VECINO: Que sea secreto [S.M]

•Capítulo 4•

¿Que es lo que acabo de escuchar?

—¿Que? No—Dije sin pensar y mi madre me fulminó con la mirada.—Es decir, no tiene por que cargar con esa responsabilidad yo...—

Yo no quiero escuchar como mi sexy vecino tiene sexo con su mujer todas las noches ¡definitivamente no!

—No se diga más. Shawn acabas de salvarnos en verdad, te lo agradezco mucho.—Miré a mi padre achinando mis ojos y negando con la cabeza.

Maldito traidor.

—Mañana en el mediodía nos iremos y Emily irá a su casa.—Mi madre se reía disimuladamente, otra traidora más.

Sabía que quería quedarme en casa sola, pero seguramente así se quede mas tranquila de que su hija no va a organizar alguna fiesta o algo por el estilo.

—Okay. Si ya todo esta arreglado me retiro, quiero seguir repasando para mi examen—Me puse de pie y tenía la atención de Shawn puesta en mi, la de todos en realidad.—Buenas noches.

Sonreí amablemente y me fui a mi cuarto. Me tiré en la cama soltado un suspiro y coloqué mi almohada sobre mi rostro.

Grité por la frustración que sentía en este momento.

No quería quedarme en la casa de ellos y tener que aguantarme a la parejita feliz. Okay, sonó demasiado egoista. Pero no se lo que me pasa, es algo que siento lo cual no puedo controlar. ¡Me mata! Me mata verlo con su mujer hablando de lo que harán en la noche.

Amantes.

Hago rodar mis ojos por el comentario estúpido de mi subconsciente. No soy tan zorra para hacer eso, para arruinar una familia.
Cabe aclarar también que el hombre piensa que soy una adolescente con las hormonas alborotadas, esto esta clarísimo ¿no?

Dejo de pensar tanto en este tema, tengo que dejar de comerme la cabeza.
Me sacó mi ropa quedando solamente en ropa interior y escuchó como tocan la puerta de mi habitación.

Camino molesta hacía la puerta, es que mi mamá lo único que le gusta hacer es venir a molestar, maldita sea. Abro la puerta y al ver quién era la cierro nuevamente.

Maldita sea, otra vez no.

Corro a ponerme mi pijama que consistía en un short y una músculosa. Abro la puerta nuevamente, pero esta vez estaba hecha un tomate.

—Lo siento, de en serio lo siento—Dije apenada mirando al vecino, el cual estaba con unos libros en sus manos.—Pensé que era mi madre yo...

—Descuida, no pasa nada.—Sigo con la mirada gacha ¿por que estoy tan nerviosa?—Vine a traerte esto, es para que puedas estudiar y repasar.

Tomé los libros y sonreí tímidamente. Entré en mi cuarto y los deje sobre mi escritorio.

—Creó que ya es la segunda vez que interrumpo en un momento inoportuno.—Me di la vuelta sorprendida al escucharlo tan cerca.

Estaba dentro de mi cuarto, a unos pasos de mi.

Alerta, tenemos un problema.

—Ehh...si...supongo q-que...siempre me encuentra casi desnuda. Me apena mucho, lo lamento.—Me dedicó una sonrisa y se relamio los labios.

—¿Estas molesta por lo que le dije a tu padre?

No, si de hecho estaba muy contenta de tener que escucharlo follar. Muy contenta.

—No. Solo no me lo esperaba.