❝DADDY❞ ━VKOOK

SEVEN

—¡Feliz cumpleaños, TaeTae! —silbidos y globos reventados se escucharon por toda la habitación.

—¡Ahora! ¡Pide un deseo! —Hoseok estaba animando al cumpleañero.

Taehyung frotó su cara con la intención de poder ver mejor. Se encontró con la sorpresa de tener a sus cinco mejores amigos y al mejor novio del mundo presente frente a él.

—Si no lo pides ahora, el hada madrina no te concederá nada. —Jin quiso animarlo mucho más.

Las risas y el sonido de las velas apagadas estaban presente.

Jungkook, quien estaba observando todo enternecidamente, fue jalado por Jimin.

—¿Y bien? —preguntó.

—¿Y bien qué? —respondió sin entender nada.

—¿Qué le darás de regalo a Tae? —la curiosidad lo carcomía por dentro.

—Pues, le hice unas galletas... ¡Ah! También le compré ropa y...

—¡No, idiota! —chocó su mano contra su frente en sentido de desacuerdo. —Hablo de si le darás un cupón de sexo gratis por su día especial.

—¡¿Qué?! ¡No! —se horrorizó.

—¡Ay, vamos! He leído en tus mensajes como le dices daddy. No debes tener vergüenza, Kookie. —guiñó un ojo.

¿Debería hacerle caso?

—¿T-Tú qué le darás? —preguntó cambiando de tema.

—Es obvio, duh. El cupón de sexo gratis.

—¡¿Qué?! —tapó su cara enrojecida.

—Claro, tú serás el que lo complazca, pf.

Su poca experiencia con chicos lo tenía demasiado nervioso.

¿Sería un buen regalo?

—Oye, si te animas, te espero en el Sex Shop del centro comercial. —vio su reloj. —A las 3pm.

—Está bien.

—¡Ven, Kookie! ¡Quiero besarte mucho, mucho! —gritó Taehyung queriendo que su novio esté a su lado.

—¡Ya voy! —sonrió.

Las siguientes horas (después que todos se hayan ido, ya que, en la noche saldrían de fiesta), Jungkook fue el único que decidió quedarse al lado de su novio.

—Oh, Kookie. Te quiero mucho. —abrazó al menor como a un oso de peluche.

—Yo también, amor. —no se podía concentrar, en lo único que pensaba era en la absurda idea de Jimin.

Las horas corrían y las manijas del reloj también.

2:20PM, 2:26PM.

—Iré. —habló.

—¿Qué dijiste, Kook? —Taehyung salía de bañarse pero logró escuchar solo un murmullo.

—Ah, nada. —se puso de pie. —Un momento iré a comprar algo, ¡no tardo!

Las calles para un viernes en Seúl eran tranquilas. Condujo hacia el lugar encontrándose con el sujeto de la gran idea.

—Me alegro que hayas venido.

—No te hagas falsas esperanzas, solo veremos algo y ya.