Parte 7

2.4K 254 26
                                    


Un cuarto de hora más tarde, estaban delante de la casa de Snow.

«¿Qué ocurre?» preguntó Henry con voz inquieta

«No sé nada, tu abuela no ha querido decirme nada por teléfono»

Dio un pequeño golpe seco en la puerta y esperó a que le abrieran

«¡Regina, Henry! ¡Entrad!» dijo Snow

Ellos así lo hicieron y esperaron en el salón. Regina miró a la joven con mirada inquisitiva

«Seguidme, David está con ella»

La reina y su hijo se miraron, asombrados, mientras seguían a Mary Margaret hasta la habitación de Emma. Regina entró y sus ojos se le salieron de las órbitas. Nunca en su vida, había visto cosa parecida. Una buena veintena de fotos de ella estaban pegadas a la pared en frente de la cama de la rubia. Se la veía delante de su casa, delante de Granny e incluso en los establos. Esas fotos habían sido sacadas recientemente. Regina se giró hacia Emma. Esta tenía la cabeza baja

«¿Qué significa todo esto?»

La joven no respondió. La morena se sentía ultrajada, Emma había entrado en su intimidad descaradamente, había seguido sus mínimos pasos y gestos. Si había algo que Regina no soportaba, era ser acosada como a un animal. Se giró hacia David y dijo con voz fría.

«¡Quitadlas!»

El príncipe avanzó hacia la pared y comenzó a descolgar las fotos. Emma le saltó al cuello bajo la mirada estupefacta de Regina, Snow y Henry.

«¡No toques estas fotos!» gritó ella al borde de una crisis de nervios

David intentó soltarse, pero Emma lo mantenía con una fuerza insospechable. Henry estaba aterrorizado y Snow contuvo un grito. Regina era incapaz de hacer el menor movimiento, completamente en shock. Mary Margaret se giró hacia ella, con ojos suplicantes.

«Regina, haga algo, se lo ruego»

La morena desvió su mirada de la salvadora y la posó sobre la princesa. Henry se aferraba a su brazo, agarrándola cada vez más fuerte según la rabia de Emma crecía. Regina empujó suavemente a Henry hacia su abuela y con un movimiento de muñeca, envió a Emma a su cama, sujetándola con unos lazos invisibles. David intentaba más mal que bien recuperar su respiración, había perdido el control de la situación y no sabía qué hacer para calmar a su hija. La rubia luchaba en su cama, se habría dicho que estaba poseída.

«¡Soltadme...» gritó la salvadora «....Regina!»

No soportando más los gritos de la joven, la reina se acercó a la cama y puso su mano sobre su frente. Todo volvió a la calma en la habitación, Emma ya no gritaba, tenía los ojos cerrados

«¿Qué le ha hecho?» pregunto David perplejo

«La he dormido»

Henry se estrechó en los brazos de su madre y se puso a llorar

«¿Qué le pasa?»

Regina estrechó su agarre y le acarició el pelo

«No lo sé, cariño» dijo con aire desolado

Snow se acercó a la reina

«¿Podría quedarse aquí esta noche? Mañana la llevaremos al hospital y creo que Emma la necesita»

«¡De eso nada! ¡No soy una niñera!»

«Mamá, por favor» intervino Henry «eres la única que puede calmarla si tiene otro ataque, y además ella...me da miedo»

La morena suspiró, no tenía ninguna gana de pasar la noche con Emma Swan. Si lo hacía era únicamente por su hijo, y por nadie más.

«Muy bien, acepto»

«Gracias» dijo Mary Margaret, aliviada «le voy a dar un pijama»

«No, gracias, no hará falta»

Snow asintió

«Henry, tú dormirás conmigo, y tú, cariño, en el sofá, si no te molesta»

«No hay problema, haría lo que fuera por el bien de mi hija»

«Bien, os dejo, buenas noches»

Henry besó a sus dos madres y pronto Regina se encontró sola con Emma. Caminó por el cuarto y contempló la pared dedicada a ella. Sintió un escalofrío por la espalda, no solo había fotos, sino también artículos de periódico. Los arrancó de la pared y los tiró en la papelera. Acabó por echarse en el lugar vacío, tiesa como un palo, sin atreverse a hacer el menor movimiento para no despertar a la joven. En ese momento, Emma se acercó a la reina, apoyando su cabeza en el hueco de su cuello y pasando un brazo por encima de su vientre. Regina se tensó y emitió un gruñido. Estaba en una posición muy incómoda. La noche iba a ser larga, muy larga...


ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora