Capítulo #29

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El discurso de Ethan fue sobre los sueños. Habló sobre cómo no debe darse uno nunca por vencido, sobre cómo, siguiendo el camino correcto, debías luchar para alcanzar tus metas y objetivos. Hablaría alrededor de unos seis o siete minutos. Luego de los cuales todos le aplaudieron, al tiempo que yo veía mi objetivo de ese año desvanecerse.

No volvería a pisar aquel instituto. No caminaría de nuevo por aquellos pasillos, ni me sentaría de nuevo en aquellas aulas. Me gradué con buenas calificaciones, pero no con las mejores. Las mejores las tuvo Ethan Lodge, el Usurpador.

Nos fueron llamando por orden alfabético, nos entregaron nuestro diploma y nos sacaron una foto junto al director. Luego mi madre me sacó una foto junto a Zoe y yo me sorprendí de lo rápido que sucedían las cosas. Si miraba hacia atrás, casi podía escucharme relatarle a Zoe como planeaba graduarme con el promedio perfecto, dar un excelente discurso y pasar a la historia de Landon Marshall como la estudiante más brillante.

Pero nada de eso sucedió. No obtuve el mejor promedio, me adentré en una guerra que no pude ganar y terminé siendo la peor persona que pude ser. Y entonces allí estaba, diploma en mano, sin pareja para el baile de esa noche que yo misma organicé.

—¿Y si invitas a Ethan? —Íbamos en el coche de mi madre con rumbo a nuestra casa. Zoe dijo que pasaría la tarde conmigo y que luego iría a su casa a prepararse. Alcé una ceja al escuchar su sugerencia, por lo que ella rio—. Era una broma, no te molestes.

—¿Una broma? —Pregunto mamá echando una mirada por el retrovisor—. ¿Qué tiene de malo ese muchacho, Ethan?

—Todo —contesté mirando por la ventana—. Es arrogante y un idiota.

—¿De verdad? —dijo mamá, frunciendo el entrecejo, mientras hacia el auto virar por una calle agregó—. Lo recuerdo de ese terrible día. No soltaba tu mano mientras salían del instituto y tú no te despegabas de él. Juraría que es un muchacho amable y dulce.

Ni Zoe ni yo hicimos ningún comentario ante eso. Quizás quería creer que lo sucedido aquel terrible día era como una frase entre paréntesis, como si los acontecimientos de ese día no afectaran el resto del curso natural de las cosas, pero lo cierto era que me engañaba. Los cursos de ese día importaban, marcaban y nos acompañarían por siempre.

Mamá estacionó, Zoe y yo bajamos del coche. Pensé en ese día mientras entrabamos a casa, pensé en todo lo que nos dijimos Ethan y yo ese día, antes del tiroteo, luego de él. Tenía sus palabras y las mías grabadas a fuego en mi mente.

«Sé que las cosas entre nosotros no han salido del todo bien, pero ya todo es pasado, ¿sí? Me gustas, siempre me has gustado, es solo que... de acuerdo, lo admito. Me gustaba hacerte enojar, pero ya no quiero eso más. No quiero pelear contigo a cada segundo, porque lo único que quiero es besarte.»

Eso había dicho él, antes del disparo, cuando todo estaba tranquilo y no ocurrían cosas malas en el mundo, cuando por un segundo pensé que todo podría ir de maravilla. Pero luego me vi en la obligación de confesar, porque no podías empezar una relación así, en base a una mentira, simplemente no podías y ciertamente ni Ethan ni yo nos merecíamos algo así.

Entonces empezaron a suceder las cosas malas, él me dirigió esa ruda mirada fría, llena de rabia y desprecio y yo la merecía, por dios que sabía que lo merecía. Y luego nos quedamos encerrados en esa aula, escuchando el mundo ser silenciado por disparos. Todo se volvió tan horrible y confuso. Y a la salida de ellos, cuando todo parecía volver a la normalidad, pero aun así con el temor de una Zoe desaparecida, yo había intentado explicarme con él.

«No estuvo bien lo que hice, me dejé llevar por esta estúpida idea de graduarme con el promedio perfecto y lo más importante Ethan: te he mentido demasiado. Y no hablo del beso, creo que esa es la única cosa real que he hecho frente a ti, la verdad es que me importas y que lo he jodido todo.»

La guerra nerdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora