•Capítulo 3•

5K 435 324
                                    

—El Fin de la Segunda Guerra Mundial reúne tanto el cierre del Teatro Europeo en la Segunda Guerra Mundial como la rendición alemana, que tuvieron lugar entre finales de abril y principios de mayo de 1945, que termina con la rendición alemana el 7 de mayo de 1945.—Estaba escuchando atentamente al señor Mendes mientras anotaba en mi cuarderno de resúmenes.

—Ya fue mucho por hoy, mi cerebro no podrá recibir mas información o explota.—Me tiré perezosamente en el sofá y él solo rió.

—En realidad ya terminamos, Emily.—Me incorporé rápidamente y de en serio esperaba que no estuviera bromeando.

—¿E..esta hablando en serio?—Asintió y yo solté un "gracias a Dios" completamente feliz,  pero mi vecino pareció no entenderlo—Es decir, no me mal interprete, sus clases fueron lo mejor y amé pasar tiempo con usted pero en verdad odio historia.

El señor Mendes fruncio el ceño sonriendo y yo caí en cuenta de la estupidez que dije.

Maldita sea, no otra vez.

¡Soy la reina en pasar vergüenza!

—Lo siento, yo...me tengo que ir.—Junte mis cosas y me fijé atentamente que no me olvidé nada.

—Espera...

—¡Que tarde! Mire la hora que es, súper tarde a esta hora debería estar durmiendo y soñando con usted, mierda digo con los angelitos.—Volví a golpearme mentalmente y caminé rápido hacía la puerta.

—Pero si apenas son las seis de la tarde.—Rió y yo abrí la puerta.

—¡Gracias por ayudarme! Muy amable de su parte.—Salí de ese departamento cerrando la puerta y casi corrí hasta llegar a mi casa.

¿Por que soy tan imbécil de hablar y no pensar las cosas que digo? Quedé como una lunática, una vez más. El pobre hombre debe estar pensando que estoy loca o algo por el estilo, yo también lo pensaría.

Entré en mi casa y mis padres estaban platicando en la cocina.

—¡Emily! Ven hija.—Rodé los ojos y me acerqué.

—¿Que sucede?

—Vamos a ir a la casa de tus tíos por dos semanas, pero vos en cuatro días rendís. No sabemos como hacer.

—Sencillo.—dije encogiendome de hombros—ustedes se van y yo me quedo acá cuidando la casa.

—Estas loca, no podes quedarte sola.

—¡¿Por qué no?! No soy estúpida mamá.

—No sabes cocinar ni un huevo duro, Emily.—Vamos estúpida, piensa.

—Mmm, pero el vecino si.

—No, Emily. Es mucha responsabilidad olvidalo.—Me senté frustrada en el sofá y bufé.

—Pero mamá, sabes que debo rendir ese examen y tampoco tengo ganas de ir.—Me crucé de brazos y ella rodó los ojos.

—No podes hacer todo lo que quieras, Emily.

—Por favor, no haré fiestas ni nada de eso. Lo prometo.

—Ve y invita al vecino junto a su esposa e hijo que vengan a cenar. Ahí veremos si puede.—Asentí victoriosa y corrí, literalmente, a la puerta y salí de mi casa para luego caminar dos pasos y encontrarme tocando timbre.

—¡Ashton pone eso en su lugar!—Era la voz de él, hasta regañando a su hijo se escuchaba lindo.

Abrió la puerta y al verme se sorprendió, mejor dicho, yo me sorprendí al verlo solo con unas bermudas puestas. Estaba en cuero enseñando su perfecto cuerpo trabajado.

Controla tus hormonas, Emily.

—¿Linda vista?—Sacudí mi cabeza negando y volviendo a la realidad.

—Yo...este ¿puede ponerse una remera?

—Estoy en mi casa ¿por que debería hacerte caso?—Se encogió de hombros.

Por que es un perfecto dios griego y me vuelve loca.

—Tiene razón, lo siento. Solo venía a decirle que mis padres lo invitan a usted y su familia a cenar esta noche en casa.—Me di la vuelta dispuesta a caminar, pero una mano sujetando mi muñeca me detuvo.

Juro que mi corazón comenzó a latir muy rápido en estos momentos.

—Claro, vamos a ir.—Dicho esto me soltó y yo mordí mis labios cerrando mis ojos. Menos mal que estaba de espaldas y no podía verme.

Escuché cerrarse su puerta y caminé hasta la mía.

Esto es tan...

Estas creando un tipo de obsesión el cual no esta siendo nada bueno, recomiendo que te calmes.

Y yo recomiendo que cierres la boca.

Me metí en mi cuarto y me acosté en mi cama cerrando mis ojos.

Él buscaba mis labios lentamente, me agarraba de la cintura con una mano mientras que con la otra acunaba mi mejilla.
Rosaba sus labios con los míos, maldita sea beseme de una vez.

Dejé esos estúpidos pensamientos de lado y suspire intentando dormirme sin tener de por medio algún pensamiento con Shawn Mendes.

(...)

—Emily, despierta.—Sentí como sacudían mi hombro despacio y yo me quejé tapándome con las cobijas—Ya estan los invitados, despierta.

Me senté en la cama rápidamente y me levanté corriendo al closet.

—Ya voy mamá, me voy a cambiar estoy hecha un desastre.—Ella asintió y salió de mi cuarto.

Diablos, ya estaba acá y yo estaba hecha un verdadero desastre.

Agarré una falda acampanada negra y una blusa de gasa color azul, metí sus bordes dentro de la falda y me cepille el cabello.

—¡Emily la cena se enfría!—Bufé y salí rápido de mi cuarto.

Llegué al comedor y estaban todos sentados.

Mi padre en la punta, Shawn al lado junto a su esposa, al lado de ella estaba Ashton y mi madre en la punta. Me senté a un costado de mi padre, justo en frente del señor Mendes. Le heche una rápida mirada y el me miró, agache mi cabeza y tomé los cubiertos.

Intenté cortar la carne pero esta no cortaba.

—Esto no cor...—Miré y estaba cortando con el tenedor.

—Dudo que el tenedor te sea de ayuda.—Comentó mi vecino y todos rieron.

Lo fulminé molesta y volví mi mirada al plato.

En toda la cena me mantuve en silencio, sin opinar.

—Shawn, queríamos preguntarte algo.—Mi padre lo miró y este le prestó atención—Nosotros debemos irnos por dos semanas y Emily no quiere ir por que debe rendir ¿ustedes podrían estar al pendiente de ella en nuestra ausencia?

—¡Por supuesto!—Respondió su esposa—De hecho le había ofrecido trabajo a Em—¡Mierda lo había olvidado!

—Luego de rendir seguro va a estar libre.—Comentó mi mamá y yo asentí.

—Si quieres puede quedarse en nuestro departamento, así están mas tranquilos.—Me ahogué con la bebida ante el comentario de el señor Mendes y todos me miraban

¿Que mierda dijo? Definitivamente no estaba en mis planes quedarme en su casa.

---------

VECINO: Que sea secreto [S.M]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora