Capítulo 36: Date Prisa

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Miré por la mirilla de la puerta.

Ese no es David...
Yo diría que es un sujeto de alrededor de unos 25 años, más o menos.

Como sea, qué tan malo podría ser.

Abrí la puerta.

- Hola.- Dijo bastante despreocupado.

- Qué tal.- Se ve algo raro.- ¿Qué necesitas?

- Vengo a traer esto, es de encargo.- Extendió una caja sellada con mucha cinta.

- No recuerdo haber pedido nada.

- Pues la dirección es esta.

- Tampoco tienes uniforme de cartero.

- No siempre llevo esos trapos.

- Hum.

- Sólo recibelo y ya.

- ¿Tengo que firmar?

- Pues no.

- Bien.- Agarré la caja.

- Suerte.- Se dio vuelta, yendo hacia otra calle.

- Qué raro.- Cerré la puerta con mi pie y dejé la caja en la cocina.

¿Qué será lo que hay dentro?
Tal vez debería abrirla.

Buscaré un cuchillo, ya que siento que es más fácil abrirlo así, que usando unas tijeras.

Dejé caer un vaso al piso mientras buscaba el cuchillo.

- Genial, primero un plato y ahora un vaso.- Me va a matar mi mamá.

Aunque si no se entera...

Me levanté y nuevamente fui por la escoba.

En el camino me le quedé viendo al paquete que me dio aquel sujeto, entonces seguí con lo que hacía.

- Creo que puedo recoger los trozos grandes con la mano.- Me agaché para levantarlos de uno en uno.
- ¡Agh!.- Me corté en el dedo índice.
- Maldita sea.- Me quedé viendo a la cortada, de la cual no sale sangre, pero se ve algo profunda.
¿Es eso normal?

Veo... Algo en mi mano, algo que está ahí pero que no se siente. Y no es sangre, es otra cosa.

Agarré un cristal medianamente grande.

- Qué es...- Apreté el cristal con fuerza.

No estoy sangrando, ni veo ninguna cortada.

Apreté más fuerte.

- Apenas y se siente...- ¿Qué pasa?

TOCK TOCK

Volteé a ver la puerta.

- ¡Pablo, ya regresé!.- Es David.

Volteé a ver mis manos.

- Aaaa...- Estoy lleno de sangre.- Qué diablos.- Duele como el infierno.

Me levanté.

RIIING

- ¡Ya voy!.- No puede verme así.
Me enjuagué en el lavabo.
- ¿Por qué lo hice?.- Duele más cuando el agua corre por las cortadas.

- ¡Pablo!

- ¡Espera!.- Pateé los cristales al recogedor y los tiré al bote de basura.
Sólo espero que no se me haya quedado ningún pedazo de cristal clavado.

Fui a abrirle la puerta, así que puse mi mano detrás mío.

- ¿Por qué tardaste tanto?.- Me preguntó.

Un Chico Tímido (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora