Capítulo 26

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Han pasado unos días, y Joy está algo distante conmigo. No sé qué le pasa, a penas me habla y lo que me fastidia es lo saber el por qué. ¿Quizás esté embarazada? ¡No! No creo.

-Bien, chicos, hoy me dieron unas entradas para el parque de atracciones y podemos ir acompañados de dos enfermeros. -anunció Bon estando presente Bonnie, Golden, Foxy, Joy y yo.- Ahora toca encontrar a dos enfermeros o enfermeras para que nos acompañen.
-Chica. -propuso Bonnie.
-Podríamos preguntarle, pero es muy cabezota y si no quiere ir, no cambiará de opinión.
-El maestro Félix. Al fin y al cabo es un enfermero también. -propuso Joy.

-Ok, ¿alguno más? -preguntó Bon.
-Mi enfermero Fede. -dijo Golden.
-Bien, pues, Golden y Foxy intentarán convencer a ese tal Fede; Freddy y Joy intentarán convencer al maestro Félix, y Bonnie y yo intentaremos convencer a Chica. -ordenó Bon.

Todos nos pusimos en marcha, y en el camino al aula de clase, Joy y yo a penas hablamos. Intenté en más de una ocasión sacarle un tema de conversación, pero igual lo evadía con cualquier cosa.
-Hola, profe Félix. -le saludamos al llegar.
-Hola, chicos, ¿qué ocurre?
-Nos preguntábamos si... -comencé.
-Si querría acompañarnos al parque de atracciones mañana. -siguió Joy.
-Tendría que pedir permiso. ¿A qué hora sería? -es verdad, Bon no nos dijo la hora.
-Después de almorzar. -dijo la rubia.
-De acuerdo, entonces por la tarde os lo confirmo, ¿ok?
-Vale. -respondimos al unísono- Gracias.

-¿Cómo sabías la hora? Bon no lo dijo. -le pregunté al salir de la clase.
-A mí me lo dijo antes.
-No, enserio, ¿qué te pasa? Andas rara últimamente conmigo, ¿hice algo malo?
-No, Freddy. No es nada.
-Por favor, dime.
-La verdad es que, no quiero causarte problemas. El otro día cuando pasaste la noche en mi habitación casi te metes en un lío por mi culpa. -soltó finalmente.

-No te preocupes por eso, ya lo arreglé. La próxima vez tendremos más cuidado. -le dije- Pero no me preocupes de esta forma, distanciándote de mi, porque me siento un inútil.
-No lo eres. -de pronto sentí unos brazos rodear mi cuello y un beso en la frente. Eso curaba todos mis males y me sentía el más felíz del mundo gracias a ella.

Por la tarde, Félix vino al patio, donde nos encontrábamos sentados bajo el árbol jugando a una consola que tenía.
-Hola, chicos. -nos saludó- Contad conmigo para la excursioncita de mañana.
-Gracias, Félix. -le agradecimos al unísono.

-Chica es difícil de convencer. -me comentó Bon cuando regresé a la habitación- No pudimos convencerla.
-Félix si vendrá con nosotros. -le comenté satisfecho.
De pronto la puerta se abrió y entró Golden, quien me miró de mala gana.
-Bon, Fede vendrá. Solo nos hizo falta decirle que Félix vendría con nosotros. -dijo el rubio sonriente.
-¿Cómo sabías que Félix vendría? -le pregunté alzando una ceja.
-Los vi en el patio. -contestó.
-Pues nos vemos mañana en el comedor. -dijo Bon.

Al día siguiente en el comedor, nos encontrábamos con una mochila cada uno con la merienda, pues pasaríamos toda la tarde en el parque de atracciones. Yo, en mi caso, llevaba un batido de chocolate, una botella de agua y dos tarrinas de pudin.
-Ok, los enfermeros que vendrán con nosotros serán Fede y Félix. -anunció Bon en la mesa mientras almorzábamos.
-Foxy, en tu mochila ¿qué llevas? ¿cinco tarrinas de pudin? -le pregunté en tono burlesco.
-No, listo, kekxjdi. -contestó- Llevo doce.
-Ni que fuésemos una semana... -dijo Golden.
-No creo que sobreviviese una semana con tan sólo 12 tarrinas de pudin. -contestamos al unísono Foxy y yo.

-Vaya, te queda muy bien esa dkdjk mancha en la camiseta, Golden. -le comentó Foxy.
-¡Bua, diablos!, tendré que cambiarme de ropa de nuevo. -se quejó.
-Cámbiate sólo de camiseta. -le dije yo.
-Pero cualquiera no quedaría bien con estos pantalones. -refunfuñó.

Llegaron los enfermeros al comedor y Golden ya había ido a cambiarse de ropa, así que nos dirigimos fuera del centro, en los aparcamientos.
Todos no cabíamos en el auto de Félix, así que Golden, Foxy, Bonnie y Bon se fueron en él, y Joy y yo nos fuimos en el de Fede.
Hacía tiempo que no salía de ese centro. Extrañaba las calles, los escaparates, las casas, las farolas, el aire fuera de esas cuatro paredes...

No vale la pena Freddoy #SICKFNAFHSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora