Pasaron unos 15 minutos y llegamos a un hermoso vecindario, donde nos detuvimos en una gran casa de ladrillos y un precioso jardín.
-Llegamos, _____. –dijo Gemma con su típica sonrisa que no se le borraba del rostro desde que llegué-
-¿Crees que mamá esté despierta? –le dijo Harry a Gemma- Ven _____ déjame ayudarte con eso –dijo refiriéndose a mi bolso-
-Está bien Harry, yo puedo.
-Yo quiero llevarlo –murmuró sonriendo-
Este chico tenía una sonrisa perfecta.
-Si insistes.
Narra Harry.
Me llevé una gran sorpresa al ver a ______, nunca me la imagine así. Sí, es verdad, siempre pensé que era una chica linda, pero Dios, nunca tan hermosa como lo es.
Entramos a la casa con mucho silencio para no despertar a mi mamá, pero no era necesario, ya que ella estaba en la cocina preparando algo.
-Respondiendo a tu pregunta hermanito, sí, sí está despierta –dijo Gemma a mi lado-
-¡Chicos! Los estaba esperando –dijo mi madre- Tú debes ser ______, pero mira nada más qué hermosa eres.
______ se sonrojó y murmuró un “gracias”
-Eres bienvenida a esta casa, créeme que aquí todos cuidaremos de ti querida. Harry, muéstrale su habitación y luego bajen a comer, les preparé el desayuno.
______ me miró con sus enormes y hermosos ojos pardos, a lo que yo le sonreí y la tomé del brazo para que avanzara.
-Me gusta tu casa Harry, es grande y acogedora, además de que tu mamá y hermana se ven bastante agradables.
Yo sólo le sonreí.
-Bien, esta es tu habitación, espero que te guste. Gemma y yo la decoramos apenas vi tu mensaje.
-Dios Harry, me encanta, muchas gracias –dijo con una sonrisa-
-Qué alivio, pensé que no te iba a gustar. Bien, vamos, muero de hambre.
Narra ______.
Mi habitación era hermosa, tenía una enorme cama en el medio, al lado de ella había una mesita con una lámpara de lava, el piso era de madera y en él había una alfombra rosa. A un costado había un enorme ventanal que hacía más luminosa la habitación, también había un escritorio y un pequeño sofá de terciopelo rosa. Era perfecta.
Bajamos hasta el comedor, yo caminaba temerosa por los enormes pasillos, Harry me guiaba tomándome del brazo.
-Ven _____, siéntate –dijo Anne-
Gemma ya estaba sentada y me regaló una sonrisa, Harry se sentó al frente mío y también me sonrió.
-Te ves muy delgada, espero que comas, lo necesitas –volvió a decir Anne-
Ella tenía razón, yo necesitaba comer comida verdadera, por así decirlo. Casi siempre me alimentaba mal, y comía muy poco debido a que eran incontables las veces en las que mamá no cocinó para mí. Anne puso un plato frente a mí con un omelet que se veía delicioso y un vaso con refrescante jugo de naranja.
Comencé a comer en silencio, al igual que los demás.
-Cuéntanos sobre ti ______, ¿cuáles son tus apellidos? Eso sí que no lo sé
–mencionó Harry-
Anne y Gemma me miraron atentas.
-Williams Smith, tampoco me sé los tuyos… -dije tímida-
-Styles Cox, y mi segundo nombre es Edward –dijo dándole un sorbo a su jugo-
-Oh, yo no tengo segundo nombre.
-¿Tienes la misma edad que Harry? –preguntó Anne-
-Casi, yo tengo 17 y en un mes cumplo los 18.
-Genial.
-______, vi que no trajiste una maleta muy grande y pienso que necesitarás comprar ropa nueva, ¿te gustaría ir conmigo al centro comercial? –me dijo Gemma poniéndose de pie-
-Oh claro, me encantaría.
-¿Puedo ir con ustedes? –dijo Harry-
-Claro hermanito.
Me levanté de la mesa y llevé mi plato a la cocina.
-Ni se te ocurra lavarlo, Williams –dijo el chico detrás con su perfecta sonrisa-
-Oye, viviré aquí y no permitiré que laven mis cosas, ya soy suficiente molestia. Y no me llames Williams, rulitos.
-Para nada _______, yo tampoco hubiera permitido que estuvieras más tiempo en Londres con tus padres –musitó Anne- Ahora deja eso ahí y ve a prepararte para salir.
-De nuevo, muchas gracias señora Anne.
-Tampoco quiero que me llames por “señora” para ti soy Anne –dijo muy amablemente-
Me lavé los dientes en el baño de arriba, tomé algo de dinero y luego bajé, Gemma y Harry ya me esperaban abajo.
-Diablos, lo olvidé –susurró Harry-
-¿Qué ocurre? –preguntó Gemma-
-Tengo que ir a casa de Mónica hoy, iba a llevarla al centro comercial también.
-¡Ni pienses que estaremos con ella Edward!
-¿Quién es Mónica? –pregunté incrédula-
-Mi novia.
-Su insoportable novia.
Yo sólo reí ante su comentario.
-No me mencionaste que tenías novia –dije alzando las cejas a lo que Harry rió-
-Lo siento de verdad ______, pero no podré acompañarlas, ¿me perdonas?
-No tengo que perdonarte nada Harry, es tu novia, no la puedes dejar plantada.
-Gracias, gracias, gracias.
Harry se despidió de mí y Gemma con un abrazo y se fue.