Espero unos segundos, hasta que empezó a hablar.
-Hola si, ¿Se encuentra Diego Ramírez?, gracias- silencio -Hola ¿Diego?, si, necesito que me rastrees una llamada, ¿Quéééé?- dijo con voz aguda y luego soltó la risa de una niña pequeña -No, claro que no, es para algo importante, sí tenlo por seguro- en ese momento empezó a dictarle el numero, que anteriormente le había escrito en el papel -¿Para cuándo lo tendrás?, listo, entonces dentro de una hora te llamo o me llamas, no lo sé, - risas- chau, Dieguito- y, aun con una enorme sonrisa en sus labios, corto.
-Wow- dije de repente, lo que hizo que ella se sobresalte- Ya veo que si eran muy amigos-
Ella levanto los hombros con indiferencia.
-En un tiempo fuimos algo más, pero luego se entero su esposa y viste como son las cosas...- la mire con los ojos bien abiertos, lo que la hizo soltar una carcajada.
-Sí que eres inocente, mujer- luego me tomo de un brazo y me empezó a arrastras hacia su habitación -Según Diego, vamos a tener que esperar una hora, así que hay que matar tiempo, en algo productivo- En la mitad de la escalera, se dio vuelta para mirarme -Hoy nos vamos a conocer un poco mejor, y vamos a hacer de cuenta que no existe el pasado- y luego siguió con mi arrastre.
Una vez enfrente de la puerta de su habitación, hizo una pequeña reverencia.
-Bienvenida a mi humilde morada- dijo mientras abría la puerta que escribía Megan en letras violeta.
Al otro lado, se encontraba un cuarto, todo pintado de rosa pastel, con una enorme cama en el medio, delicadas cortinas cubrían de la luz del exterior y dos enormes armarios cubrían una de las paredes, todo en el mismo tono.
De mas esta mencionar, que la tecnología, ya sea en computadoras, televisores de varias pulgadas o reproductores, estaba bien presente.
-Pasa, que nada te va a comer- dijo risueña, al ver que no reaccionaba
-¡Quiero un cuarto como este!- dije, mientras hacía puchero -¿Porque la vida es tan injusta conmigo?- complete de forma dramática, lo que hizo que Megan soltara una carcajada.
Así fue, como pasamos toda la tarde hablando. Megan me conto que tenía un hermano mayor, que se había ido de la casa, cuando él tenía dieciséis y ella catorce; que su primer novio la dejo, porque la consideró muy básica, lo que la llevo a ser tan superficial y "plástica", según sus propias palabras. También me conto detalles sobre sus padres y yo sobre los míos.
Entre chistes y anécdotas, logre que se olvidara de Matías, y que la espera se hiciera más llevadera.
Ya habían pasado cerca de cuarentaicinco minutos, desde la llamada a Diego, cuando la melodía del móvil de Megan, cortó su historia de las vacaciones pasadas.
Al ver el remitente, sonrió en mi dirección.
-¿Si?- dijo con tono agudo -No, no conozco a ninguna Megan- soltó una risita -Okey, okey, ¿De verdad?, ¿De dónde?- al escuchar, lo que sería la respuesta a sus preguntas, Megan borro su sonrisa -¿Estás seguro?, sí, ya sé dónde queda, no, es para una amiga- ¿Megan me acababa de llamar amiga? Su voz, me saco de los pensamientos -sí, yo le digo, no, quédate tranquilo, no pasa nada, chau y gracias-
Cuando corto la llamada, me miro con ¿preocupación?
-¿Ya averiguo de donde es?- le pregunte, al ver que no empezaba a hablar.
Contemplo sus manos en silencio, como si encontrase algo interesante en ellas y luego me volvió a mirar -¿Qué te dijeron en esa llamada? Creo que tendrías que tener cuidado- dijo con cierto temor.
-Megan, exprésate bien, que ya me estas empezando a asustar-
-Tengo dos noticias: una buena y una mala- levantó dos dedos de su mano, para enumerarlos -la buena- levanto su pulgar -Diego pudo rastrear la llamada-
sentí un aleteo en el estomago
-¿Y la mala?- pregunte con cautela.
Levanto el segundo dedo, después del pulgar –La mala, es que fue desde la zona más peligrosa de Romenet: Calle Siete- al oír esa noticia, me congele.
-Te refieres a la misma Rominet y Calle Siete que yo conozco- asintió -Entonces, ¿estás queriendo decir, que la llamada provino de la parte más peligrosa de la ciudad vecina?- volvió a asentir -¡No puede ser! ¡Debiste haber dicho que era una MUY mala noticia!-
El mundo se me acababa de romper en minúsculos fragmentos, que me iban a costar volver a unir.
-Me quiero imaginar, que tu idea no será entrar en ese lugar, solo porque recibiste una llamada que decía vaya a saber que- ella tomo mi silencio como una afirmación -Okey, sé que no me tiene porque importar lo que hagas o dejes de hacer, pero... ¡¿Acaso te volviste loca?!- su grito me sobresalto -Entrar en ese lugar, ¡es casi como un suicidio!, ¡Me lo acaba de advertir Diego!-
La mire por unos segundos, en silencio ¿Y si Megan tenía razón? ¿Y si la llamada se tratara de una trampa? Esa y muchas otras preguntas, golpeaban mi mente. Sin embargo, había una fuerza invisible, que me decía, que estaba haciendo lo correcto ¿Intuición? ¿Sexto sentido? ¿Presentimiento? Como sea que se llamara, me decía que esa llamada era real, y que yo era la única esperanza de alguien.
-Tal vez, pero tengo que hacerlo- empecé a decir, una vez que gane esa lucha interior -Además, no sé, capaz que le diga a algún policía que me acompañe o...-
-Suerte con eso- me interrumpió; la mire extrañada -La policía no entra en esa zona, a no ser que quiera salir con una bala entre las cejas- cambie mi expresión, por una de horror -Te lo dije, ese lugar es espantoso, hasta de día, pero es tu decisión- levanto las manos en señal de rendición.
-Está bien, igual gracias por tu ayuda, Megan, me sirvió de mucho- le agradecí mientras la abrazaba.
Cuando me separe, me di vuelta para irme, pero ella me detuvo y, mientras me entregaba un papel, con un número de teléfono, escrito de forma rápida, dijo
-Cualquier cosa que necesites, llama a ese número que es el de la casa. Siempre habrá alguien para atenderte- le agradecí con una sonrisa y, cuando estaba por darme vuelta, ella volvió a detenerme -Otra cosa: esta pura y completamente loca. Lo sabías ¿No?- sonreímos las dos al mismo tiempo y me volvió a abrazar, para luego acompañarme hasta la puerta.
¿Cómo habíamos llegado a esto?
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Mi locura, tu salvación|✔
ActionDi dos pasos más, para internarme en el lugar, cuando un olor nauseabundo me invadió por completo, provocándome un leve mareo. Al recupéreme y buscar con la mirada el origen de la peste, me encontré que un cuerpo todo ensangrentado, yacía a metros...