28-Limbo

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Con cada metro que la camioneta avanzaba hacia mi, sentía que el corazón se me aceleraba un latido.

La camioneta siguió acercandose, hasta que casi se encontraba a mi altura. Me hice pequeña contra el tronco del arbol que me resguardaba y esperé. Recién cuando sentí que paso de largo, y la vi perderse por el otro extremo de la carretera, logré soltar el aire, que inconcientemente había mantenido retenido durante todo ese tiempo de tensión, y apoyé la frente contra la corteza del árbol, hasta que sentí mi ritmo cardiaco más tranquilo. Sin duda que eso había estado muy cerca, ellos habían pasado a metros de mi y solo nos separaba un árbol.

A partir de ese momento, iría a la par de la carretera, pero por el bosque, no quería volver a correr ningún riesgo innecesario.

Ya estaba por dar el primer paso para retomar la marcha, cuando un pinchazo el la parte trasera de mi antebrazo llamó mi atención, inconcientemente golpeo la zona para espantar cualquier insecto, pero mi mano choca contra algo diferente.

Al buscar el motivo del dolor y encontrarlo, sentí que el mundo se me detuvo.

Por favor, que solo se trate de una mala jugada de mi mente.

Al ver el dardo en mi brazo, rapidamente lo retiré, aunque ya sabía que era en vano.

Una risa burlona se escuchó a mis espaldas, haciendo que me sobresalte. Al voltear a verlo, para identificar al dueño de ella y seguramente el responsable de mi mala suerte, me encontré a la última persona con la que quisiera tropezar en un momento así.

Rodrigo Oviedo.

Se encontraba parado a unos metros de mi, con su ya conocida pose arrogante y un extraño aparato en su mano derecha, que no hacía falta ser un experto para saber cual era el uso que le había dado.

De un momento a otro, empezó a acercarse a paso decidido hasta mi y sin darme tiempo a reaccionar ya me había tomado del brazo y me arrastraba hacia el interior del bosque.

-¡Dejame!- grité una vez que reaccioné y forsejeé hasta que me zafé de su agarre para alejarme de él -¡No te me acerques! Aun sigue en pie la amenaza del autobus- Rodrigo me miró con diversión al escuchar me advertencia, levantó las manos en señal de rendición y apoyó su espalda contra uno de los tantos arboles que nos rodeaban.

Se estaba burlando de mi, se reía porque ya sabía que había ganado esa batalla. Yo quedaría inconsciente, de hecho ya sentía el peso de mi cuerpo, y él quedaría bien despierto para cumplir su amenaza: vería mi derrota desde la primera fila.

-Me sorprendes- empezó a hablar, mientras que yo solo luchaba para seguir manteniendome lo más fuerte posible, hasta que llegara lo inevitable -Nunca nadie había logrado burlar tanto el operativo y menos haber llegado hasta la carretera- su sorpresa, hizo que mi yo interior sonriera, aunque la exterior estuviera sufriendo como nunca -Ni siquiera tu amiguito- supe que se refería a Gonzalo -Él lo intento varias veces, pero nunca logró ni siquiera salir del edificio, al parecer es más idiota de lo que aparenta- sonrió con arrogancia y quise golpearlo por eso, pero mi cuerpo ya reaccionaba muy lento.

-No es idiota- escupí con furia y él agrandó su sonrisa.

-Yo creo que sí- dijo indiferente, mientras elevaba la vista a la copa de los arboles -Arruinó nuestra vida y merece cada segundo del sufrimiento que pasó, pasa y pasará, aunque no sea por mucho más tiempo- sus palabras cargadas de rencor me confundieron, pero Rodrigo no pareció notarlo -Como sea, es un idiota y seguramente se estará llevando un castigo de los grandes, ya lo atrapamos hoy temprano-

Sentí un pinchazo en el pecho al escuchar sus palabras. Al parecer, Gonzalo no se había alcanzado a ocultar lo suficiente y en ese momento estaba sufriendo.

Rodrigo bajó su mirada hacia mi.

-Aunque el tuyo seguramente será peor, al parecer aun no conocer las reglas y habrá que enseñartelas, aunque seguramente no te agraden mucho nuestros metodos- rió con malicia, pero lo que realmente me espantaba, era que sus palabras me resultaban cada vez más lejanas. Su arma empezaba a surtir su mayor efecto.

No pude resistirme más y caí de rodillas mientras las lagrimas empezaban a descender por mis mejillas. No lloraba por miedo, porque realmente no lo tenía, lloraba de impotencia, mis fuerzas no alcanzarian y él disfrutaba ver eso.

-Vaya vaya, al parecer la guerrera se está quedando sin potencia- la voz de Rodrigo, me hizo contener las lagrimas lo mayor posible -¿Por qué no me repirtes la amenaza? ¿Como era?- preguntó con fingida duda.

-Idiota- la voz me había sonado apagada, pero su expresión furiosa me demostraba que me había escuchado.

Empezó a caminar hacia mi y golpeó su palma contra mi mejilla humedecida, pero no me importó, volví la vista hacia él con dureza.

-No me asustas, Rodrigo Oviedo, algún dia te volverá todo lo que estás dando, tus demonios te perseguiran, desearás volver el tiempo y corregir tus errores, pero ya será demasiado tarde, tendras que aprender a vivir con ellos, en cambio yo, siempre tendré la conciencia limpia y la certeza de que nunca me rendí, de que, aunque al final terminé fallando, no le hice el mal a nadie- mis palabras me costaron otra bofetada, con más rabia, pero la sustancia ya me estaba anestesiando completa y el dolor fue minimo.

-¿Crees que me afectan en algo tus palabras? No eres más que una niña delirando- dijo con furia -Veamos cuan fuerte te mantienes mientras recibas tu castigo- su amenaza fué lo ultimo que escuché antes de desplomarme completamente sobre el suelo del bosque.

No podía negarlo, sus palabras habían logrado sembrar el temor en mi interior, pero no me había arrepentido de ninguna de mis palabras, iba a poner lo mejor de mi, aunque terminara cayendo.

La vista se me empezó a oscurecer, hasta que no pude seguir manteniendolos abiertos y poco a poco se me fueron cerrando.

No era capaz de abri los ojos o manejar mi cuerpo, pero alcanzaba a distinguir los brazos que me tomaban por la espalda y la parte posterior de las rodillas, para luego levantarme.

La inconsciencia amenazaba con dominarme, y yo luchaba para que no ocurriera, pero era inevitable.

Poco a poco empecé a perder los ultimos sentidos, hasta que no pude luchar más y esa batalla me terminó venciendo.

Si algo malo tiene que pasar, pasará y no habrá nada que lo pueda detener.

Esas fueron las ultimas palabras que llegaron a mi mente, antes de que la droga me venza.


¡¡Volvieron los capitulos!! Espero dejen sus estrelluela y comentarios para saber que alguien me lee♡♡♡

Mi locura, tu salvación|✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora