No Soy Igual Que Las Demás [Terminada]

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Sigue narrando Carolina

Juli me abrazó y le respondí.

Cuando se separó me miró y suspiró.

Juli: Ahora me toca a mí sincerarme -dijo y se sentó seguida por mí-.

En sus ojos notaba tristeza y enojo, se sentía igual que yo. Una mezcla de sentimientos que no querés tener, se apoderan de tu mente y cuerpo, y por más que trates de sentir lo que querés, no podes, y eso me enoja.

Juli: Yo vivía en una mansión, lleno de lujos y cosas ridículas que no nececitaba. Tenía juguetes, ropa, zapatos de marca, bolsos, Nintendo y todas esas cosas que los ricachones pueden tener. Toda esa plata que teníamos era gracias a mi papá que era un empresario que trabajaba para mantener a mi mamá, a mí y a mis hermanos. Eramos 4, tres hombres y una mujer. Me acuerdo cuando me peleaba con mi hermanita porque me robaba mis favoritas de Dragón Ball Z -dijo y reí- es encerio -dijo con una sonrisa- ella me las agarraba y las escondía en su bolso en forma de gato. También me acuerdo cuando con mis hermanos jugábamos al boxeo, dos peleábamos y el otro era el árbitro. Una vez mi hermano me descolocó la muñeca, pero yo le rompí el tabique hací que no estaba libre de culpa -dijo y sonreí- pero todo cambió cuando nos subimos al avión porque íbamos a ir de vacaciones a Las Bahamas -su sonrisa se fue desvaneciendo- se cayó el avión y los únicos que sobrevivido fuimos mi mamá y yo -dijo y comenzaron a salir pequeñas lágrimas de sus hermosos ojos- las cosas que teníamos las fuimos vendiendo poco a poco, mi mamá era ama de casa y no trabajaba, nós pudimos mantener un año vendiendo las cosas, hasta la casa, donde viví todos los momentos más felices de mi vida.
Nos compramos una casita chiquita, mi mamá trabaja de empleada doméstica, estoy acá gracias a una beca y servicios comunitarios. Y eso.

Lo abracé.

Caro: Es bastante triste tu historia, pero no entiendo porque estas enojado.

Juli: ¿Cómo sabes que estoy enojado? -me preguntó con el ceño fruncido-.

Caro: Te delata la mirada -dije con indiferencia-.

Juli: Esque me enoja no poder superarlo. Eso fue hace 8 años y todavía, cada vez que lo recuerdo me pongo mal.

Lo miré triste.

Caro: No te voy a decir que me golpees para sacar toda esa angustia de tu cuerpo, pero te puedo decir que si logras que la directora Diana me deje salir un día, te puedo mostrar como hacerlo -le propuse-.

Juli: ¿Para qué querés salir un día? -preguntó confundido-.

Rodé los ojos.

Caro: Vos también pedís permiso. Mira, salimos los dos y ahí te muestro como desahogarte.

Julián se quedó pensando.

Sonó el timbre, indicando la hora de la merienda.

Caro: Bueno, te dejo para que pienses bien, si? Nos vemos.

Salí de ahí y me dirigí a la cafetería.

Cuando localicé a los chicos, me serví mi comida y me fuí con ellos.

Cuando me vieron se callaron.

Caro: Chicos, estoy bien. Si piensan que no se que estaban hablando de mí, son unos mensos -dije mientras colocaba un poco de Nutella a un pedazo de pan-.

Agus: Caro, ¿dónde estabas? Me fuí para tu pieza y no estabas. -me preguntó el interesado-.

Caro: Todavía no te perdoné a vos -dije mientras metía el pan a mi boca-.