Tenía que apartar esos pensamientos de mi mente, no puedo tocarla. La mire a los ojos, ese marrón claro que me mantenían despierto por noches enteras, pensando en ellos y en todo lo que se han humedecido e inundado por mi culpa, hermosa e inigualable Amy.
— ¿Qué pasa Louis?
— No sabes cuánto siento lo que ha pasado hoy — me disculpe.
— ¿Y de que me sirve tu sentir? eso no va borrar nada.
— Lo sé Amy pero necesitaba que lo sepas, estoy arrepentido — tome su mano — ven vamos a sentarnos — fuimos al sillón de la sala y nos acomodamos, ella se quedó mirando por la ventana. La nieve caía y al parecer le gustaba.
— Te gusta ver la nieve caer — pregunte.
— Me recuerda a mi madre.
— Ohh... — mire su pecho, traía una blusa de tirantes color negro y pude notar sus pezones endurecidos por el frío, no pude evitarlo tenía que mirarlos — ¿Tienes frío?
— ¿Por qué?
— Pregunto...
— Sí, un poco.
—Ven vamos a mi habitación, esta mejor ahí — sonreí.
— Está bien, pero nada de andar queriendo abusar de mí — soltó una risa, música para mis oídos.
— ¡Amy! te he dicho que no volverá a suceder, te he pedido que me perdones — agache la mirada, ahora no confía en mí... aunque si no lo hiciera no vendría conmigo a mi habitación.
—Está bien ya, vamos — dijo.
La volví a tomar de la mano y fuimos a mi habitación, cerré la puerta con el seguro, una costumbre.
— ¿Por qué le pones seguro? — sus ojos de abrieron como platos.
— Costumbre — dije y mire hacia otro lado.
— ¿De que era lo que querías hablar conmigo? — pregunto.
— Siéntate — me aventé en la cama e insegura se sentó a mi lado.
— ¿Qué pasa? — suspiro.
— Necesito que en verdad me perdones, no sé qué me paso — dije.
— Te perdono — dijo.
— ¡Gracias Amy! — alce la voz.
— Pero no lo olvidare nunca — mis ánimos volvieron a caer arrastrándose por la vergüenza.
— Sé que eso puedo arreglarlo.
— Louis... eso dijiste la última vez. En que serías el de la primera vez ¿Lo recuerdas?
— Lo recuerdo, tampoco lo olvido.
— ¿Entonces, Qué paso ayer? — toque su rodilla. Ella se movió.
— No lo sé Amy... no es igual, es diferente contigo.
— ¿Diferente en que?
— Tú no eres igual que las otras.
— ¿Qué otras? Yo no veo a nadie más aquí — trato de hacerse la que no sabia a lo que me refería.
— No estoy jugando Amy. Las de la ciudad a todas esas chicas ofrecidas y borrachas. Tú no eres como ellas.
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Secuestrada → l.t PAUSADA HASTA NUEVO AVISO
FanfictionAmy Cowell. Una chica hermosa de 18 años de edad, una universitaria que cursa su primer año, vive en la ciudad de Londres, con su padre el exitoso empresario Simon Cowell, ella cayó en depresión después de la muerte de su madre Emily, ella murió cua...