre lo ocurrido anoche. Tampoco era ese momento el adecuado para pensar en ello. Era temprano por la mañana cuando mi padre fue a buscarme en persona a la nave de Han para darme la noticia de la muerte del marido de Sabé. Sin darme más explicaciones recogí mis cosas y volví con él al palacio. Allí me contó lo que anoche de madrugada le explicó Sabé a él. Brey había denunciado como Jedi a Sabé y, tras presentarse el propio Lord Vader en persona, o lo que fuera porque eso de persona tenía poco, quien acabó asesinado fue él. Pero había algo que no me cuadraba, ¿por qué lo hizo? Sin embargo la versión oficial fue otra bien distinta. De hecho, el ataud que se suponía que estábamos enterrando en realidad estaba vacío, los imperiales se habían deshecho del cuerpo, al igual que hacían con todos los jedi y rebeldes que encontraban. Pero ese detalle solo unos pocos lo sabíamos, ni siquiera lo sabía su familia. Observé a Sabé, pero la noté tranquila, la conocía demasiado bien como para no saber que estaba fingiendo esa lástima que mostraba. Claro que no era lo que ella hubiese querido pero la muerte de Brey le suponía un peso menos de encima y un gran problema menos. Sin embargo sí sé que lo sentía por su hijo, Anakin pasaba una gran cantidad de tiempo con su padre, y eso supuso una gran pérdida para él, el pobre niño lloraba desconsolado desde que llegamos. Tras acabar el funeral militar muchos de los asistentes se marcharon quedándonos allí mis padres, Sabé, Anakin y la hermana de Brey, la cual estaba abrazando al niño. Sabé estaba en silencio con los ojos cerrados en muchas ocasiones.

-Vámonos ya, anda, no solucionaremos algo aquí – Dijo mi padre apoyando su mano en el hombro de Sabé.

-Tienes razón, vayamos a casa. Lía, Anakin, vamos. - Afirmaron y se giraron. Para salir de aquel lugar que tan poco me gustaban.

-¿Cómo estás? - Le pregunté a Sabé cuando nos quedamos un poco alejadas de los demás.

-Debería estar peor. - Respondió ella. - No puedo entristecerme, estoy demasiado tranquila.

-No está mal, Sabé, no está mal.

-Anakin, ¿te vas con la tía? Tengo que arreglar papeles. - Le comentó Sabé a su hijo acercándose a él. Asienten y se marcharon a casa de su cuñada.

-Si no tienes papeles que arreglar – Comentó mi padre.

-Ya, pero no puedo seguir fingiendo lástima y con vosotros no tengo que hacerlo.

-Vale, pues te vienes con nosotros, sin problemas.

-Gracias. - Agarré su brazo y nos dirigimos a palacio.

-¿Qué vas a hacer ahora? - Preguntó mi madre una vez nos sentamos los cuatro en el despacho de palacio.

-No lo sé.

-Bueno... Leia, por favor, ¿puedes dejarnos a solas? - Me ordenó mi padre, porque aunque fuera un tono de proposición era una orden clara y concisa, algo que tenían en común Sabé y mi padre era eso, su habilidad de ocultar ordenes en preguntas. Querían estar sin mí en esa conversación y yo lo aceptaba, lo único que me apetecía en ese momento era tomarme un analgésico y dormir. Aunque sabía que no iba a hacerlo, no podría, y mis tías sospecharían de mi fiesta y no podía arriesgarme.

-¿Por qué?

-Por favor.

-Vale... iré a informar a Han sobre la mañana, que me dijo que le contara. - Me despedí y salí en busca de Han, aún con el vestido del funeral a la pensión donde vivían el wookie y él. Era negro, ajustado del pecho y caída recta. Con las mangas muy anchas por debajo y con una capucha. Me coloqué la capucha para que no me reconocieran y pregunté por Han. Me confirmaron que estaba allí y me indicaron como llegar. Llame a la puerta y esperé a que me abriesen.

-¡¿Pero que?! - Gritó Han al verme allí sin saber que era yo, le había asustado.

-Eso, haz más escándalo que la gente sepa que estoy aquí. - Dije quitándome la capucha.

-Leia, que susto me has dado. ¿Qué pasa? - Expresó haciéndose a un lado para que yo entrase.

-Vengo del funeral del marido de Sabé. No están los ánimos para estar yo en el medio.

-Me imagino, Sabé debe de estar destrozada. - El wookie gruñó preocupándose por la noticia. No sabía qué decía en realidad pero no me costaba entender los tonos.

-Pues no, no lo está. No lo quería, él no la trataba bien. - Dije mientras entraba en el zulo que tenían por habitación y cerraba Han la puerta tras de mí.

-Vaya...

-Además, Vader lo mató para salvarla a ella.

-Espera, acabo de perderme. - Le conté no solo la historia tal y como mi padre la había relatado, con todos los detalles sino lo que había pasado en la nave dirección a Naboo completa. Necesitaba desahogarme y me daba un poco igual que él supiera la versión oficial del asunto. Sabía que ni iba a decir algo ni le interesaba en realidad, así que ¿qué más da?

-¿Qué raro, no?

-Mucho

-Cambiando de tema... Lo de anoche...

-Olvida lo de anoche, no debió ocurrir. Estaba borracha y no debí hacerlo.No soy así, quiero que te quede claro.

-Pero...

-Olvídalo, por favor. Es incómodo hablar sobre ello.  

-Vale, vale... Como si no hubiese pasado

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