Parte 13

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La joven entró en su casa en el momento en que Henry se estaba levantando.

«¿Mamá?»

«Estoy en la cocina»

El muchacho bajó, su mirada aun desvelando la fatiga. Besó a su madre y se sentó en la mesa de la cocina.

«Cariño, ¿qué quieres desayunar?»

«No lo sé, no tengo mucha hambre» dijo con voz triste

Regina se acercó a su hijo y le cogió la mano

«Sé que esto no es fácil para ti»

Él asintió al borde las lágrimas

«No la vas a dejar caer, ¿verdad? ¡Eres una reina, tienes poderes, puedes salvarla, estoy seguro!»

La reina suspiró, ¿qué podía responderle a eso? Según Gold, no había ningún remedio para salvar a Emma.

«No, no la dejaré caer, te lo prometo»

Henry sonrió, aliviado

«Bien, ahora, debes comer, ¿quieres tortitas?» preguntó Regina

«Sí, quiero»

La reina sacó todos los ingredientes necesarios para la preparación del desayuno.

Emma fue despertada por dos enfermeras que entraron en su habitación para llevarle lo necesario para que se aseara.

«No, ¿no hablas en serio?» dijo la más pequeña de las enfermeras

«Sí, te lo juro, ha pasado esta mañana, muy temprano»

La rubia se sentó en la cama y se frotó los ojos, intentando comprender la conversación

«¿Está en el hospital?»

«Sí, está en urgencias, tiene la columna vertebral quebrada, doce costillas rotas y una fractura en cada miembro. Los médicos no saben cómo puede ser posible»

«No me digas que...»

«Sí, se ha quedado paralítico, nunca más podrá caminar»

La enfermera tendió una esponja y una toalla a Emma. La otra mujer puso los productos sobre el lavabo.

«¿De quién hablan?» preguntó la sheriff, intrigada

«Del enfermero que trabaja aquí»

Emma se quedó con la boca abierta. Cuando las enfermeras se marcharon, abrió el grifo y pasó la esponja bajo el agua mientras la enjabonaba. Pensó en la noche anterior. Regina había pasado a verla y le había prometido que se encargaría de que el hombre no volviera nunca a hacerle daño. ¿Estaría ella detrás de eso? Se quitó su vieja camisa y comenzó a frotarse lentamente el cuerpo. En ese momento un humo violeta invadió la estancia y Regina apareció. La rubia giró la cabeza hacia ella y vio la mirada desorbitada de la reina

«Oh, perdón, yo...yo volveré más tarde»

Emma quiso decirle que se quedara, pero no tuvo tiempo, Regina ya se había ido. Espera volver a verla cuanto antes, porque quería saber más sobre lo que le había sucedido al enfermero...

Regina apareció en su mausoleo, totalmente perturbada y contrariada por haber visto a Emma medio desnuda. Recorrió el lugar de arriba abajo. Cerro los ojos un instante para calmarse y la imagen del hermoso pecho de la sheriff apareció. La reina no pudo evitar pensar en las curvas perfectas de la rubia. Esperó una hora larga ante de decidirse a teletransportarse otra vez para ver a Emma. Una vez en la celda, constató con alivio que la joven estaba sentada en su cama, vestida. Emma levantó la cabeza, y una gran sonrisa apareció en sus labios.

«¡Regina! ¡Creía que no ibas a volver!»

«Heu...perdón por lo de antes. ¿Cómo está hoy?» preguntó la morena para cambiar de tema

«Mejor ahora que estás tú aquí»

Regina sintió que se enrojecía y se sentó frente a la cama de la rubia

«Tengo una pregunta» dijo la sheriff

La reina frunció el ceño, intrigada

«¿Cuál?»

«He escuchado esta mañana que el enfermero que trabaja aquí ha tenido un desgraciado accidente»

«Ah, es lamentable»

Emma sonrió

«Fuiste tú, ¿no? ¿Lo has hecho por mí?»

Regina no supo qué contestar, no se esperaba que la joven fuera tan directa.

«Pensé que merecía esa pequeña caída por las escaleras por haber abusado de la debilidad de una mujer. Me toca preguntarle una cosa»

La sheriff se acercó despacio a la reina

«Te escucho» dijo casi en un suspiro

«¿Qué ha visto de mi pasado?»

«No...esa pregunta no...»

Emma agarró su cabeza entre sus manos. Regina se levantó y se sentó a su lado. Tomó sus manos en las suyas y la obligó a mirarla.

«Emma, permanezca conmigo»

«¡Me duele!»

«Cálmate, yo estoy aquí. Ya no pienses»

La joven se hundió en los brazos de Regina. La morena le acarició dulcemente los cabellos para tranquilizarla. Necesita encontrar un modo para descubrir lo que Emma había visto de su pasado sin que cayese en los limbos de la locura.

«¡Voy a hacer todo lo posible por sacarte de aquí!»


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