Capítulo #2

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Conseguí un hueco en mi horario: Biología. Resultó que nuestra nueva profesora se enfermó y no iba a venir en toda la semana. Así que gracias señorita profesora de biología cuyo nombre desconocía, gracias a su estado de ausencia podré acomodar mi casillero y dejar de llevar todos mis libros a todos lados como si fuera una carretilla humana.

Así que ahí estaba, ambientadores, aceite, paños y uno que otro adorno. Primero comencé con el óxido, lo pelé lo mejor que pude, luego pasé un trapo enjabonado y finalicé con una pequeña capa de pintura que logró que todos me echaran un vistazo al pasar y oler el fuerte aroma de la pintura gris.

Luego encendí un ventiladorcito de pila y lo sostuve contra el casillero. Quince minutos después Zoe aparecía con una rosquilla a medio comer en la mano.

—Te ves graciosa, ¿lo sabías?

—El último comentario que escuché fue: ¿Tu casillero tiene calor? Déjame mostrarte algo de verdadero calor, nena. Así que puedo intuirlo. —Zoe sonrió.

—¿Qué le pasa a los tipos de hoy? ¿Era eso un piropo o una burla?

—Me inclino a pensar que parte y parte. Como sea, solo lo ignoré. —Toqueteé el interior del casillero, la pintura estaba seca. Apagué el ventilador y lo guardé en mi mochila al mismo tiempo que Zoe anunciaba.

—Me apunté para las animadoras. —La miré por un instante.

—Pues mucha suerte. La vas a necesitar.

—Mira, sé que las detestas. Pero esto es importante para mí, ¿sí? —Tomé el ambientador en spray y comencé a aromatizar el interior de mi re-decorado casillero.

—Está bien, solo ten presente que van a haber muchas otras chicas participando en la audición también. Muchas de ellas con rutinas más elaboradas.

—Por eso es que necesito que vengas a mi casa y me ayudes a practicar.

—No puedo —contesté de inmediato, guardando el spray en mi mochila y sacando un espejo que coloqué en la puertecilla—. Intento mantener mi record de puntuación perfecta, ¿recuerdas? Esta semana está copada. Historia, química...

—Gracias, Heather.

—Zoe —Se giró y se alejó por el pasillo con molestia. La llamé de nuevo pero no me atendió. Así que la dejé marchar.

¿Qué más podía hacer? Sí, es mi mejor amiga y quería lo mejor para ella, pero también tenía obligaciones propias que atender. Suspiré y continúe con mi casillero. Extraje un sticker que desprendía un ligero aroma a frambuesas. Lo pegué en la pared interna derecha del casillero. Luego saqué de la mochila la foto del hombre más hermoso del planeta y la pegué con adhesivo sobre el espejo.

—Algunas mujeres aseguran que Brad Pitt es el hombre más bello del mundo. —Me llevé una mano al pecho mientras me giraba. Ethan estaba apoyado en el casillero inmediato al lavado.

—Eso fue muy gay, ¿lo sabías? —Me volví hacia mi casillero y acaricié la foto del verdadero hombre más bello del mundo.

—Es gracioso que eso venga de alguien que se ofendió por un comentario estereotipado —Lo reconozco, estaba en lo cierto. Pero no lo expresé en voz alta, eso nunca—. Además dije: algunas mujeres aseguran... solo era una información, no un comentario subjetivo. —Contuve una exclamación por su molesta presencia y en cambio comenté.

Primero, no sé a qué mujeres te refieras, segundo —Apunté la foto en mi casillero—. Este, es el hombre más bello del mundo.

—No estoy de acuerdo. —Me crucé de brazos.

La guerra nerdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora