Parte 15

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«¿Mamá? Hey, ¿me escuchas?»

Henry sacudió ligeramente a su madre para sacarla de sus pensamientos.

«Perdón, cariño, ¿decías?» preguntó Regina confusa

«¡Esta tarde voy a ver a Emma con la abuela!»

He ahí por qué ya no escuchaba a su hijo. Había perdido el hilo de la conversación desde que él había pronunciado el nombre de la sheriff. Pensó en lo que casi había ocurrido la víspera y eso la perturbaba mucho. Le costaba poner un nombre a lo que estaba sintiendo. Sacudió la cabeza intentando borrar sus pensamientos para concentrarse en Henry

«Bien, debes estar contento»

«Sí, tengo ganas de verla. Vamos a ir después de clase, así que si quieres verla, vete antes de las cuatro»

«Creo que hoy no iré»

«¿Por qué?» preguntó el muchacho intrigado «¿Ha pasado algo?»

Regina abrió los ojos de par en par

«¿Qué? ¡No! ¿Por qué dice eso?»

«No sé, te encuentro rara esta mañana»

«No he dormido muy bien, es todo» mintió la morena

Se levantó y quitó los platos.

«Venga, ve a prepararte, si no, vas a llegar tarde a clase»

Henry obedeció y subió a su cuarto. Regina se dirigió a su salón y se sirvió una copa de whisky. Era muy temprano, pero lo necesitaba. La imagen de la sheriff la perseguía. Una vez más, intentó encontrar una explicación a ese repentino abandono que había tenido con Emma. Quizás fue porque había pensado en Daniel.

«Eso es, ¡debe ser eso!» dijo en voz alta para asegurárselo a sí misma.

Demasiados recuerdos revividos, pero también el dolor de haber perdido a su verdadero amor. Henry bajó algunos minutos más tarde y fue a besar a su madre antes de ir a coger el autobús. El día iba a ser muy largo para Regina, que en realidad, no sabía qué hacer para estar ocupada...

Henry corrió por los pasillos de la escuela para encontrase con su abuela que lo esperaba fuera.

«Henry, no corras, te vas a caer» le previno Snow poniendo los ojos en blanco

«¡Tengo tantas ganas de verla!»

Mary Margaret sonrió, hacía mucho tiempo que no lo veía tan feliz. Tuvo que caminar rápido para alcanzarle, ya que él ya estaba en el coche. Arrancó y se dirigió al hospital. Durante el trayecto, Henry estuvo en silencio, sin duda algo inquieto, preguntándose en qué estado estaría su madre biológica.

«Todo irá bien, Henry» le dijo Snow con un tono de voz tranquilo

«Lo sé»

Pero en su interior, estaba aterrorizado. ¿Emma lo reconocería? Volvió a pensar en la extraña actitud de su madre de esa mañana. Ha tenido que pasar algo para que Regina tuviera esa expresión tan turbada. No tuvo tiempo de profundizar en sus pensamientos, ya que su abuela acababa de aparcar el coche frente al gran edificio en el que su madre se encontraba encerrada. Inspiró para darse coraje y salió del vehículo. Después de haber bajado las escaleras que llevaban al servicio psiquiátrico, se encontraron delante de una mujer bajita y gordita que miraba a Snow con una gran sonrisa

«Buenos días, Cassandra»

«Buenos días, Snow. Espero que esté bien hoy»

«Sí, gracias, traigo a mi nieto a ver a Emma»

La mujer asintió y Mary Margaret tomó de la mano a Henry arrastrándolo por un interminable pasillo. Finalmente se detuvieron delante de una de las puertas y Snow lanzó una mirada al muchacho.

«¿Listo?»

«Sí» dijo con tono resuelto

Entraron. Emma estaba sentada en la cama, mirando hacia el techo. Se incorporó y clavó su mirada en la de su madre. No había visto a Henry ya que este estaba detrás de la princesa. La rubia esperó a ver si Snow se cambiaba en Regina. Mary Margaret se sintió de repente incómoda al ser escrutada de esa manera por su hija. Ella se aclaró la voz y dio un paso hacia un lado para que Emma pudiese ver a Henry

«Él quería verte»

Emma ignoró a su madre y se precipitó a los brazos de su hijo

«¡Henry!»

«¡Mamá! Estoy muy feliz de verte»

«Yo también, ¡si supieras hasta qué punto te echo de menos!»

«Yo también te echo de menos» dijo Henry al borde de las lágrimas

Sin embargo, se recompuso rápido, no quería mostrar señales de debilidad delante de su madre, estaba ahí para apoyarla, no para llorar por su suerte. Emma llevó a su hijo hacia la cama, mientras que Mary Margaret se sentó en la silla.

«¿Cómo estás? ¿El colegio, bien?»

«Sí, he sacado buenas notas, ya sabes cómo es mamá de estricta con eso»

«Sí, lo sé» dijo la rubia sonriendo

Es más, quería hablar de Regina con Henry, pero Snow los miraba. Abrazó a su hijo

«¡Estoy tan contenta de que estés aquí!»

«Yo también» dijo él devolviéndole el abrazo

Mary Margaret se acercó a su hija, pero esta hizo un movimiento de rechazo

«Y tú, ¿cómo estás, cariño?»

«Estoy bien, y no gracias a ti» dijo ella fusilándola con la mirada

Snow se quedó de piedra, su corazón se encogió al ver a Emma comportarse de esa manera con ella. Henry contó algunas anécdotas de la escuela y pronto se hizo la hora de marcharse.

«No, abuela, no tengo ganas de irme»

«Henry, vamos, le he prometido a Regina que te llevaría antes de la cena»

Se precipitó a los brazos de su madre. Esta le acarició tiernamente los cabellos

«Venga, chico, no hagas esperar a tu madre, estoy segura además de que te ha preparado un riquísimo plato»

Él hundió su nariz en la cabellera rubia de la sheriff y la abrazó. Le dio un beso en la mejilla, y salió, seguido de su abuela...


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