Leo

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Chicos, si no os importa, leed la nota que he escrito al final del capítulo. Nada más. Un besazo. Espero que os guste el nuevo capítulo.

El Olimpo era alucinante. Leo ya había estado un par de veces, pero le seguía sorprendiendo. Las enormes edificaciones, la alegría con la que los dioses y diosas menores siempre andaban de aquí para ya. Annabeth había hecho un trabajo bárbaro con la reconstrucción de aquel sitio. Como decía Rachel, su mostrador de ensaladas era una pasada.

Diana se fijaba en todo con los ojos muy abiertos, totalmente pasmada. A Leo le entraron ganas de tener una cámara para hacer una foto y enseñársela después, pero sospechó que aquello no terminaría muy bien para él y para su entrepierna. Se calló lo que pensaba.

Por todas partes se encontraban los campistas que habían acudido al monte Olimpo mientras Calypso se dirigía al campamento. Leo saludó a los gemelos Stoll con la mano, y hasta Clarisse le dedicó un leve cabeceo antes de alzar la cabeza y beber un buen trago de néctar. A Leo la boca se le hizo agua, pero entonces escuchó que gritaban su nombre y una avalancha de trenzas con plumas y cariño a raudales llamada Piper se le echó encima.

-¡Ay, que bien que estéis a salvo!-exclamó su amiga. Comenzó a estrujarle las costillas tan fuerte que Leo soltó un quejido.

-Piper...Piper...

-¿Sí?-preguntó ella, emocionada.

-Mis pulmones...no puedo...

-¡Oh, sí!-exclamó Piper. Dejó de apretarlo, pero sólo descansó un segundo, porque a continuación fue a Diana a la que abrazó.-¡Diana! ¡Dioses! ¡Ha sido aterrador! ¡Cuando te vimos ahí muerta pensamos...pensamos...!

-Un segundo-la paró a duras penas Diana, ya que seguía estrechada entre los brazos de Piper.-¿Nos has visto? ¿Cómo es posible?

-La muy bruja de Calypso se encargó de eso-Piper escupió su nombre.-Hizo aparecer unas pantallas por todo el Olimpo mientras estábamos paralizados para que pudiéramos observar la batalla. Estaba muy segura de su batalla.

-¿Todos nos han visto?-Diana tragó saliva.-¿Todos todos?

Piper asintió.

-No sé de qué te quejas, bombón-dijo Leo entonces, y aprovechó para rodear los hombros de Diana con el brazo.-Somos las estrellas de Hefesto TV. Seremos más famosos que Brad Pitt y Angelina Jolie, te lo digo yo.

Diana le dio un golpecito en el brazo a la vez que Piper sonreía y enarcaba una ceja. Su amiga era una auténtica Celestina, pensó Leo, pero qué más daba. A esas alturas, todos lo habían visto llorar como un bebé.

Y maldecir a los dioses, se recordó a sí mismo Leo.

Tragó saliva.

-Ah-dijo Piper, como si se hubiera vuelto Apolo de repente y le hubiera leído el pensamiento-los dioses quieren veros en la sala de los tronos enseguida.

-¿A...a los dos?-tartamudeó Leo.

-Ajá-asintió Piper.

-Oh...-comenzó a decir el latino, pero después recordó que Diana seguía a su lado y cambió de tema.-¡Oh, genial! ¡Vamos, bombón! Será divertido.

-No tienes por qué fingir, ¿sabes?-le dijo Diana una vez que se separaron de Piper y echaron a andar de nuevo.

-¿A qué te refieres?-Leo se hizo el inocente. A lo mejor funcionaba; a lo mejor Diana se refería al hecho de que siempre llevaba unos calzoncillos de repuesto en el cinturón (hey, nunca se sabía cuando te ibas a poner modo pirómano on).

No soy tu novia (Leo Valdez #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora