Capítulo #6

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El lunes Zoe y yo salimos corriendo de la finalizada clase de la profesora Rumsfeld para ver la cartelera con los resultados de todos los clubes. Cuando llegamos, un gran número de estudiantes ya estaba en el lugar. Tuvimos que esperar un buen rato para que se despejara un poco. Cuando hubo menos gente, Zoe se abrió un caminito y yo la seguí. Su dedo apuntó inmediatamente a la hoja de las animadoras y comenzó a recorrer los nombres hasta encontrar el suyo. Cuando lo hizo, lanzó un grito y me abrazó con fuerza. Pude ver un par de lágrimas brotar de sus ojos.

Busqué la cartelera de arte, cuando la encontré solo vi cinco nombres, el mío no era uno de ellos. Sentí como si la vida acabara de darme una bofetada. Lodge tenía a los mateatletas, yo no tenía nada.

A la última hora Zoe me acompañó a la cafetería, tomamos asiento cerca de la ventana y comimos sándwich con jugo de manzana. Zoe intentó animarme, diciendo que no necesitaba de tontos clubes, que mi cerebro era suficiente para enfrentarme a Ethan.

—¿Sabes cuánto crédito le van a dar solo por pertenecer a los mateatletas? —No contestó, yo no le expliqué tampoco, no era necesario, era bien sabido que el club que más créditos daba era ese.

Neil se acercó a nuestra mesa diez minutos después y se sentó. Zoe parecía sorprendida, ambos se saludaron, ella le anunció que ahora animaría sus partidos, a él no le importó demasiado.

—Felicitaciones, Neil —dije cuando Zoe terminó de parlotear.

—¿Ya viste la lista? —«Es precioso, pero es tan tonto.» Me limité a asentir—. Oye, deberíamos hablar con el Señor Billy.

—¿Quién es ese? —pregunté antes de darle un trago a mi jugo. Él me miró extrañado.

—El profesor de artes dramáticas.

—Ah, no me sabía su nombre. ¿Para qué?

—Yo vi tu monologo, no lo hiciste mal. Sinceramente pensé que quedarías.

—Quizás mi puntualidad fue lo que no le gustó. Déjalo estar Neil, no importa.

—Heather Jones —la voz de Ethan tenía algo que lograba encender mi ira. Era como si el infeliz supiera donde estaba el interruptor que la activaba, me giré. Él estaba de pie atrás de mí, llevaba una playera azul y vaqueros negros—. Supe que no lograste entras a artes dramáticas. —Hizo una mueca de dolor. «Infeliz, solo vienes a recordarme que tu sí tienes créditos extras.»

Ignoraba que estuvieras tan pendiente de mí, Lodge. —Sonrió.

—Ni lo más mínimo, uno simplemente escucha cosas. Es curioso como a todos les sorprende que el primer lugar no consiga un gran logro académico. —¿Era verdad eso o solo estaba jugando conmigo?—. Como sea, que mala suerte, Jones. Imagino que tu orgullo ha de sentirse herido.

—Cuida tus palabras, nerdo. —Ese fue Neil. Ambos giramos el rostro, Neil tenía las mejillas rojas y los puños apretados. Zoe se veía preocupada.

—¿Y tú eres? La conversación es entre Heather y yo. —Ay no, eso tenía mala pinta. Neil se levantó y yo hice lo mismo.

—Si te metes con Heather te metes conmigo, cerebrito. —No Neil, no uses eso insultos con él. La cosa se estaba caldeando, por primera vez desde que conocía a Ethan le vi cruzar ira por el rostro. Miré a Neil.

—Neil, basta. Ethan solo...

—No sabía que tenías guardaespaldas, Jones. ¿O debería decir neandertal?

—Heather. —Esa era Zoe, quien con la mirada me advertía de la presencia de un profesor en la entrada de la cafetería.

Jamás, en toda mi vida escolar me había visto envuelta en semejante rollo. En el medio de una pelea que quizás fuera por mí. Quién lo diría ¿Ah? El deportista pelirrojo y el nerd pelinegro peleando por mí. Quizás otra chica se sentiría emocionada por eso, yo no. No niego que mi ego se sentía gratamente impresionado, pero mi sentido común me decía que eso no era bueno para ninguno de los tres. Así que como la nerd que era, honré mi título de la mejor forma que conocía: con inteligencia. Me volví hacia Ethan.

La guerra nerdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora