Capítulo 11: Hermanastra.

1.2K 129 2
                                    

Había algo que me estaba quedando muy en claro y es que, Ian me estaba consumiendo como ninguna otra persona lo había hecho. Quizás sea demasiado joven para decirlo o sentirlo, pero sólo sabía una cosa y sé que me estoy enamorando de Ian Benson.

Antes no me enorgullecería mucho en decirlo ni mucho menos en pensarlo, pero ahora, en este mismo momento, no me importaba. Cada vez que me devolvía el beso me estaba derritiendo más y más y claramente quería más. Mucho más.

Sentía toda la presión dentro de mí, tanta aquella voz en mi subconsciente gritándome que estaba haciendo lo correcto, que esto es lo que quiero, hasta la voz de mi madre repitiéndome que tomará las cosas con calma, pero no puedo hacer eso. Quizás sea una decepción para ella cuando le cuente que nos besamos, pero he hecho demasiados sacrificios por ella, que ahora es mi turno. El turno de pensar en mí y solamente en mí.

Tuve que apartarme de Ian, sólo para tomar el aire suficiente que había perdido por los últimos cinco minutos. Necesitaba tiempo para acostumbrarme al sabor de sus labios, a su aroma a todo sobre él. Quería que esto fuera algo que durará, no algo que solo es para matar el tiempo, quería algo serio con una persona. Y creo, realmente creo que Ian es el indicado para eso. No tardamos mucho en que nuestros labios volvieran a tocarse una y otra vez; sus manos bajaron hasta mis muslos, cargándome y permitiendo que rodee sus caderas con mis muslos. Él caminó hacia la orilla, pegando mi espalda contra esta. Nuestros labios se despegaron, ya que fui yo quien finalizó el beso. Sonreí.

—Te dije que te besaría — mi respiración estaba acelerada al igual que mi corazón, quería seguir besándolo pero antes tenía que hablarle sobre algo muy importante para mí y algo importante que marcó mi vida — Me gustas, realmente me gustas.

Él sonrió y volvió a besarme, pero fue un beso corto.

—Tu me gustas desde el primer momento en el que te vi en esa fiesta — Ian besó mi mandíbula —  Aunque no lo sepas, te estuve observando, durante toda la fiesta sólo porque no quería que te escaparas de mí — ahora besó mi cuello, poniéndome la piel de gallina —, fue egoísta haber permitido que Jake se quedará hablando mal de mí, pero algo me decía que te dejará ir.

—¿Por qué no lo hiciste?

Quise que la pregunta fuese sería, y lo que él me estuviera diciendo también lo fuera, pero si él me está besando no podré concentrarme para estar analizando todo esto. Simplemente, me vuelve totalmente loca y fuera de control.

—Ya te lo dije, soy egoísta, sólo pienso en mí, Charlotte.

No hubo más dudas, pero él deseo era más que eso. Su cálida lengua se extendió hasta mis claviculas, haciendo que soltará un largo suspiro. Cerré mis ojos y solo por hoy, solo por esta noche me dejaría llevar por el momento, nuevamente coloqué mis manos alrededor de su cuello y me mantuve quieta para no interrumpir lo que él estaba haciendo; era algo tan agradable que no quisiera que parará. Al abrir mis ojos, mi vista estaba nublada y me costo trabajo regresar a la realidad, miré hacia detrás de Ian e hice que dejará de besarme cuando mi mirada se cruzó con la de Meredith, la cual estaba de pie a un lado de la piscina, ella soltó un grito.

—¡Dios mío! — cuando Ian escuchó ese grito, fue lo suficientemente claro para que me bajará y que mis pies regresarán a la piscina — Ian, ¿cuantas veces te he dicho que en la piscina no?

Abrí mi boca con sorpresa. No sólo porque Meredith por alguna extraña razón estaba aquí, si no que también por lo que ella acababa de decir. ¿Acaso Ian ha traído a muchas chicas aquí? Quiero decir, sé que él no es un pan de Dios, pero no pensé que a todas las trajera aquí.

—¿Puedo saber porque esta ella aquí? — ella cerró sus puños a un lado de sus muslos, Ian respiró.

—Por una noche, Meredith, por una maldita noche que te pido que no me molestes, ¿no puedes hacer al menos eso?

El Libro Negro De Charlotte| EDITANDO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora