Capítulo 29

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-¡Enfermera Chica! ¡Chica! -gritaba en su búsqueda, hasta que un hombre de cabello morado, peinado en una coleta me inmovilizó en el suelo.
-Tranquilo, chico. No te alteres. -me dijo.
-Chica, la enfermera Chica, ¡debo encontrarla! -le grité.
-Tranquilízate.

-¡Maldito, déjame irme de una maldita vez! -exclamó Fred.
Déjame irme! -le exclamé yo.
-No. Te llevaré a tu habitación y encargaré a alguien que esté a tu cuidado. No puedes estar así, tal vez eres un loco.
-¿Perdona? -Fred se veía enojado.
-¡No estoy loco, maldito! -le dije.
-Como sea, debes tranquilizarte.
-¡No! -en ese momento noté el piquete de una inyección que hizo que perdiera la consciencia.

Abrí los ojos mareado, encontrando a una chica de cabello blanco, con un mechón rosa vestida con una bata blanca al lado de mi cama.
-Por fin despiertas. -dijo.
-¿Q-Quién eres? -pregunté incorporándome.
-Yo estaré a tu cuidado. Soy Mangle.
-¿Y Joy? ¿Dónde está? -le pregunté desesperado.
-¿Quién es ella? Nunca he oído hablar de tal chica. Además, haces demasiadas preguntas.

Por la ventana, vi a la enfermera Chica pasando con unas bandejas en la mano llenas de comida.
Eh! ¡Enfermera Chica! -le llamé, a lo que la doctora Mangle me dijo que me calmase y que no molestara a los demás enfermeros.
-¿Qué ocurre, chico? -preguntó cuando entró a la habitación. ¿Chico? ¿Acaso no sabe quién soy?

-Soy Freddy. -le dije.
-Lo siento, no te conozco.
-Enfermera Chica, puede irse, disculpe por la molestia. -dijo Mangle.
-No, espera. ¿Y Joy dónde está?
-¿Joy? ¿Quién es? Creo que nunca ha estado en este hospital. -respondió, a lo que me lleve las manos a la cabeza y de un salto salí de la cama y eché a correr por los pasillos.

Joy! ¡Joy! -gritaba. Entonces vi pasar a Bon y a Bonnie.- ¡Chicos! ¿Dónde está Joy?
-¿Nos conocemos? -preguntó Bon.
-¿Esto es una broma? ¡No me hace ninguna gracia, Bon!
-¿Cómo sabes su nombre? -preguntó Bonnie abrazando el brazo de el chico del bozal.
-Somos amigos. ¿No sabéis quién soy? Soy Freddy, ¡soy Freddy! -ellos me miraron asustados y lentamente retrocedieron.

La gente me miraba extrañada, como si de un bicho raro se tratase, entonces nuevamente eché a correr.
No puede estar pasando, no puede estar pasando...
En un pasillo vi a Golden junto a un chico de cabello castaño. Se parecía a mí.
Hey Golden! -le llamé, a lo que se dió la vuelta y su compañero también mientras me acercaba, hasta que me paré en seco al ver el rostro de su amigo.
-¿Qué quieres? -preguntó el rubio. No podía hablar, no podía pronunciar palabra.- Bueno... en fin, vámonos Fred.

No podía ser... ¿Fred me había robado la personalidad?
-¡Espera! ¡Fred! -le exclamé- Te odio. ¡Maldito, te odio! -seguidamente me abalancé sobre él y comencé a pegarle- ¡Devuélveme la personalidad, devuélveme mi vida!
-¡Ayuda! -gritaba él, a lo que Golden me intentaba sujetar, pero era en vano.

De repente un enfermero de cabello rosado me agarró del brazo y me inmovilizó en el suelo. Era... Era Félix...
Él me llevó hacia la puerta de hierro que había descubierto con Golden y dónde se encontraban el loco y el caníbal.
-¡Alto, Félix! -le dije- ¡No puedes llevarme ahí! ¡No estoy loco!
-No sé cómo sabes mi nombre, pero está claro que tienes problemas de ira y a partir de ahora tu nueva habitación estará aquí. -me dijo Félix.

Me condujo hasta una celda, donde se encontraba una cama, un váter y un escritorio, donde habían papeles, unos lápices y una bombilla que brillaba.
Me arrojó allí y cerró la puerta de la celda de metal con llave.
Las paredes eran de roca y en ellas habían ventanas con barrotes, que conectaban con las otras celdas. La puerta era de hierro y en la parte superior había una rendija con barrotes.

Me senté en la cama y me acurruqué entre mis piernas. Tenía miedo. Tenía mucho miedo. No era un loco.
No sabía qué había pasado, por qué nadie me recordaba, por qué Fred ahora no era una parte de mí, por qué me había robado la vida. Ahora estaba solo, no tenía a nadie. De mis ojos brotaron unas lágrimas que recorrieron mi rostro.
Solo deseaba que esta pesadilla se acabase, y sin darme cuenta me quedé dormido.

No vale la pena Freddoy #SICKFNAFHSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora