Capítulo 42. Recuerdos

20 1 0
                                    

 Esa noche apenas pude dormir. Mi mente no hacía más que dar vueltas al asunto de por la tarde. ¿Cómo no me había podido dar cuenta con todas las señales que me daban por todos lados?


-Papi. Las titas man dicho cosas feas... – Dije abrazándome a sus piernas sollozando

-¿Qué te han dicho, peque?

-Que sobo y por eso mi mama de vedá no me quiso y me andonó y que vosotos tampoco me queréis.

-¿De verdad te han dicho eso? Pues no les hagas caso, que eso no es verdad. Mamá y yo te queremos muchísimo y tu mamá de verdad no te abandonó porque no te quiera, solo te dejó aquí para que nosotros fueramos tus padres. En realidad no te ha abandonado, solo que no podía ser tu mamá.

-¿Vendá agún día?

-Claro. Aunque ¿sabes qué? Te voy a contar un secreto. Ella siempre está viéndote, aunque tú no la veas a ella.


Y claro que estaba aunque no la viera. Y en todos los sentidos tanto cuando yo tenía 3 años como ahora. Esa mujer creo que tiene ojos y oídos por todos lados, no sé cómo puede enterarse de todo lo que hago o dejo de hacer cuando salgo. Volvamos al tema. Eso fue de la época en la que yo pensaba que mis verdaderos padres estaban muertos. Si te dicen eso ¿qué vas a pensar? Sobre todo con menos de cinco años. A medida que iba creciendo ya me di cuenta que eso no era así. Y de eso me percaté un día en el que buscando a Sabé, bueno a Padme, oí una parte de una conversación que tenía con mi padre.


-Ha vuelto a preguntar – Oí a Padme decirle a mi padre.

-Es normal que lo haga, solo tiene curiosidad. Y mis hermanas pueden ser muy crueles a veces, normal que quiera saber sobre ello.

-Ya, pero me duele no poder responderle.

-Tienes que tener en cuenta que ya no es un bebé. Que ya se va dando cuenta de las cosas. Y hay que andar con cuidado. Ya hablaré con mis hermanas para que se callen, aunque, por suerte, ellas no saben quién es. Pero al menos intentaré convencerla para que no sean tan directas en ese tema.

-Hablarás para la pared, ya te lo aviso yo, que sé como son con ella... Pero aún así eso no va a quitar ya esa curiosidad que tiene Leia por saber quién es su verdadera madre. Todo sería más fácil si estuviera muerta... – Comentó ella antes de suspirar sentada de espaldas a la puerta, desde donde estaba espiando yo.

-No digas eso – Dijo mi padre y se levantó para sentarse junto ella. No oí más ya que me fui corriendo. Desde donde iba a sentarse se me veía perfectamente.


Ahí ya no era tan pequeña, pero no tenía más de diez años. Si en ese momento hubiese sido más mayor me hubiese dado cuenta en ese momento. O no. Porque ese "estuviera" que yo interpreté como tercera persona era primera (dilemas gramaticales). Pero como general, fijaos como una interpretación gramatical puede cambiar tanto el significado de una frase. En definitiva, entendiese lo que entendiese con esa frase pude comprobar que estaba viva, por lo que mi curiosidad más que eliminarse se elevó. Y aún más sabiendo que ella conocía sobre su identidad y parecía que paradero. Claro, ¿cómo no iba a saber?

Pero ahí no es todo. Más tarde también pude haberlo sacado por contexto por una conversación que tuve con mi padre.


-Papá, ¿puedo hacerte una pregunta? – Pregunté a mi padre estando en la Tantive IV camino a Coruscant para ir a una reunión del Senado.

-Ya has preguntado – Rió y me hizo un gesto para que cuestionara lo que ocupaba mi mente.

-Es sobre el tema de mi madre biológica

-Leia ya te he dicho muchas veces que dejes ese tema, no merece la pena, por favor, hazme caso

-No merece la pena para ti. Pero solo quiero saber una cosa más. ¿Por qué tú? A ver me explico. ¿La conocías? ¿Por qué me quedé contigo en vez de... yo que sé, con otra persona?

-Sí, la conocía. Éramos muy buenos amigos. Fue ella la que me dijo que me quedase contigo. ¿Te vale esa respuesta?

-No ¿Por qué? ¿Por qué me abandonó?

-Porque ella no podía cuidarte sola. Y no te abandonó. Te hubiese abandonado si te hubiese dejado sin familia. Solamente te dejó con una que podría ofrecerte lo que ella quería para su hija. Y me dio esa posibilidad. Cuidar nosotros de ti como nuestra hija, ya que añorábamos tener hijos, ya sabes que tu madre no puede.

-Entonces ¿sabes dónde está? No para que me digas donde está, sino ¿sabe de mí? Como estoy y eso.

-Claro que lo sabe. Está más informada ella que yo a veces. ¿Y podemos dejar ya la conversación? Para ti es lo más interesante del mundo pero para mí es un poco incómoda.

-Lo siento, papá.


¿Cómo me pudo sonar tan normal ese "está más informada ella que yo a veces"? Pues lo sonó, y yo no sospeché ni siquiera que esa persona pudiese estar en Alderaan. Eso era algo que, en realidad, nunca me había planteado. Siempre había pensado que estaría lejos.

Y con estos pensamientos logré quedarme dormida.

Nueva OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora