Claves para leer filosofía
Lo que hay que descubrir cuando se lee una obra filosófica es la pregunta o las preguntas que trata de responder. Dichas preguntas pueden ser explícitas o hasta cierto punto implícitas. En ambos casos, el lector debe intentar averiguar en qué consisten.
Cómo responde el autor a estas preguntas dependerá en gran medida de los principios rectores que haya establecido, algo de lo que también puede dejarse constancia explícita, pero que no siempre ocurre.
Sin embargo, todo gran filósofo tiene ciertos principios rectores que se encuentran en la base de su obra, y resulta fácil verlos si los expresa en el libro que estamos leyendo.
También puede suceder que no los trate explícitamente, sino que deje que impregnen todas y cada una de sus obras.
Esto es cuanto podemos decir respecto a encontrar los principios rectores de una obra filosófica, porque no estamos seguros de poder explicar al lector cómo hallarlos. A veces se tardan años enteros en lograrlo, y se necesitan muchas lecturas y relecturas. Sin embargo, constituye el objetivo ideal de una lectura completa, y el lector ha de tener siempre presente que, en última instancia, es lo que debe intentar hacer si quiere comprender al autor. Pero a pesar de las dificultades que entraña descubrir estos principios rectores, no le recomendamos que siga el atajo consistente en leer libros sobre los filósofos, su vida y sus opiniones. El descubrimiento que realice por sí mismo será mucho más valioso que las ideas de otra persona.
Una vez encontrados los principios rectores de un autor, el lector tendrá que decidir si se adhiere a ellos en toda la obra. Por desgracia, los filósofos, incluso los mejores, frecuentemente no lo hacen. En palabras de Emerson, la coherencia «es el duende de las mentes pequeñas». Es un comentario un tanto inconsciente, pero aunque probablemente convenga recordarlo, no cabe duda de que la incoherencia en un filósofo constituye un grave problema. Si un filósofo es incoherente, el lector tiene que decidir cuál de los dos grupos de proposiciones realmente mantiene, si los primeros principios tal como los enuncia o las conclusiones, que en realidad no se desprenden de los principios tal como están enunciados.
Por consiguiente, el principal esfuerzo que ha de realizar el lector se refiere a los términos y a las proposiciones iniciales. El lector debe centrarse fundamentalmente en los argumentos inductivos en el caso de los libros científicos, en el de la filosofía debe prestar mayor atención a los principios del filósofo, que pueden consistir, bien en cosas que le pide que dé por supuestas con él, bien en puntos que denomina evidentes. Los supuestos no plantean ningún problema. Podemos aceptarlos para ver a qué conducen, incluso si sostenemos los presupuestos contrarios. Es un buen ejercicio mental simular creer algo que realmente no se cree, y cuantos más seguros estemos de nuestros propios prejuicios, mayores probabilidades tendremos de no juzgar erróneamente los de otros.
El rasgo más distintivo de las preguntas filosóficas consiste en que todos deben responderlas por sí mismos. Adoptar la opinión de otros no equivale a resolverlas, sino a evadirlas. Y las respuestas deben tener una base sólida, con argumentos en los que apoyarse, lo que significa, por encima de todo, que no se puede depender del testimonio de los especialistas, como quizá haya que hacer en el caso de la ciencia.
El método que hay que seguir para leer una obra de filosofía se asemeja al método que se siguió para escribirla. Enfrentado con un problema, el filósofo no puede hacer otra cosa que pensar en él. Enfrentado con una obra de filosofía, el lector no puede hacer otra cosa que leerla, lo que significa, como ya sabemos, pensar en ella. No existen más ayudas que la mente misma.
Para comprender plenamente a un filósofo hay que intentar leer a los filósofos que él ha leído, los que le han influido.
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Cómo Leer Un Libro (Mortimer J. Adler Y Charles Van Doren)
De TodoCómo leer un libro? (Adler Mortimer y Charles Van Doren) UNA GUÍA CLÁSICA PARA MEJORAR LA LECTURA Niveles de lectura: La lectura primaria, La lectura de inspección, La lectura analítica, y La lectura paralela.