Parte 31

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Emma entró en Granny's, agotada por su loca carrera para intentar atrapar a ese dichoso conejo. Resignada, tuvo que pedir a Regina que utilizara la magia para capturar al animal. Más tarde, la reina había vuelto a la casa para cambiarse y llevar a Henry a casa de Jefferson. Y además Emma se dijo que aprovecharía para descansar un poco. Una vez dentro del restaurante, se sorprendió al ver a Ruby y Belle sentadas a una mesa jugando a las cartas.

«¡Emma, qué bien nos vienes! Ven a jugar con nosotras, vamos a jugar al póker»

«Heu...Ok»

Se sentó al lado de Belle. Ruby se levantó pretextando que iba a buscar algo fuera. La sheriff sintió vibrar su teléfono y miró quién le había enviado un mensaje. Sonrió al ver que era Regina

«Te echo de menos...¿Dónde estás?»

«¡Yo también te echo de menos! En Granny's. Jugando al póker»

«¿Al póker, de verdad? ¿Sabes jugar?»

«Por supuesto, tengo muchos talentos, ya sabes...»

Emma se rio bobaliconamente con los mensajes de la reina

«¿Cómo está ella?» preguntó Belle sobresaltando a la rubia

«¿Quién?»

«Regina»

El corazón de la salvadora se saltó un latido y empezó a enrojecer

«Relájate, estoy al corriente de lo vuestro, lo escuché todo cuando Regina confesó sus sentimientos por ti a Rumple»

«¿En serio? ¿Dijo que me amaba?»

«Dijo que estaba enamorada de ti»

A Emma le costó mucho contenerse para no saltar de alegría. Belle le sonrió

«Estoy contenta por vosotras dos, sabía que Regina, al igual que Rumplestiltskin, guardaba en su interior bondad»

«A propósito de eso, ¿cómo has hecho tú para afrontar las mirada de los demás? Todos sabemos que Gold no es un ángel, y sin embargo tú lo defiendes con uñas y dientes»

«Lo amo, simplemente y he sabido ver su bondad, su amabilidad y su humor, es un hombre muy dulce»

«Espero que los habitantes acaben por ver a Regina como yo la veo»

«¡Sí, no te preocupes, estoy segura! ¡Y puedes contar conmigo para guardar el secreto!»

«Gracias Belle»

Ruby entró en el restaurante acompañada de Snow. Emma puso los ojos en blanco, exasperada

«Pensé que una tarde de chicas nos haría bien» dijo la camarera

La rubia no respondió y miró a su madre sentarse frente a ella

«Buenas tarde, cariño, ¿estás bien?»

«Sí, estoy bien»

«Estoy contenta de verte, ¿sabes? Me desilusioné ayer cuando me llamaste para decirme que no venias a dormir a casa»

«Por favor, no empieces y vamos a pasar un buen momento, ¿de acuerdo?»

Mary Margaret asintió y la joven loba comenzó a repartir las cartas y las fichas

«¿Qué apostamos?» preguntó Ruby

«Si yo gano, deberás contarme toda la historia del hechizo esta noche, Emma» dijo la princesa a su hija

ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora