31.Oportunidad.

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El resto del trayecto transcurrió sin considerables inconvenientes, fue cosa de todos los días. Sus ojos ubicaron en las postrimerías del bosque aquellos azules cristalinos plasmados por la intervención del cielo en las aguas del lago.

La cara de Heber se debatía entre un mal sueño y ojeras descomunales, su jaqueca era bastante notoria. Luego, limitó su interés en la casa de palafito del Chamán. Aumentó el ritmo de su zancada y arribó con rapidez.

Anduvo por el entablillado antes de llegar y quiso entrar sin avisar, se contemplaba en modo automático. La peculiar puerta de cortina le tendería una trampa, ya que le hacía caer por su apresurada intromisión, pues se estrellaría fuertemente en la madera sin explicación alguna y al instante se sobaba desconcertado con la mano en su cabeza.

—¿Qué diablos...?

—Pasa—exclamó el Chamán desde dentro.

Heber se paró sin problemas y replicó sin saludar:

—¿Qué rayos? ¿Cómo la puerta hizo eso? Si es tela...

—No subestimes a un Chamán, Heb—dijo serio.

—De acuerdo...—Dio unos pasos enfrente y depositó en manos del Chamán los pergaminos.

—Y, ¿esto?—preguntó sorprendido.

—Los pergaminos del Garrafa—El Chamán los abrió con sumo cuidado para no romperlos. Alzó las cejas impresionado.

—Con qué intentó de todo...—Meneó la cabeza de arriba hacia abajo—. Muy bien...—Comentó en solitario sin mostrar interés en Heber. Retomó sus palabras en un respiro:

—¿Y cómo está mi amigo?

Heber inclinó la mirada de inmediato.

—Lo entiendo Heb... Era difícil que pudieran verse siendo de la misma línea.

Heber tardó en asimilar tales palabras y le preguntó—. ¿Lo sabía, Gole?—Mostró coraje en el rostro.

—Claro.

—¿Cómo fue capaz...—Entrecerró sus ojos con desconfianza—. De matarlo?

—Te equivocas, yo no lo maté, fue la noche.

—Me enviaste para allá aun así conociendo lo que pasaría.

—Sé que es cruel lo que te voy a decir Heb... Pero el Garrafa quería morir hace mucho.

Heber expresaba tristeza en aquel instante en su rostro.

—Lo perdió todo en su vida, y estaba seguro que si te enviaba con él... Y sabría lidiar con la situación. Tanto así fue que hasta incluso te tomó cariño, y prefirió su muerte antes que la tuya.

—No qui...—Interrumpió el Chamán.

—Sé que no quieres vivir nada de esto... Que sientes que no tiene fin, pero tranquilo Heb, que para eso estoy yo.

Heber mostró esta vez una cara más sumisa y esperanzada, contestó sin ganas—: Está bien... Señor Chamán.

—No me digas así, dime Gole... ¿De acuerdo?

Le respondió batiendo la cabeza una sola vez después de aquellas palabras.

...

El Chamán releyó los pergaminos y los entendió en su totalidad al paso de unos minutos, fue rutina entender el trabajo de tantos años del Garrafa. Al leerlos, sintió gran dolor en su cuerpo y espíritu, pues el Garrafa sabia fue un alma errante que sufrió por incontables años y que enmendó parte de su trastabillado camino con la salvación de un chico: Heber.

—El Garrafa está en paz.

—¿Cómo sabe?

—Soy Chamán, no adivino.

—Bueno—Asintió con la cabeza. Un aire de regocijo lo invadía dentro.

—Muy bien—Frenó un segundo antes de soltar lo más importante—. Estás viviendo del efecto de aquella noche de brillo azul.

—Sí... Pero eso ya lo sé.

—No es malo recordar alguna vez, a veces es necesario hacerlo para conocer de dónde se inició esto.

Volvió a afirmar.

—Estás sumergido en la noche. La solución está... El Garrafa la tenía, lo triste... Fue que la noche nunca volvió para él y posiblemente no regrese más...—A Heber le entraron las palabras directo al corazón, el Chamán siguió—. Poco a poco tu vista se trastornará a sentir el color azul. Un azul carente e inerte de esperanza y luz... de ahí en adelante todo será azul en tu vida, y la noche te absorberá.

Heber temblaba del miedo y se imaginó en el peor de los escenarios. Quiso decir algo pero el Chamán continuó hablando.

—La noche junta dos líneas del tiempo general: La normal y la irregular. Cuando se mezclan en un mal deseo, la irregular gana en el pulso y comienza a contaminar la otra línea... Todo finaliza en catástrofe.

Heber estremecía sin detenerse un mísero segundo, sus temores se tradujeron a horrores. Estaba a punto de enloquecer y correr de todo y todos, sin embargo, el Chamán comentó su descabellado plan.

—Pero... si quieres conseguir que el efecto revierta. Debes hacer lo común de la otra línea de tiempo.

—¿Lo común?—preguntó Heber con un ligero respiro.

—Sí. Lo común... Volver a la normalidad..., piensa Heb, ¿Qué cosa era normal en la otra línea...?

Heber miró en la tierra e inmediatamente sobrevino ante él, la irrefutable verdad.

—¡Francisca! ¡El amor de Francisca!—exclamó con furor. El Chamán sonrió con satisfacción.

—Exacto. Debes hacer lo normal... Y aquello es que...—reiteró Heber.

—¡Qué ella me rechace! —gritó alegre y luego perdió su energía. Le había dolido escuchar eso.

—Sí... Así mismo es, aunque ella está muy enamorada por el efecto transitorio de la noche, no te rechazaría ni aunque se lo pidieras.

—¿Entonces qué hago?

—Tienes que dejar de hacer que Francisca te ame... Tienes que evitar lo que deseaste si quieres que el efecto se revierta.

Heber lo miró con atención y el Chamán culminó su teoría.

—Lo que debes intentar es alejarla... Dile que no la quieres ver más, que no la deseas. Pues la noche te probará en lo que más te duela, y tendrás que escoger una sola oportunidad.

—Sí...—Tragó saliva con sequedad.

—Muy bien. Puedes retirarte.

—Pe—pero...—balbuceó Heber.

—Es tu turno de hacer las cosas bien. Te acabo de dar la solución a tus problemas, Heb.

Heber sonrió sin tener nada más que perder—Gracias Chamán...

—Soy Gole—admitió con gracia, pronto juntó ambas palmas cerrando los ojos, y finalizó—: Buen espíritu. Quedas libre...—Abrió los ojos—-. De penurias.

Heber asintió alzando el pecho envuelto en optimismo y salió con sonrisa fugaz.

Después de marchar, el Chamán cambió la cara y dijo seriamente.

—Sé que dijiste sobre la noche amigo... Pero este niño no puede esperar cincuenta años—Miró al gran cielo—. Intentar da esperanzas... ¿O no, Garrafa...?

Noche de brillo azulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora