Capítulo #23

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Zoe se apareció en mi casa el miércoles. Yo estaba frente a la computadora escribiendo el increíblemente aburrido ensayo para la clase de historia. Eran treinta hojas de las que solo llevaba diez, el motivo, era que nada de lo que lograba escribir me parecía suficientemente bueno. Por algún motivo, después de aquella terrible derrota en la clase de la señorita Rumsfield, mi confianza había decaído mucho. Sentía que nada de lo que hacía era lo correcto, sentía que cada cosa que decía, pensaba o quería hacer estaba plagada de terribles errores y la presencia de Zoe no era de gran ayuda. Primero porque me recordaba la terrible derrota, segundo porque ella solo quería hablar sobre la fiesta de Azlyn y yo lo único que quería era terminar el estúpido ensayo para el día siguiente.

—Estoy entre uno de Gatúbela y otro de Ángel, ¿tú que piensas? —preguntó paseando por mi habitación detrás de mí, hablaba sobre su disfraz y sobre cuál de los dos podría causar más impresión en Joshua, su pretendiente.

—Con el que te sientas más cómoda, Zoe —dije, mientras mis manos viajaban por el teclado de mi computadora y mis ojos, ocasionales veces al enorme libro de historia abierto junto a mi computadora.

—Creo que debería usar el de Ángel, no es tan atrevido como el de Gatúbela y en definitiva no quiero asustar a Joshua. —Escuché el colchón de mi cama rechinar cuando ella se lanzó boca arriba sobre él, un segundo después preguntó—. ¿Tú que vas a usar, por cierto?

—Nada, ni siquiera sé si voy a ir.

—Oh vamos, tienes que ir. Azlyn quiere que vayas, se va a poner muy mal si la dejas embaucada.

—Claro que no, no le importa un pepino si yo voy. Ella solo estará preocupada de que Ethan el pingüino Lodge, vaya. A ti es a la que le preocupa que yo no vaya. Porque tienes miedo de quedarte sola con Joshua.

—Lo que me recuerda —exclamó levantándose, como si no hubiera escuchado nada de lo que acababa de decirle—. Neil está muy emocionado por la fiesta. Azlyn lo invitó hoy y lo primero que preguntó es si tú ibas a ir. Vamos, no puedes hacerle eso a Neil.

—Neil debería dejar de interesarse por mí. —Comprobé con gran entusiasmo como las palabras del ensayo iban en aumento—. De hecho, tú deberías ayudarme con él. No sé, dile que los chicos no me interesan por ahora.

—¿Y cuándo te van a interesa, Heather?

—Hay cosas más importantes —me defendí, viendo que el libro estaba siendo de gran ayuda, pero Zoe no pensaba darse por vencida conmigo.

—Y lo sé, pero una cosa es ser responsable y otra estar obsesionada. Te adoro y lo sabes, pero siento que te estás perdiendo cosas maravillosas por tus locas ganas de querer ser la primera en todo.

—Y yo pienso que tu deberías estar haciendo este informe —la interrumpí, no queriendo desconcéntrame de mis deberes.

—¿Ves? Contigo no se puede, pero como quieras, me voy. Una cosa. —Abrió la puerta y me miró antes de irse, decidí despegar la vista del monitor solo para ver si de verdad pensaba retirarse, pero entonces dijo—. Si no fueras tan terca, caprichosa y obsesionada con eso del primer lugar, es casi seguro que Ethan no estaría saliendo con Azlyn.

Estuve a punto de arrojarle el enorme libro de historia, pero ya era tarde. Luego de sus últimas palabras ella escapó con prisas, dejándome más molesta que de costumbre, algo que por esos días parecía muy normal en mí.

***

La señorita Rumsfield me dio un sermón. Duró unos diez minutos preguntando por qué me había dejado ganar por Lodge y otros cinco minutos recordando mis días de gloria en su clase. Cuando al fin hubo dejado de molestarme, le tendí mi ensayo y me fui antes de que retomara el molesto sermón.

La guerra nerdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora