¡Hola! sé que el maratón lo había prometido para hace unos días atrás, pero me surgió un problemiño y no pude ;(... sin embargo ¡acá estoy de vuelta y con lo prometido! Espero que lo disfruten.
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Ese día llegue tarde al colegio por lo que todos los alumnos ya se encontraban adentro de las aulas.
Cuando ingrese, algunos estudiantes aun rondaban por los pasillos y al verme, me contemplaron con pena, pero otros tantos con burla.
Instintivamente mire la vestimenta que traía puesta para encontrar el motivo de sus gestos, pero no había nada fuera de lo común.
Llevaba las zapatillas gastadas de siempre, un pantalón normal y la chomba con el escudo del colegio, lo mismo que todos. Ni siquiera había una mancha, que motive su expresión.
Después de examinar mi atuendo, levante la mirada y toda la atención seguía sobre mí, aunque ahora la disimulaban un poco. Solo un poco.
Ajuste las correas de mi mochila a mis hombros y seguí avanzando por los pasillos, ignorando sus miradas lo mejor posible.
No me consideraba una persona violenta, pero si tenía algo para decir, lo decía y listo. Sin embargo, ese día se sentía diferente... y vaya que lo fue.
Al entrar en mi aula y recorrerla con la mirada, sentí que el mundo se me rompía en miles de fragmentos pequeños, al igual que mi corazón.
En el banco que siempre ocupaba con Matías, ahora se encontraba Megan y no solo eso, sino que también estaban tomados de la mano.
Respire profundo antes de seguir avanzando, mientras que pestañaba repetidas veces para evitar las lágrimas.
Hacía varios días, me habían llegado algunos rumores sobre una relación secreta entre Megan y Matías, pero mi enamoramiento y confianza por él, no me permitía verlo como algo posible, no obstante, ahora los tenía frente a mí, comportándose como pareja.
-Matt- lo llame cuando estuve a su lado, ya que parecía no advertirme.
Al oír mi voz, todo el curso se quedo en silencio y Megan levanto su mirada hacia mí, a la vez que una sonrisa de satisfacción se dibujaba en sus labios.
-¡Bren! Veo que has llegado algo tarde- dijo con fingida lamentación, en tanto colocaba su mano sobre la pierna del que, en ese momento, era mi novio.
-Matt- volví a llamarlo lo más calmada posible, pero él siguió con su mirada clavada en los ojos azules de la arrogante Megan.
Las lágrimas empezaron a golpear contra mis ojos, porque, aunque no quisiera aceptarlo, ya comprendía la dolorosa situación.
-Era verdad- afirmé en un susurro, después de unos segundos en silencio -Estuviste con Megan todo este tiempo- mordí mi labio inferior, para evitar el sollozo que empezaba a quemar en mi garganta.
En ese momento Matías al fin se digno a mirarme y responderme, aunque hubiese preferido su silencio.
-Si es verdad- respondió mientras levantaba los hombros con indiferencia -Megan me pago para enamorar y destruir tu ingenuo corazón, y por las lagrimas que veo en tus ojos, me puedo dar cuenta que lo hice a la perfección- su declaración termino de quebrantarme, pero pareció no interesarle.
Luego tomó la mano de Megan, la cual me miraba con una sonrisa sínica, para posteriormente irse y dejarme parada en el medio de la clase, con mi corazón rompiéndose en miles de piezas pequeñas.
Los seguí con la mirada hasta que tomaron asiento en el banco que siempre ocupaba la rubia, y entonces ocurrió. Megan tomo el rostro de Matías entre sus manos, y lo beso, mientras que él le correspondía.
Las miradas de todos los presentes viajaban desde el dúo hasta mi y viceversa.
Trate de mantenerme fuerte, pero llego un momento que no me pude contener mas, y escape corriendo del salón, sin ni siquiera oír un regaño por parte del profesor. Tal vez hasta él ya se había enterado del engaño antes que yo.
Seguí huyendo hasta que llegue al baño y me encerré en un cubículo para desahogarme en un llanto desconsolado.
Sentía tristeza e impotencia, pero a la vez rabia y resentimiento, todo y nada al mismo tiempo.
El año anterior había ocurrido lo del accidente y la muerte de Thomas, por lo que aun me encontraba muy sensible y la mínima angustia ya era motivo de llanto.
Después de ese trágico día, me había vuelto más reservada y fría, de hecho había tomado la decisión de mudarme a otro lugar para estar lejos de todos mis amigos y de todos los recuerdos que me torturaban día a día, pero había tenido que aparecer Matías, consiguiendo romper todas mis murallas, y entrando en mi vida, para que, una vez dentro, me echara abajo de esta forma.
Ese mismo día, dentro de aquel cubículo y con los ojos rojos de llorar, me prometí nunca más dejar que un chico se convirtiera en algo importante para mí y menos si se trataba de un desconocido.
Después de quince minutos de estar llorando, la puerta se abrió y del otro lado apareció una Hannah desconocida, la cual sin importar qué, me consoló.
Pero la promesa se mantuvo firme: No volvería a cometer el mismo error dos veces.
Ahora, casi ocho meses más tarde, llegaba Bruno...
"Algún día te enamoraré, Brenda Robinson"
Su frase aun hacía eco en mi mente, creando una extraña, pero a la vez placentera sensación en mi interior ¿Qué te está pasando Brenda? ¿Donde quedo tu promesa?
-Muchas veces...- empecé dudando, pero tenía que decirlo -Muchas veces he leído o escuchado la frase "Si no arriesgas, no ganas", pero a nadie decir "Si no arriesgas, no pierdes"-
Bruno me miro confuso ante mis repentinas palabras, pero me obligué a continuar
-Yo personalmente, considero que la frase más valedera es la segunda, porque muchas veces he intentado o me he arriesgado por algo que amaba demasiado, pero el resultado fue una desilusión o un corazón hecho pedazos y créeme, cuando sientes el dolor que te causa alguna de las dos situaciones, no piensas por nada en el mundo volver a correr el riesgo- mi confesión pareció descolocarlo
-¿Por qué dices eso? Yo sufrí, pero igual quiero intentarlo- su tono casi sonaba desesperante, pero no pensaba faltar a mi promesa
-Pero yo no- contesté rápidamente y él pareció dolido -Una vez le entregué mi corazón a una persona y lo hizo añicos, jugó con el de la peor forma posible- me sinceré -Ese día, me hice una promesa que no pienso romper, no me voy a arriesgar cuando corro el riesgo de salir perdiendo- su expresión dolida me hacía sentir culpable y lo lamentaba, pero no me pensaba echar atrás -De verdad lo siento Bruno, pero prefiero cortar con esto antes que se transforme en algo y resulte más doloroso-
Bruno corrió su mirada de mí hacia la pared de enfrente y luego cerró los ojos mientras respiraba hondo por la nariz.
-Te entiendo, aunque no lo creas, te entiendo, yo también sé lo que se siente ser engañado por la persona que tenia tu corazón entre sus manos, sin embargo no dejo que un obstáculo me saque de la carrera- lo mire atenta ante sus palabras, pero él siguió con la vista fija en la pared -Algún día conocerás a esa persona que pondrá tu mundo de cabezas y te aseguro que ninguna promesa podrá obligarte a rechazarlo. Llegara esa persona que te sacuda de verdad y no habrá formas de quitártelo de la mente, desearas que esa persona sea tu todo- en ese momento volvió su mirada hacia mi -Y cuando ese momento llegue, me asegurare de que si yo no estoy en ese lugar, al menos sentir la satisfacción de haberlo probado todo. Como ya te dije antes, algún día te enamorare, Brenda Robinson, o al menos eso intentare- sus palabras calaron hondo en mi ser, pero solo me limite a asentir sin ninguna expresión.
No quería admitir que sus palabras describían el mayor de mis miedos: sentirme enamorada nuevamente.
¡No olvide dejar su estrelluela y comentario!
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Mi locura, tu salvación|✔
БоевикDi dos pasos más, para internarme en el lugar, cuando un olor nauseabundo me invadió por completo, provocándome un leve mareo. Al recupéreme y buscar con la mirada el origen de la peste, me encontré que un cuerpo todo ensangrentado, yacía a metros...