Capítulo #3

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Hacía algunos años, vimos en historia las antiguas guerras. Guerras libradas por reyes; como la Guerra de las Rosas. También estudiamos las cruzadas y la Santa Inquisición. En esas guerras, los hombres iban armados con espadas, lanzas, armaduras de hierro, montados sobre lomos de briosos caballos. Cuando iban a la carga gritaban el nombre de por quién luchaban y se arrojaban contra el enemigo.

Pero había muchos tipos de batalla, algunas batallas reclamaban sangre, otras...

Ahí estaba yo, a mitad de una clase de Biología, librando mi propia batalla contra Ethan Lodge, El Usurpador.

La señorita Jackson, nuestra muy inusual joven profesora de Biología, llevaba una media hora hablándonos sobres los genes recesivos. Había comenzado por disculparse debido a su ausencia y su incongruente juventud logró que varios varones suspiraran y aseguraran que todo estaba bien.

Pero lo cierto era que la señorita Jackson era buena profesora, cosa que dudé cuando dijo que tenía solo veintiocho años de vida. Pero ella dominaba el tema y se adueñaba de la materia. Había hecho un par de preguntas de las cuales no pude contestar todas. El Usurpador ni siquiera levantaba la mano para contestar y a la señorita Jackson no parecía molestarle.

Así fue como nuestra nueva maestra terminó por mandarnos a guardar silencio, luego de que responderíamos al unisonó la misma pregunta.

—Es bueno tener estudiantes entusiastas como ustedes, y ya sé que ambos saben bastante. Pero me gustaría saber que tanto saben el resto de sus compañeros.

Dijo la segunda vez que hablamos al mismo tiempo. Los dos asentimos y la clase prosiguió. Cuando la campana sonó marcando el final de la clase, la señorita Jackson nos hizo a Ethan y mi acercarnos a su escritorio. Vi a Zoe detenerse en la puerta para esperarme.

—Bien, ¿qué pasa entre ustedes? —preguntó sin rodeos y con una lapicera negra entre las manos. Ethan y yo nos vimos instintivamente.

—¿Qué pasa de qué? —preguntó él con un encogimiento de hombros. Le arrojé una mirada fulminante.

—¿Podrías tener un poco de respeto? —Me miró con un rostro de idiota sorpresa fingida.

—¿Cuándo he faltado al respeto?

—¡Deja de ser tan petulante!

—¡Oh mira quien lo dice! Miss Humildad.

—¡Suficiente! —La señorita Jackson tomó unos papeles de su escritorio y los alineó—. No quiero pleitos en mi clase, además pienso que dos jóvenes tan inteligentes deberían aliarse. Serian imparables. —Me crucé de brazos y mostré mi desconformo con una mueca de mi rostro, Ethan El Usurpador, no se quedó atrás, bufó y ni siquiera me determinó. La señorita Jackson nos miró de ida y vuelta—. Bien, si no quieren aliarse, perfecto. Pero nada de pleitos en mi clase. Si tienen algún problema vayan con Naisha Phill, la consejera. Pueden retirarse.

—Permiso.

Me retiré la primera, no sin antes dirigir mi mejor mirada de desprecio a Ethan, que me respondió con una de sus sonrisas arrogantes que era peor que cualquier insulto. Me uní a Zoe en el pasillo y le fui narrando lo ocurrido. Cuando llegamos a la fila de la cafetería prorrumpió en carcajadas.

—¿Quién lo diría? Dos nerds en problemas. —La señora del almuerzo dejó caer una pasta y dos albóndigas en mi plato.

—No estábamos en problemas. Pero a la señorita Jackson no le gustó nuestro comportamiento, solo nos dio una advertencia.

—Aun así no puedes negar que es graciosísimo. Deben ser los primeros nerds en la historia de Landon Marshall a los que les llaman la atención por ser jodidamente inteligentes. Que digo Marshall, en el mundo entero. —Tomé un jugo de fresa y esperé a Zoe, luego tomamos una de las mesas cercanas a la ventana.

La guerra nerdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora