¿Estos dos chicos son especialistas en dejarme atónica, acaso? Louis estaba diciendo que yo le gustaba, o al menos eso entiendo yo. Louis es muy guapo, tierno, cariñoso, atento, amable, dulce, gracioso, pero nunca se me había pasado por la mente el hecho de estar con él. Además, a mi única amiga, Cris, él la traía loca. No podría hacerle eso.
Sus hermosos ojos azulados me veían esperando a que yo reaccionara. Pero simplemente no podía.
-______, sí, me gustas mucho –prosiguió- y no sé si tú sientas lo mismo que yo cuando te veo, pero puedo asegurarte que conmigo estarás bien, sólo dame una oportunidad para demostrarte que puedo hacerte feliz.
¿Qué iba a hacer? Cris nos miraba desde la puerta del auditorio y lucía, ¿emocionada? Todo era tan confuso, no podía entender nada en lo absoluto.
-Louis –me atreví a hablar, aunque tartamudeaba- yo tengo que pensar esto muy bien, eres mi amigo no quiero que nada termine mal.
Louis agachó la cabeza.
-No tengas miedo de amar, _______ -susurró- Te dejaré pensarlo –esta vez levantó la cabeza y tomó mi barbilla, luego besó la comisura de mis labios y se alejó.
“No tengas miedo de amar” a decir verdad, Louis acertó. Yo tenía miedo. Miedo de ser lastimada, por más tonto que suene. Jugué con mis dedos y cabizbaja me acerqué a Cris.
-Cris, lo siento –le dije arrepentida.
Ella soltó una carcajada.
-______, no tienes que disculparte –alcé una ceja.
-Pero Cris, tú babeas por Louis –repliqué.
-Sí, así es. Pero todo a su tiempo amiga, si ustedes dos quieren estar juntos ahora, los dejaré, no puedo cambiar su forma de pensar. Además –prosiguió- Louis y tú se verían tan lindos juntos. ¡A la mierda Harry!
Las dos reímos.
-Date una oportunidad de ser feliz, linda. Te lo mereces –finalizó diciendo Cris.
Me aferré a ella en un abrazo el cual correspondió.
-Hablaré con Harry. No creo que le importe, después de todo, al parecer volvió con su amada Mónica.
Y aún decirlo me dolía, pues, era obvio. Harry, ese chico sí que me traía loca, pero él nunca se fijaría de verdad en mí, sólo tendrá ojos de amigos para nosotros, y creo que es tiempo que comience a hacer lo mismo y simplemente avanzar.
Cris asintió.
-No quería que te sintieras mal al mostrarte esto, ¿sí? Sólo no quería que él jugara contigo o que tú te ilusionaras –espetó Cris.
-Te entiendo, y gracias –sonreí- Vamos, llegaremos tarde a clase.
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El timbre anunciaba la hora de salida. Suspiré y tomé mis cosas del suelo, y junto con Cris me dirigí hacia la puerta principal en donde Mónica y su séquito de perras hablaban, de quién sabe qué cosas. Pasé por ahí y sentí la mirada de Sol y Jane, las dos amiguitas de Mónica. Cuando pensé que me había librado de ella en ese momento, sentí que alguien daba golpecitos ene mi hombro.
-La próxima vez que intentes robarte el novio de alguien, aunque sea hazlo bien querida –lanzó una risa la cual fue acompañada por su par de amigas.
-Tal vez tú deberías enseñarme, ya sabes, eres experta en eso Mónica. Gracias por el consejo, suerte con Jeffrey, quiero decir, con Harry… perra –susurré la última palabra y me fui alejando mientras escuchaba cómo se iban apagando sus risas.
