Diana

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Diana se sentía como una auténtica estúpida.

No se le había ocurrido otra cosa que irse corriendo a esconderse y llorar, como una niña pequeña. Por suerte, creía que Leo no se había dado cuenta de su llanto. Seguro que, si no, ya se habría burlado. Leo era así.

Aún así, mientras corría, se obligó a pisar más fuerte, correr más rápido y, en un futuro, a convertirse en mejor arquera. No iba a dejar que una ridícula hija de Ares la humillara. Nunca más.

Cuando Leo y ella llegaron al campamento, se encontraron a la gente corriendo de acá para allá. Diana vio a Piper y la cogió del brazo.

-Piper, ¿qué pasa?-preguntó a su amiga.

Piper los miró aliviada a Leo y a Diana, aunque su alivio no duró más que un segundo.

-Percy ha vuelto-exclamó Piper, mientras jadeaba por el esfuerzo.

-¿Tanto jaleo por eso?-preguntó Leo.-A ver, que Percy es tan guapo como una carpa podría habéroslo dicho yo hace tiempo, pero...

Ninguna de las dos le hizo caso. Piper se volvió hacia Diana y siguió hablando.

-Fueron con el Argo II recién reconstruido a por Jason, Hazel y Frank al Campamento Júpiter-explicó la hija de Afrodita. Diana recordó vagamente que algunos de los héroes de la profecía eran hijos de los dioses en su forma romana, por lo que vivían en un campamento distinto.-Ahora ha vuelto.

-¿Y por qué hay tanto alboroto?-dijo Diana.

Piper señaló sobre sus cabezas.

-Mirad el mar.

Diana volvió su cabeza hacia las aguas. Éstas se revolvían inquietas, provocando olas gigantescas, que bramaban en la playa. Echó a correr con sus amigos hacia los demás, donde un chico rubio se ponía en pie en ese momento.

-¡Jason!-gritó Piper.

El chico rubio se dio la vuelta, y Jason pudo detectar el alivio de él al ver a su amiga. Pero entonces su mirada se endureció.

-¡Piper, ten cuidado!-gritó.

Se giró y, como si fuera un Superman rubio, salió volando hacia el cielo, el cual, oscuro y lleno de nubes negras, tronaba y soltaba rayos. Diana sabía que Jason era hijo de Júpiter, por lo que tenía el poder de controlar los cielos, aunque no estaba muy segura de que se le diera bien, juzgando el resultado.

Entonces otro chico moreno salió del agua. Arrastraba a una muchacha con una melena rizada y revuelta, que yacía inconsciente en sus brazos.

Leo ahogó un grito y se acercó al chico. Cogió con mucho cuidado a la chica.

-¡Cuida de ella, Leo!-le gritó el otro muchacho. Tenía el pelo negro pegado a la frente, pero sus ojos verdes brillaban con determinación.

-¿Y tú qué harás, Percy?-preguntó el latino al muchacho.

A Percy no le dio tiempo a responder, porque un delfín salió del agua y, ante la sorpresa de Diana, se transformó en un chico asiático, grande y fuerte, que llevaba a otra chica pelirroja en brazos, también inconsciente.

-¿¡Dónde está Annabeth!?-preguntó Percy por encima del estruendo.

El chico ( Diana supuso que sería Frank ), dejó a la chica con cuidado en la arena, junto a Piper, que se había adelantado y le hablaba al mar, tratando de elevar el volumen de su voz más y más. Diana sabía que Piper poseía una habilidad que permitía convencer a la gente de lo que ella quisiera, pero no sabía si el poder de su amiga podía extenderse al agua.

No soy tu novia (Leo Valdez #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora