Secuestrada → l.t PAUSADA HASTA NUEVO AVISO

Capítulo 24: Me Importas.

A la mañana siguiente, no escuchaba ruidos afuera, el sol ya había salido. Estaba aburrida, como siempre pero hoy más que otros días.

Me remordía la conciencia todo lo que le había dicho a Louis, me pregunte entonces si él sentiría lo mismo de hacerme lo mismo a mí. No lo sé, realmente me gustaría saberlo. Ya había pasado demasiado rato acostada y sin hacer nada, empezaba a hacerse tarde, me levante y salí sin hacer ruido de mi cuarto, no vi a Louis.

Fui al baño donde estuve aquel día y tampoco estaba ahí, me asome en su habitación y la cama estaba tendida. En su baño tampoco estaba, ni en la cocina ni en la sala. Me hice algo de desayunar y me lleve la comida a la sala. Hacía frío afuera y la camioneta de Louis estaba ahí estacionada, tendría que andar por aquí.

Habían pasado ya dos horas y empezaba a preocuparme, ¿Y si se fue y me abandonó? ¿Y si está herido? bueno, creo que es algo que aparentemente no debería importarme... pero ¡Me importa!

El cielo ahora estaba con colores naranja, estaba atardeciendo y no habían señales de Louis, ya estaba desesperada. No importaba que tanto daño me hubiera hecho Louis, no debió haberlo hecho, pero me preocupa, ni siquiera lo escuche salir por la mañana. Estaba pensando salir a buscarlo, pero si me encuentra afuera creerá que quiero escapar otra vez. Por fin só, salí para buscarlo. No estaba de tras de la casa, la camioneta tenía las llaves pegadas, la oportunidad perfecta para escapar, pero Louis podría estar en peligro, y me esconda donde me esconda Louis me encontraría. Después de buscar en tantos lugares pensé en que tal vez podría estar en el lago, pescando o haciendo quien sabe que. Un pensamiento cruzo por mi mente, e imagine lo peor, baje corriendo hacía el lago, había nieve en el camino, pero poquita, me caí un par de veces, me repuse. Estaba en una pequeña colina donde se podía ver todo el lago, busque a Louis con la mirada y lo vi ahí, tirado con la mitad del cuerpo en el lago, estaba inconsciente porqué nadie en su sano juicio estaría metido en un lago de agua helada en invierno.

Corrí a donde estaba él, llegue lo más pronto que pude. Me arrodille para poder mirar que era lo que le sucedía. Tome su rostro entre mis manos, estaba helado y tenía los labios morados

— ¡Oh por dios Louis! ¿Qué te ha sucedido? — dije.

¡Aun respira! Lo moví con mis manos para que despertara, estaba demasiado asustada, estaba rogando que despertara.

Cuando abrió los ojos sentí que el alma me volvió al cuerpo.

— ¡Louis! — dije exaltada.

— Amy... — las palabras apenas salían de su boca, estaba muy débil.

— ¿Pero qué te sucedió Louis? — pregunte — tenemos que ir a casa, estas mal.

— ¡Ah! — se quejó cuando intente sacar la mitad de su cuerpo del agua. Había sangre.

— Lo siento — dije y repetí la misma acción. Lo jale de los brazos, estaba muy pesado y frío — Louis puedo ayudarte, pero necesito que me ayudes también, estas pesado y yo no tengo mucha fuerza, vamos a llevarte a casa — Louis asintió con la cabeza.

Pase su brazo pos mis hombros, lo saque del agua y lo ayude a caminar hasta la casa.
Llegamos y lo lleve hasta su cuarto, lo recosté en un sillón pequeño que estaba ahí mismo. Tome una manta de su armario y lo cobije.

— Me acostare en la cama Amy, necesito descansar — me dijo.

— Espera Louis, te hará daño si te acuestas mojado, voy a cambiarte.

— No, yo lo haré — dijo mientras sus ojos estaban cerrados.

-No, tú no puedes — le dije.

Cerro los ojos, pero no estaba dormido, solo estaba... congelado. Le quite los zapatos, tenía unos Vans negros, estaban empapados y helados igual que sus pies, después le quite la playera, estaba omitiendo el siguiente paso, me apenaba pero tenía que hacerlo. Desabroche su pantalón y fui bajándolo poco a poco, toque sus piernas, estaban congeladas, extremadamente frías, si no lo ayudo pronto a entrar en calor le dará una hipertermia. Termine de quitárselo, me levante y fui a poner la ropa sucia en el baño.

— Louis...

— ¿Sí? — contesto con los ojos cerrados.

— Ven, te llevare a la cama — dije tomando sus manos para ponerlo de pie.

— ¿Ahora quieres llevarme a la cama? y luego el loco pervertido soy yo...

— Muy gracioso Louis pero no, aun no puedo llevarte a la cama, de esa manera...

— Si tú quieres podemos — lo interrumpí antes de que dijera otra idiotez. 

— Louis basta de bromas, estas mal, pondré agua a hervir y te darás un baño. No te quites el Bóxer.

— Con que me has estado mirando he... — dijo con una media sonrisa, su voz era ronca.

— Solo trato de ayudarte, eso es todo. Cuéstate en tu cama, pondré el agua a hervir ya vengo ¡No te lo quites!

Lo ayude a recostarse en su cama, lo cubrí con cobijas y cobertores, también le puse un gorrito. Después fui a la cocina a poner el agua a hervir. Cuando el agua hirvió la lleve directo a la tina de su baño "tiene tina"  y a mí me llevo a otro... mira que no es muy amable.

— Louis... — le hable, estaba dormido — Louis... levántate, vamos a bañarte.

— Tengo mucho frío Amy, por favor no — se quejó.

— Louis, te va hacer más daño — dije en tono tranquilo, para pareces seria.

— Está bien — acepto. Al momento de levantarse, me di cuenta que había manchado las sabanas de sangre, tenía la pierna herida.

Entro en la tina de agua, el agua tomo un color un poco opaco a causa de la sangre de Louis, no sangraba mucho, pero la herida era grande. Necesitaba unas puntadas. Regué un poco del líquido para que se hiciera espuma, sacudí el agua y Louis disfrutaba de un calientito baño de espuma.

— Louis quítate el bóxer — dije rápido.

— ¿Qué? eres una pervertida Amy, te aprovechas de mi ahora que estoy débil y herido.

— Louis, solo hazlo.

Se los quito por debajo del agua. Estaba desnudo, la mitad de él podía verla, la otra estaba cubierta por agua caliente. Con una esponja quite cuidadosamente el lodo de su cara y de su espalda. Tome uno de sus brazos, y pase la esponja por encima, Louis me miraba atento, sin expresión alguna, no sabía qué hacer, miraba su brazo, pero realmente lo miraba a él. Tengo que admitir que tiene unos brazos bien formados.

— Pasame tu otro brazo Louis — dije.

Cuando iba a tomarlo, lanzo un grito de dolor, también estaba lastimado.

— ¡Ahh! — se quejó.

— ¿Te duele? — asintió apretando los ojos — voltéate, yo me volteare para no mirar nada que no deba.

— ¿No podríamos dejarlo así? — pregunto — si quieres yo lo hago — dijo.