Capítulo 12: Abuelos.

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Los últimos dos días han sido una locura total. Después de que llegue a casa la noche en la que bese a Ian, me había dicho a mí misma que llevaríamos las cosas con calma, pero no pude contenerme cuando lo tenía enfrente de mí. Gracias a Ian Benson, me había perdido más de tres clases. Me sentía toda una universitaria cuando nos escondíamos en el cuarto del conserje para besarnos o cuando nos saltamos clases para irnos a cualquier otro sitio, ya saben, para tener intimidad. Tenía tanto tiempo sin haberme sentido así de viva, y sé que cuando mamá se entere que he estado faltando a clases por culpa de Ian, me matará. Pero creo que valdrá la pena, totalmente.

Y con relación a Dylan, creo que solo fue por el momento, creo que solo por el momento tuve ese episodio de debilidad, pero ahora conociendo y estando más con Ian, estoy convencida de que Dylan solo es mi padrastro y nada más.

Este fin de semana nos iríamos a quedar en casa de los abuelos de Melanie. La sola idea me estaba aterrado, pero al menos conocería una ciudad más de Luisiana. Era una lástima que mamá no nos acompañe, pero en el hospital en el que está trabajando, la necesitan más que nosotros en casa.

Ahora mismo Melanie y yo estábamos guardando nuestras pertenencias en el auto de Dylan. Todavía no han podido encontrar su auto el que le robaron dos días atrás, pero al parecer hoy mismo volverán con la búsqueda.

-¿Llevan todo lo necesario? - mamá salió de casa, con una taza de café en la mano - No quiero quisiera que uno de ustedes conduzca seis horas de regreso porque olvido algo.

La miré por encima del hombro y negué con la cabeza.

-Estamos bien, ¿de acuerdo?

Detrás de Angela, venia Dylan. Él se detuvo con mamá y le susurró algo al oído, no pude escuchar que fue, pero la sonrisa que tenía ella se esfumó.

-¿Jamás has ido a Monroe? - Melanie se colocó enfrente de mí, desviando mi mirada de Dylan hacia ella. Melanie tenía una ceja levantada y una pequeña sonrisa en sus labios. Rápidamente negué con la cabeza y cerré la cajuela -Te va a encontrar, créeme que mis abuelos son muy amables.

Sonreí, esperando no sentirme incomoda por el viaje familiar. En donde tendré que ir porque mamá quiere que conozca a mis abuelos. Ni siquiera llegue a conocer a los míos, por lo que dudo demasiado que de la noche a la mañana empiece a llamarlos abuelos como tal. Prefiero llamarlos señores Day. Y hablando de Day, Dylan se despidió de mamá con un beso en la sien y camino hacia la dirección de Melanie y yo.

-Deberíamos irnos, tu abuela quiere que estemos allá antes de la cena - eso fue hacia Mel, no hacia mí. Ella asintió con la cabeza y luego se sentó en el asiento de pasajero. Dylan me miró brevemente y sonrió - Angela me pidió que la llamaras cuando lleguemos a Monroe.

-Seguro.

Sin decir nada más, me dispuse a sentarme en los asientos de atrás. Dylan rodeo el auto hasta meterse y sentarse en el piloto. Miré por última vez hacia la casa, Angela ya se había metido por lo que es hora de irnos. Unos minutos después, estábamos dejando la mansión atrás.

-Bella durmiente - alguien me tomo de la mano, jalándome hacia delante - Charlotte.

Abrí mis ojos de inmediato. Los ojos verdes claros de Melanie estaban a pocos centímetros de mi rostro, haciéndome hacer hacia atrás. Ella sonrió y se apartó.

-Ya llegamos - dijo ella.

Parpadeo un par de veces hasta que recupero la razón. No había recordado quedarme dormida, pero la verdad es que estaba muy cansada. Ayer Meredith nos puso a darle la vuelta al gimnasio cinco veces, y no sé si lo hizo porque salgo con su hermanastro, o quien sabe, pero a mi es la que me está poniendo el trabajo más pesado; haya afuera el cielo estaba completamente obscuro, antes de que me quedara dormida el sol estaba calándome en el rostro, pero no hay rastro de él. Quizás ya sean las seis de la tarde, o más tarde, no lo sé. Melanie y Dylan ya estaban afuera del auto, por lo que tuve que salir para estirar las piernas. Al estirar mis brazos, escuche como todos mis músculos se tensaron, Dylan rió, haciendo que pusiera los ojos en blanco.

El Libro Negro De Charlotte| EDITANDO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora