-¿Y ahora qué? –pensé.
“Harry, no lo sé” –envié.
“No lo pienses tanto, pasaré por casa de Cris a medianoche. Espérame afuera”
Mierda –pensé.
-De acuerdo, Harry. Llegamos –dijo Louis.
-Muchas gracias por traerme, buenas noches –susurró bajando del auto.
Le di una mirada rápida y me percaté de que él me miraba de reojo, hizo ademán con la cabeza y se adentró en la casa.
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-________... –susurró Louis.
-¿Sí?
-¿Te diste cuenta que cumplimos un mes juntos en Navidad?
-Así es, ¿lo pasarás con tu madre?
-No, mamá irá a Doncaster y yo me quedaré. Podremos estar juntos.
-Sería fantástico, Lou.
-Te adoro, _______ Williams.
-Y yo a ti, Lou. Nos vemos, ¿sí? –besé sus labios y me separé del auto.
-Que duermas bien –dijo y se alejó en su camioneta.
Entré a la casa de Cris y la encontré en la cocina.
-¿Quieres un sándwich? –me preguntó.
-No estaría mal, ¿necesitas ayuda?
-No, no te preocupes.
-Oye Cris, ¿qué hora es?
-Mmm, las 9:30 p.m.
-Gracias.
-¿Irás a algún lado?
-No, para nada, es que ya tenía algo de sueño y pensé que era tarde.
-Yo estoy agotada, cuando coma iré directo a la cama.
Yo reí y me senté en el sofá.
-Y cuéntame, ¿ese Robert y tú nunca serán algo?
Cris soltó una carcajada.
-¿Robert y yo? ¡Jamás! Él es un buen amigo de la familia desde hace muchos años. Vivía en Brooklyn pero se mudó acá. Y tiene una novia desde hace muchísimos años, además que nunca me interesaría en él –dijo extendiéndome el sándwich.
-Pero me dijiste que lo conociste hace un poco y que han salido unas veces.
-Lo sé.
-Cristina, no te entiendo.
-Resulta que a ese chico, Harry y Louis lo conocen. Era mi amigo pero a ellos no les agradaba ya que un día tuvieron una enorme pelea. Nunca me dijeron el por qué. Pero fue unos días antes de que él se marchara a Brooklyn, lo vieron unas tres veces cuando él iba a mi casa. No lo recuerdan porque Robert ha cambiado muchísimo físicamente.
-Y no les quieres decir que es él.
-Exacto.
-Ya entiendo.
-Bueno, _________. No sé tú, pero yo iré a dormir. Que tengas buenas noches.
-Igualmente, Cris.
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Cris ya se había dormido. La hora se acercaba y yo estaba acostada en la cama mirando al techo. Intenté levantarme sin hacer ruido alguno. La cama rechinaba un poco por lo cual intenté hacerlo con el mayor cuidado posible. Cuando estuve de pie me acerqué sigilosamente a la puerta de la habitación. Había dejado unos zapatos en el baño, los tomé y agarré del perchero de la sala mi abrigo. Abrí la puerta lentamente para que no sonara mucho y logré salir a la noche. Había niebla y la noche estaba helada, el abrigo que tenía no era suficiente para no sentir el frío. Me senté en el pequeño jardín de la casa de Cris y esperé a que Harry apareciera, si es que lo hacía.