Estaba en la habitación, tal como debe ser, pero esa vez había algo que la hacía lucir distinta. Mire a mi alrededor, buscando a Gonzalo, pero el ritmo de mi corazón se acelero cuando me di cuenta de que no estaba. Me levante, seguramente estaría en el baño, al hacerlo, sentí una tela liviana cubriendo mis piernas y cuando baje la vista, me encuentre vestida con un vestido rosa pálido, algo dañado por el tiempo. Trate de recordar el que momento me lo había puesto, pero nada llegaba a mi mente, todo resultaba confuso y lejano.Es ese momento Gonzalo volvió a mi mente y corrí hasta la puerta cerrada del baño, llame, pero nadie contesto. Me empiece a desesperar ¿Y si se lo llevaron? Sin importar con la situación en la que me encontraría si él estuviera haciendo algo ahí adentro, tome el picaporte y la abrí. Al hacerlo, solo me encontré con el frio del baño. Él no estaba.
Estaba sola, mi peor miedo se acababa de cumplir. Corrí hasta la puerta de la habitación y para mi sorpresa estaba abierta. Esto ya lo había visto, seguramente me estuvieran esperando para dispararme apenas salga, pero no me importo, después de todo no estaría tan mal. Cuando miro en pasillo, no hay nadie. Me debato entre escapar o intentar salvar a Gonzalo. Me decidí por lo segundo. Me dirigí al salón en el que conocí a Titán y me reencontré con el odioso de su hijo, pero nada más llegar y recorrer el lugar con la mirada, siento que me desmayo.
Todos estaban ahí. Mis padres, Bruno, Gonzalo, Megan, incluso hasta Thomas, solo había un detalle que oscurecía la situación. Todos estabas esparcidos por el suelo, manchados de sangre, inmóviles…
Me agache junto al cuerpo de papá, que es el más cercano y le busco el pulso, pero no hay nada, ni un mínimo movimiento, corrí hasta mamá, Bruno, Gonzalo, Megan, Thomas y con todos pasa lo mismo. Ya no había nadie con vida.
Lagrimas empezaron a brotar de mis ojos sin control. Ahora no solo estaría sola dentro de la habitación, sino que si llegaba a lograr escapar, ya nadie me estaría esperando afuera.
Empecé a gritar y golpear mis puños contra el suelo sin importar el dolor o las heridas que pudiesen aparecer después. Ya nada importaba.
-¡Brenda!- el llamado de alguien a lo lejos hizo que mis gritos de dolor aumentaran junto a mi llanto, seguramente era Rodrigo que venía a burlarse de mi desgracia -¡BRENDA!- el llamado era cada vez más cercano pero no me detuve, ya daba igual que me atraparan o no -¡BRENDA! ¡DESPIERTA, POR EL AMOR DE DIOS!- lo volví a ignorar…un segundo ¿Dijo despierta? De un momento a otro me empecé a sacudir y toda esa horrorosa imagen se empezó a desvanecer ¿Qué está pasando? -¡BRENDA, DESPIERTA!- reconocí la voz de Gonzalo.
De la nada me encontré nuevamente sentada en la habitación, con la respiración agitada, el corazón latiendo a una velocidad sobre humano y toda transpirada
-Brenda, tranquila, nada fue real, solo tuviste una pesadilla- la voz de Gonzalo me hizo dar cuenta de que me estaba abrazando. Sin ni siquiera recordar lo que había pasado entre nosotros, lo envolví entre mis brazos
-No me dejes- suplique mientras ajustaba mi agarre.
-No lo hare- dijo mientras acariciaba mi cabello, pero ambos sabíamos que esa promesa no duraría mucho. Pronto se cumpliría el me y Gonzalo tendría que enfrentar su destino, solo había una forma de saltarlo.
-Debemos escapar- dije de repente.
Me separe del pecho de Gonzalo y al levantar la vista quede a centímetros de su rostro. Su aliento chocando contra mi rostro, hizo que los recuerdos de nuestro “casi beso” volvieran a mi mente de manera atropellada, provocando nuevamente ese vacío en mi pecho y aunque de verdad no quería hacerlo, sabía que nuestra cercanía no era de su agrado, así que hice lo más lógico, me separé.
De inmediato el frio me golpeo de manera brutal, haciendo que un escalofrío me recorriera completa
-Lo siento- dije sin pensar. Ni siquiera comprendía la verdadera razón por la que me disculpaba, pero sentí la necesidad de hacerlo.
Gonzalo recorrió mi rostro y luego su atención cayó en mis labios. Su reacción me hizo poner nerviosa, pero a la vez me confundía y aun más cuando se empezó a acercar amenazadoramente, sin embargo la parte razonable de mi cerebro hizo acto de presencia y me obligo a apartarme.
-¡¿Qué es lo que se supone que haces?!- pregunte entre confusa y dolida –Un momento te comportas frio y al otro te acercas ¿Acaso tienes problemas con la bipolaridad? Porque eso es lo que parece- la rabia se me podía notar a kilómetros de distancia.
-Me gustas, Bren, pero…- sus palabras solo lograron que mi enojo aumentara
-¿Qué te gusto dices?- pero por favor, si hasta un niño se daría cuenta que no es así- solté con furia, aunque también sentía una punzada de dolor en el pecho.
-Me gusta, Bre, pero es complicado y no lo entenderías- dijo mientras se revolvía el cabello con frustración.
-Tienes razón- dije algo más serena –No lo entiendo, así que explícame-
Gonzalo se mantuvo unos minutos en silencio mientras mi ansiedad iba en aumento.
-Bren…, es complicado- dijo finalmente con voz queda y lejana.
Al escucharlo decir esas palabras, una idea loca pero posible brillo en mi mente
-¿Eres gay?- me anime a preguntar.
Gonzalo pareció divertido por mi deducción porque empezó a reír mientras yo lo miraba con el ceño fruncido.
-¿Qué es lo que te parece tan gracioso?- pregunte mientras reprimía las ganas de golpearlo con algo, es decir, estábamos hablando de algo serio y en se ponía a reír ¿Quién no se enfadaría?
-Tus deducciones son pésimas, por dios, te acabo de decir que me gustas ¿Y piensas en la posibilidad de que sea gay?- él tenía un punto, pero no se lo iba a reconocer. Eso estaba más que descartado.
-Pues disculpa, señor “Es complicado” pero tus explicaciones no son muy explicitas que digamos- inmediatamente dejo de reír y yo sonreí triunfal, solo esperaba que no dijera…
-Es complicado- y con eso colmó mi paciencia.
-Sabes que, ya no me interesa nada de lo que puedas llegar a decir, así que mantén la boca cerrada mientras intento idear algo ¿Si?- dije con exasperación mientras caminaba por la habitación buscando alguna idea en lo más profundo de mi imaginación.
-Me gustas, Bren, de verdad lo haces, pero es complicado para mí…- y justo cuando lo iba a cortar, soltó la verdad -…porque tengo una novia allá afuera, con la cual nunca llegué a cortar- palabras que, aunque no me mataron, hicieron que algo muriera en mi interior.
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Mi locura, tu salvación|✔
ActionDi dos pasos más, para internarme en el lugar, cuando un olor nauseabundo me invadió por completo, provocándome un leve mareo. Al recupéreme y buscar con la mirada el origen de la peste, me encontré que un cuerpo todo ensangrentado, yacía a metros...