Habían pasado cinco días desde lo sucedido, no tenía el valor de mirarla a los ojos, no nos hablábamos. Trataba de hablar con ella, pero ella simplemente no respondía, iba a la cocina, al baño y de regreso a su habitación, con la mirada al suelo, sin el valor de mirarlo a los ojos.
Todavía no le daba las cosas que le había comprado en la tienda de ropa. Ahora sentía que si valió la pena haber entrado a ese lugar y soportar las miradas de todas esas mujeres, que pareciera que nunca habían visto a un hombre en su vida.
Estaba sentado afuera, Amy no había salido en todo el día. Ya eran las tres de la tarde, era un día precioso, soleado y con mucho viento. Estaba sentado en la mecedora y escucho el ruido de la puerta y rápido me levantó a verla. Había pensado toda la mañana en que decirle, ahora que quería llevar las cosas enserio realmente.
— Amy, ¿Podemos hablar? — dije el con las manos en los bolsillos.
Ella no contesto. El seguía insistiendo, empezaba a enojarse. Pero sabía que debía controlarse y no volver a arruinarlo todo como siempre. Ella tomaba un vaso de leche tibia, era de Louis, no se molestó a pesar de que solo había dado un trago y el resto se lo tomara ella.
— Por favor, Amy. Solo quiero arreglar las cosas, vas a estar aquí por un muy largo tiempo es mejor que nos llevemos bien, no me gusta estar así.
Coloco fuertemente el vaso sobre la mesa, suspiro y volteo a mirarme. Paso por mi lado y me golpeo con el hombro, obviamente que no pudo moverlo ni un poco. La tome del brazo, ella se volteo y rápidamente se zafo de mi agarre.
— Louis, no me importa estar bien contigo. No me importa nada en este momento, si siquiera mi vida, quizás físicamente estés conmigo pero estarás viviendo con una desconocida. No me importas, no me importa nada Louis, ya no tengo vida. Tú me la haz arrebatado.
Los ojos de Louis se humedecieron. Llegaron tantos recuerdos a su mente, cuando la miro por primera vez, cuando soñó con ella después de tanto espiarla. Recordó que nunca iba volver a ser nada como antes. Fue ahí entonces cuando se dio cuenta, de que siempre iba estar solo. Su respiración se aceleró y apretó los puños, ella tenía una mirada triste pero yo no quería comprenderlo.
Agarro camino y la alcance antes de que pudiera entrar en su habitación.
— Amy, por favor. Dame una oportunidad — las lagrimas rodaban por mis mejillas.
— Louis, no es necesario que llores, realmente no me importa nada lo que te suceda — dijo limpiando la lagrima de su mejilla — no intentes que sienta lástima, porque no lo haré. Solo déjame en paz o déjame ir, imagina que sigo aquí porque ahora así serán las cosas, ya no sentirás que yo este contigo.
Me cerró la puerta en la cara, no sabía cómo reaccionar, me sentía fatal, sentía que iba morir de tristeza en ese mismo momento. Se que exagero pero me dio cuenta de que ella no había hablado tan enserio, nunca. Me recargo en la puerta y me deje caer hacia abajo, me tapaba la cara con las manos, mientras lloraba en silencio. Estaba arrepentido de haberla tratado así.Del otro lado de la puerta Amy hizo exactamente lo mismo, ella sabía que él estaba ahí llorando, sabía que había herido sus sentimientos, sabía que había sido cruel y que se excedió, pero también pensaba en ella, pensaba en el daño que él le había hecho. Lloraba en silencio, pero a falta de aire sus sollozos se hacían más presentes. Se tapó la boca con las manos y apretó sus ojos mientras su garganta se esforzaba por no hacer ruido. Se rindió y soltó todo el aire atrapado, su llanto se escuchaba, Louis podía escucharla.
No podía soportar la idea de que Amy se hubiera vuelto fría. Cada vez que la escuchaba llorar me apegaba más a la puerta que nos separaba, rosaba con mi mano la madera. Me dio cuenta de que las cosas nunca volverían a ser iguales, no podía poder volver a mirarla a los ojos como otras veces, todo se había arruinado.
Por un momento Amy, se levantó y tomo la perilla de la puerta y considero abrir la puerta, salir a abrazarlo y decirle que todo estaría bien, pero se arrepintió y se dejó caer nuevamente en el suelo, se jalo el cabello de la impotencia que sentía, lloraba, lloraba fuertemente. Lloraba porque lo estaba empezando a querer, y le costaba trabajo creer que la hubiera tratado así.
— Amy, Por favor — dije — lo siento, realmente lo siento, por favor, solo una oportunidad, perdón.— Vete Louis, déjame sola — dijo con la voz entre cortada.
— Solo escuchame por favor.
— Solo hazlo, vete.
Me levantó y me fui a mi habitación, me mordía el cuello de su playera, al llegar me avente en la cama y me enterré en la almohada, a seguir lamentándose por el daño que había causado. Cuando deseaba que mi madre hubiera estado ahí para acariciarme la espalda y el cabello, mientras me dijera "todo va estar bien" al igual que a mi hermana pequeña, porque ella se ponía triste si me miraba llorando... cuanto extrañaba a su familia. ¿Por qué no tuve una vida normal? ¿Por qué no puedo ser feliz?
Me sentía solo, más de lo que ya estaba, y caí en un profundo sueño.
(***)
El clima cambio, la noche estaba refrescando. No escuchaba ruidos, no había ni señales de que Louis estuviera en esa casa. Salí cuidadosamente de mi cuarto sin hacer ruido, estaba descalza.
Mire por la ventana, no estaba afuera, tampoco en la sala ni tampoco en la mecedora. La puerta del baño estaba abierta. Olvide que la habitación de Louis tenía baño, quizás esté tomando una ducha.
Abrí la puerta sigilosamente, el corazón me latía a mil veces por segundo, lo vi acostado en su cama, estaba dormido, me acerque, el cuarto al igual que la caza estaba un poco obscuro, ya eran las 7:30 de la tarde y el sol empezaba a esconderse. Louis estaba hecho bolita abrazando una almohada "tiene frío" pensé, cuidadosamente fui hacia el closet y saque una cobija bastante gruesa pero pequeña, era color azul, se la puse muy bien para que no pasara el frío también con el suficiente cuidado para no despertarlo.
Cualquiera que me viera hacer eso, diría que soy una estúpida masoquista, hasta yo lo pensaba de mí misma. Pero sabía el daño emocional que le había provocado, sabía que lo que le dijo le afecto bastante.Pase mi pulgar por la mejilla de Louis, acaricie los rastros de lágrimas secas, que eran sentimientos que escapaban, eran dolor que ella le había provocado. BesE su frente muy delicadamente, Casi Me le sale el corazón cuando lo vi parpadear un poco, con sus ojos de que todavía estaba soñando.
— Amy — murmuro.— Shh, shh. Duérmete Louis — dije y me fui.
Fui a la cocina por un vaso de agua y un paquete de galletas, para no tener que salir mañana, también fui al baño y después me encerré en mi habitación. Me acosté para ver por la ventana como obscurecía, para pensar en las cosas que tendría que hacer. Solo tenía que fingir que era fuerte, ser fría con él y herir sus sentimientos para que se fastidie y me deje ir. Cuanto extrañaba a mi mamá, también a mi papá.
Recordaba como era su vida cuando ella estaba a mi lado. Era tan feliz, tenía a la mamá que cualquiera pudiera tener. Pensé en mi papá, en el gran padre y madre que se había convertido al mismo tiempo, de la noche a la mañana, la había criado tan bien, cuidando de que nunca me sintiera sola y que no me faltara nada. Pasaba con su hija cada segundo que tenía libre, no había empezado una vida amorosa desde la muerte de su esposa, se dedicaba en cuerpo y alma a su hija, su gran tesoro, imaginaba cuanto le había afectado su desaparición.
Ahora él también estaba solo, sin el amor de su vida y sin su hija. Recordó la cara de su padre antes de decirle que su madre había muerto. Recordó que me abrazo fuertemente, apretándola contra sus fuertes brazos, mientras lagrimas corrían por mis mejillas. Sabía lo que era perder a alguien.
Y me imaginó a Louis, tan pequeñito, solo y triste por la pérdida de sus padres. Me imaginó el dolor que debe de haber sentido, pero doble o cuatro veces más, porque tampoco tenía a sus hermanos. Lo imagino tan vulnerable, tan frágil. Comprendí que yo pudo haberlo ayudado, pero simplemente lo arruinaba todo.
Lloraba de coraje y de tristeza porque todo lo que Louis quería, era un poco de amor, de cariño, de calor y de compañía, él no quería hacerle daño a nadie, solo quería un poco de atención. Estaba tan arrepentida, me sentía la peor persona que podría existir en el mundo.
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Secuestrada → l.t PAUSADA HASTA NUEVO AVISO
FanfictionAmy Cowell. Una chica hermosa de 18 años de edad, una universitaria que cursa su primer año, vive en la ciudad de Londres, con su padre el exitoso empresario Simon Cowell, ella cayó en depresión después de la muerte de su madre Emily, ella murió cua...