Parte 22

2.2K 230 85
                                    


Regina no había pegado ojo en toda la noche. Después de haber besado a Emma y sobre todo de haber sido rechazada, la sheriff había llamado a Ruby para que fuera a buscarla. La morena había intentado explicarle, pero Emma le había dicho que no se acordaba de nada y se había marchado rápidamente, dejándola sola en el silencio de la habitación. La reina entonces había estallado en llanto. Le había costado mucho aceptar sus sentimientos hacia la salvadora y ahora que lo había logrado, se daba cuenta de que no era correspondida.

«¿Mamá?»

Secó sus lágrimas con el dorso de la mano y se dio la vuelta hacia su hijo

«Henry, cariño, ven»

Él se sentó en la cama de su madre y recorrió la habitación con la mirada

«¿Dónde está Emma?»

El corazón de Regina se encogió y tenía ganas otra vez de ponerse a llorar

«Se ha ido...»

«¿Qué? ¿ A dónde? Pero, ¿por qué?»

«Creo que está en casa de Ruby. Henry, tu madre se ha curado»

Se quedó con la boca abierta y miró a su madre, con un gesto que denotaba muchas cuestiones

«Pero, ¿cómo es posible? Me habías dicho que nunca se curaría»

«Sí, lo sé, es lo que Gold me había dicho también, pero ahora está bien»

«¿Encontraste un modo de curarla?»

Regina dudó, ¿debía contarle la verdad a su hijo?»

«No, en fin, sí...yo..¡Nos...hemos besado!»

«¡Ah, pero eso es genial! Estoy muy contento, ¡finalmente te has dejado llevar!» dijo él saltando en la cama

«Cálmate. He roto el hechizo al besarla, y de repente ella me ha rechazado. Lo ha olvidado todo»

Henry se quedó quieto, sorprendido y desilusionado

«¡Oh, no, eso quiere decir que debemos recomenzar todo otra vez!»

«¿Recomenzar?»

«Sí, te toca a ti ahora reconquistarla»

La reina suspiró y giró la cabeza hacia la ventana. No tenía ánimos para una conquista. Pensó en todos los momentos que había pasado con Emma y las lágrimas aparecieron en sus ojos. ¿Qué podía hacer? Una sola solución se le presentó de momento: Rumpelstiltskin. Necesitaba respuestas y pensaba obtenerlas...

Regina llegó a la tienda del Señor Gold. Entró y espero a que la bestia saliera de la trastienda.

«Qué alegría verte, querida, hacía mucho tiempo» dijo él sonriendo

«Necesito que hablemos» dijo la reina con un tono seco

Rumpelstiltskin se puso frente a la joven, con sus dos manos apoyadas en el bastón

«Te escucho, Majestad»

«Sabías muy bien cómo romper el hechizo del que era prisionera Emma, ¿verdad?»

La sonrisa del hombre se alargó

«¡Has tardado mucho en comprenderlo! Sin embargo, pensaba que te había enseñado que el beso de Amor Verdadero podía romper cualquier hechizo»

Regina se tensó al escuchar las palabras de Gold. ¿Sería Emma su Amor Verdadero? Siempre había pensado que era Daniel, pero por culpa de su madre, nunca tuvo el tiempo de profundizar en la cuestión. Miró a la bestia y vio la sonrisa de satisfacción en sus labios. La cólera se apoderó de ella, una vez más, había sido manipulada por este traidor

«¡Estúpido! Todo es tu culpa. ¡Si no le hubieses dado ese hechizo a Emma, nunca habría pasado tanto tiempo a su lado y no me habría enamorado de ella!»

La reina abrió de par en par los ojos cuando se dio cuenta de lo que acababa de decir. Rumpel se echó a reír

«¡Qué ironía! La reina malvada enamorada de la salvadora»

«¡Cállate!»

«¿Y qué piensa Emma Swan?»

Regina le lanzó una oscura mirada

«Dice que no se acuerda de nada»

Un nudo se formó en su garganta, iba a derrumbarse, lo sentía y en ningún caso quería llorar delante de Gold.

«¿De verdad? Interesante»

Era evidente que se estaba divirtiendo al ver a Regina en ese estado. Sabiendo muy bien que no lo soportaría por más tiempo, la morena dio media vuelta y salió de la tienda. Ya fuera y cerca de su coche, comenzó a llorar. Estaba tan mal que no vio a Ruby a lo lejos con una bolsa de compras en cada mano...

Ruby entró como una furia en el restaurante, dejó las bolsas en la barra y subió de cuatro en cuatro las escaleras que daban a su habitación.

«¡Acabo de ver a Regina saliendo de la tienda de Gold, totalmente en lágrimas!»

Emma levantó la cabeza del periódico

«¿En serio?»

«¡Sí! He alucinado, es la primera vez que la veo en ese estado. ¡Casi siento lástima!»

Emma frunció el ceño y se levantó de la cama. Se puso su chaqueta y tomo su bolso

«¡Tengo que ir a verla!»

«Pero, ¿por qué?»

«No te puedo decir nada por el momento. ¿Me prestas tu coche?»

«Sí, de acuerdo»

La sheriff iba a salir cuando la loba la detuvo

«Harías bien en llamar a tus padres para decirles que estás curada. ¡Se preocupan por ti y están buscándote por todos lados!»

«Pasaré a verlos. Gracias por haberme guardado el secreto Ruby. Me voy, hasta luego»

«Sí, sé prudente. ¡Con Regina nunca se sabe!»

Emma sonrió y salió de la habitación. Condujo hasta la casa de la morena y paró al final del camino. Una vez delante de la puerta, la salvadora inspiró profundamente y llamó. Algunos minutos más tarde, Regina abrió

«Tengo que hablar contigo» dijo Emma antes de que la reina pudiera decir nada

«Creo que no»

Regina iba a cerrar la puerta, pero la rubia la bloqueó con el pie

«Regina, por favor, déjame entrar, ¡te mentí!»

El corazón de la morena se hinchó de esperanzas, ¿acaso Emma sentía algo por ella? La hizo entrar y le ofreció algo de beber.

«No, gracias. Vayamos al salón» dijo Emma

Regina no respondió y siguió a la joven. Se sentó en el sofá mientras que la salvadora recorría de aquí para allá la estancia

«Escucha, he venido a decirte que no he olvidado nada. De hecho, me acuerdo de todo, tus recuerdos, los momentos en el hospital, las noches aquí. Y después el beso...»

La reina bajo la cabeza, apenada. No sabía qué decir, solo quería saber si Emma sentía lo mismo que ella. La salvadora continuó

«Quería decirte que...no siento nada por ti, estaba bajo el efecto del hechizo, ¿comprendes?»

Las lágrimas comenzaron a descender por las mejillas de la morena que intento más mal que bien esconderlas

«¡Emma, tú...tú no puedes decir eso, no es posible, después de todo lo que ha pasado, de todo lo que has dicho!»

«No era yo...¡lo siento!»

Tras decir esto, la rubia salió de la casa, dejando a Regina sola, con el corazón partido en mil pedazos...


ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora