Capítulo 37: Todo estará bien, pequeña

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—¡Tierra llamando a Williams!

El grito de Ed me saca del trance en el que mi mente me tiene encerrada.

Claro, también me saca del trance el balonazo en la nariz que me proporciona Sonia sin querer.

Caigo al suelo, no solo con dolor en mi nariz, pero tristeza en general.

Es que el día no puede estar peor para entrenar, hay un frío de muerte y el cielo está casi tan gris como mi mente.

Hace 3 días que evado miradas de Jake y de James, uno por confusión, y el otro por fastidio.

Creí que podría despejarme un poco, pero la verdad es que sería más fácil despejar neblina del Himalaya que despejar mis 5 sentidos.

—¡Ann! ¡Lo siento, lo siento! ¿Estás bien?— no respondo, porque mis ojos se empiezan a llenar de lágrimas, y mi nariz empieza a congestionarse.

Llega Eduardo rápidamente a donde estoy, y me mira detenidamente. Me toma del mentón y levanta mi cabeza, observando mi nariz.

—Ven, levántate. Veamos si te pasó algo grave, ¿si?— me ayuda a levantarme y nos dirigimos a su oficina, en donde tiene un botiquín.

Antes de dirigirnos allí, mi mirada capta a mi hermano siendo detenido por Jake para venir a mi encuentro y ver cómo estoy, y en ambos rostros está la preocupación pintada, pero saben que estoy bien en el fondo.

Me siento en la camilla que hay en la oficina y Ed me revisa como por 3 minutos, o algo así.

—No te pasó nada, vaya Ann, me sorprende lo inmune que eres a las heridas. Nunca te sucede nada, eres muy fuerte.— dice Eduardo pasándome un paño facial para poder soplar mi nariz. Asquito.

—Supongo que es lo mínimo que debería por golpearme tanto.— doy una ligera sonrisa.

Eduardo me mira de manera paternal, siempre lo he visto como un padre, debido a que siempre cuida mucho de mi.

—Dime, ¿que te está sucediendo? Tienes la cabeza en otro lugar, no dejas de mirar a Matthews...— abre los ojos de golpe, y su mirada se vuelve dura.— Ann, dime que no pasó lo que pienso que pasó.

—¿Qué es lo que crees que pasó?— le digo confundida.

—Bueno... ummh— se aclara la garganta.— ¿Estás emba...?— le interrumpo antes de que termine la oración, golpeándolo en el pecho.

—¿Que te pasa? Claro que no.— deja salir un suspiro de alivio, seguido de una risa.

—Lo siento, los jóvenes de ahora son algo... calentones.— me pongo roja y me tapo la cara.

—Eduardo solo cállate por favor.— reímos durante unos segundos, y luego él me da un ligero abrazo.

—¿Que tienes entonces, um?

—Si tiene que ver con Jacob, pero si no te importa, se siente raro hablar contigo sobre esto.

—¿Por que?

—Solo... no lo sé.— me levanto de la camilla.

—Bueno, sabes que me tienes para lo que necesites, y que eres muy fuerte para afrontar todo.

Soulmates ~JB~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora