Cómo ser un lector exigente

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Las normas para conseguir dormirse leyendo son más fáciles de seguir que las normas para permanecer despierto mientras se lee.
Lograr mantenerse despierto depende en gran medida del objetivo que se pretenda alcanzar con la lectura. Si lo que se persigue es obtener provecho de ella -«crecer» mental o espiritualmente-, hay que mantenerse despierto, lo que equivale a leer lo más activamente posible y a realizar un esfuerzo, un esfuerzo por el que se espera una compensación.

Los buenos libros, tanto de narrativa como de ensayo, merecen una lectura de este tipo. Utilizar un libro como sedante es un auténtico desperdicio. Quedarse dormido o su equivalente, dejar vagar la imaginación, durante las horas que queríamos dedicar a leer para obtener cierto provecho, es decir, fundamentalmente para comprender, supone renunciar a los fines que se perseguían con la lectura.

LA ESENCIA DE LA LECTURA ACTIVA: las cuatro preguntas básicas que plantea un lector

La lectura activa se trata de la mejor lectura posible y que la lectura de inspección siempre es activa y requiere esfuerzo.
La formula para la lectura activa. Consiste en lo siguiente: hay que plantear preguntas mientras se lee, preguntas que el propio lector debe intentar contestar en el transcurso de la lectura.
Pero ¿cualquier pregunta? No. El arte de leer en cualquier nivel superior al primario consiste en el hábito de plantear las preguntas adecuadas en el orden correcto.
Existen cuatro preguntas fundamentales que hay que plantearse ante un libro.

1. ¿SOBRE QUÉ TRATA EL LIBRO EN SU CONJUNTO?
Intentar descubrir el tema principal y cómo lo desarrolla el autor de forma ordenada, subdividiéndolo en sus temas esenciales subordinados.
2. ¿QUE DICE EN DETALLE, Y CÓMO LO DICE?
Hay que intentar descubrir las ideas, los argumentos y asertos principales que constituyen el mensaje concreto del autor.
3. ¿ES EL LIBRO VERDAD, TOTAL O PARCIALMENTE?
No se puede responder a esta pregunta sin haber contestado a las dos anteriores. Hay que saber qué dice el libro para decidir si es verdad o no,pero cuando se entiende el texto en cuestión, existe la obligación, si se está realizando una lectura seria, deformarse una opinión propia. Conocer la del autor no es suficiente.
4. ¿QUÉ IMPORTANCIA TIENE?
Si hemos obtenido información del libro, hay que preguntar qué significa. ¿Porqué piensa el autor que es importante saber estas cosas? ¿Es importante saberlas para el lector? Y si el libro no sólo nos ha proporcionado información, sino que nos ha aportado conocimientos, hay que buscar más conocimientos preguntando qué viene a continuación, qué otras consecuencias o sugerencias tiene.

Estas cuatro preguntas, junto a la exposición que sigue, son aplicables sobre todo a los libros de ensayo. Sin embargo, si las adaptan tambien pueden aplicarse a la ficción y la poesía.

Leer un libro a cualquier nivel superior al primario supone esencialmente un esfuerzo por plantearle preguntas (y contestarlas como mejor podamos). Es un punto que no debemos olvidar y por ello existe una diferencia enorme entre el lector exigente y no exigente. Este plantea preguntas y no obtiene respuestas.

La lectura de inspección tiende a proporcionar respuestas más exactas a las dos primeras preguntas que a las dos últimas.
Saber en qué consisten las cuatro preguntas no es suficiente; hay que recordar formularlas mientras se lee. La costumbre de hacerlo constituye el distintivo de un lector exigente. Además, hay que saber cómo contestar con precisión. La destreza en esta tarea es precisamente el arte de leer.

Hay personas que se duerme cuando tienen entre manos un buen libro no porque no deseen realizar un esfuerzo, sino porque no saben hacerlo. Los buenos libros nos superan; en otro caso, no serían buenos. Y este tipo de libros nos cansan a menos que seamos capaces de darles alcance y de ponernos a su mismo nivel. No es el esfuerzo lo que nos cansa, sino la frustración de no conseguir nada con ello porque carecemos de la habilidad para hacerlo adecuadamente. Para leer activamente, no sólo hay que tener la voluntad sino también la destreza, el arte que nos permite elevarnos con el dominio de lo que al principio nos parece inalcanzable.

Cómo Leer Un Libro  (Mortimer J. Adler Y Charles Van Doren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora