-No vendrá –me dijo Cris resoplando y lanzándose en el sofá de cuero blanco del departamento.
-Cris… me odia, ¿no es así? –musité algo triste.
-No, ______. No lo hace. Sólo sigue muy molesto, y creo que mucho más ahora que sabe que irás tras de Harry.
-¡Tengo que hacerlo! ¡Tengo que hallarlo! –repliqué alzando los brazos al aire y dirigiéndome hasta la puerta en cuanto oí que tocaron el timbre.
-¡_______! –se lanzó Anne a mis brazos y besó mi frente cual madre protectora.
Más atrás de ella, entraron la parejita que hora estaba más inseparable que nunca. Mañana partiría a Venecia y buscaría por cada rincón a aquel chico. Hubiera salido justo ayer cuando descubrí donde estaba, pero los boletos estaban agotados y no tenía opción que esperar al siguiente vuelo con espacio, el cual era mañana.
-Voy a hacer algo de té, ¿les apetece? –pregunté yendo hasta la cocina.
-A todos nos gustaría –vociferó Gemma desde la sala.
Puse la a hervir el agua con la infusión en la tetera y esperé. El típico sonido chillón de la tetera se escuchaba desde la sala, donde me encontraba viendo la televisión amenamente con los demás. De un brinco, fui hasta la cocina y vertí el té en las tazas de porcelana fina que Nathan tenía.
Regresé hasta la sala y le extendí a cada uno su té, procurando de no quemarlos al pasarles la taza. Nos quedamos en silencio bebiendo el té, mirándonos los unos a los otros.
-Y bien, ______ -decidió Anne romper aquel silencio- ¿Cómo descubriste dónde estaba Harry?
Cuatro pares de ojos centraron su atención en mí. Me llevé la porcelana de la taza a los labios y bebí un sorbo, para luego dejar la taza delicadamente en la mesa.
-En realidad es que no pensé que yo fuera tan idiota como para no recordar –comencé- Cada vez que nombraban el nombre de aquella ciudad en la película, no podía evitar escucharlo salir de los labios de Harry –Gemma frunció el ceño curiosa- Y es que cuando comencé a dormirme, creí que aquella conversación era obra de mi cabeza, y no era así –suspiré- Tuve pesadillas una noche y Harry se quedó conmigo hasta que me durmiera. Estuvimos hablando cerca de una hora hasta que pasaron un comercial de un crucero, el cual tenía como uno destinos la ciudad. Y ahí fue cuando surgió esa pequeña conversación de las cual les comenté –todos asintieron- No lo recordaba y me siento tan estúpida, pero en esos momentos estaba tan dormida que no logré recordar, sino hasta ahora. Y les quiero pedir disculpas por eso.
-No, no te disculpes, linda –me dijo Anne tomando mi mano- Más vale tarde que nunca, ¿no? –asentí.
-¿A qué hora sale tu vuelo? –me preguntó Cris dejando la tacita en la mesa.
-¿Nathan? ¿A qué hora sale? –musité inocente y él rodó los ojos.
-A las 9 de la mañana, pero tienes que estar en el aeropuerto a las 7:00 a.m.
Hice una mueca obviando que mañana tendría que madrugar para tomar aquel vuelo.
-No me quiero ir sin despedirme de Louis –suspiré y bajé la cabeza.
-________, tú regresarás y sé que cuando lo hagas, las cosas se arreglarán –trató de animarme Gemma, aunque fue en vano.
-Tal vez, pero necesito despedirme y él no quiere ni escuchar mi nombre –murmuré.
-Haré lo posible, amiga. Lo intentaré –añadió Cris reconfortándome.
-Gracias –dije bajito y ella sonrió.
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