Nos encontrábamos adentro del cuarto de hospital donde Anne yacía en la pequeña cama. Tal y como me lo imaginé, Anne estaba pálida, con agujas en sus brazos y sus labios se veían secos y quebrados por ello. Gemma estaba de rodillas con la cabeza recostada en su cama, Harry sentado en una silla con la mano de Anne pegada a su frente, cabizbajo. Yo, recostada en un sillón que se encontraba a unos metros de la camilla de Anne. Nathan se había ofrecido para buscar a Cris y Louis de la escuela y traerlos al hospital.
-Mamá, vuelve por favor. Te necesito –y dicho esto, Harry rompió en llanto de nuevo y Gemma limpiaba las lágrimas rebeldes que resbalaron por su mejilla aunque ella misma se había prometido no llorar más.
Me levanté lentamente y abracé por la espalda a Harry ya que Gemma parecía inmóvil, con la mirada desconcertada. Sabía que ella aún no lograba procesar en su mente todo lo que estaba ocurriendo.
Esta mañana, Anne nos preparó el desayuno como todos los días, nos sentamos a comer y elogiábamos a Anne por sus magníficos panqueques. Recuerdo que ella nos dijo que nos llevaría a Gemma y a mí este viernes al centro comercial ya que habría ofertas por todos lados y que ella pagaría todo. También recuerdo haberlo objetado pero por supuesto, Anne me dijo lo mismo de siempre:
“¿Cuándo aprenderás a no ser tan terca?”
Luego, ella nos llevó a la escuela ya que hoy tenía que pasar por la Universidad de Gemma. Me imagino que, como la mayoría del tiempo, Anne dejó a mi hermano y a Gemma en la Universidad, todo parecía normal.
Unas horas luego, cuando Gemma y Nathan ya se encuentran en casa, extrañamente aparece Anne diciendo lo mal que se sentía, comenzó a presentar una serie grave de fiebre, vómitos, mareos. Y de repente, cuando logran llegar al hospital, sufre un infarto que la deja en un profundo coma. Tan rápido, tan inesperado.
Esta serie de imágenes es lo único que se ha cruzado por mi mente desde que recibí la noticia.
-Harry, sé que esto es difícil –dije tomando su rostro en mis manos haciendo que me mirara- pero tienes que mantenerte fuerte, pase lo que pase.
Él asintió y limpió sus lágrimas. Yo seguía sosteniendo su rostro en mis manos y mirando fijamente a sus ojos y perdiéndome en los sentimientos reflejados en ellos. Por un momento pasó por mi mente besar esos labios. Tal y como aquella vez en el restaurante. Lo necesitaba.
Volví a la realidad cuando Louis y Cris entraron al cuarto. Él traía los ojos rojos, tal y como Harry. Sabía que Anne era prácticamente la segunda madre de Lou, él y Harry tienen una amistad tan fuerte desde sus cinco años que sé lo difícil que debe ser para Louis también.
-Hola, chicos –susurró Cris.
Me levanté rápido del suelo al ver a Louis así, y sin pensarlo dos veces, me lancé a sus brazos y le di un enorme abrazo. Él besó mi frente y fue con Harry, a quien abrazó fuertemente y pude ver cómo las lágrimas salían, de parte de los dos.
Cris se sentó junto a Gemma y le daba palmaditas en la espalda. Luego de que los dos chicos se soltaron, Louis procedió a sentarse en el suelo junto a Anne.
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Ahora estaba acostada en el pequeño e incómodo sofá del cuarto de hospital, intentando atrapar el sueño que se había escapado de mí. Giré mi rostro y vi a Gemma durmiendo junto a su madre. Nathan dormía en una de las sillas. Louis y Harry estaban recostados del sillón donde yo dormía. Y Cris, ella estaba en una de las sillas que se encontraban junto a Nathan.
Quise levantarme, pero me percaté que la cabeza de Harry se posaba sobre mis pies.
Miré hacia la cama de Anne, quien estaba en estos momentos en algún lugar lejos de nosotros por ahora. Apreté la mano de Louis, la cual, sostenía la mía aún.
